Capítulo veintiocho/ Intentar.

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Summer.

Jamás creí que esta biblioteca sería como un refugio para mí, o al menos nunca imaginé que este lugar realmente se volvería tan importante en mi vida. Tanto así que llegar aquí es como si la sangre que hay en mí pudiera circular de manera correcta por todo mi cuerpo y eso significa que mi corazón podrá estar bien. Lo que trato de decir es que, después de un día lleno de emociones, venir aquí es como si pudiera por fin descansar y estar lejos de lo que me atormenta.

Marta es una persona puntual, por eso no me sorprende ver que todo ya esté abierto. Me gusta entrar y oler ese característico olor a libros que tiene este lugar. Camino hasta el mostrador, sin embargo, no logro ver a Marta. Giro mi cuerpo buscándola y la veo saliendo del baño. Ella al verme suspira con alivio y se acerca a mí con los brazos extendidos. Cuando está lo suficientemente cerca, tira de mí y me braza queriendo romper algunas de mis costillas.

—Menos mal que estás bien. — me acaricia la cabeza y me aleja tomándome por lo hombros —. No vuelvas a hacer eso, ¿o acaso crees que mis años de experiencia creerían que tuviste un resfrío? — rio porque a ella nada se le escapa.

—Está bien, prometo que la próxima vez responderé todos tus mensajes.

—Espero que no haya próxima vez — dice.

—Yo también.

Me sonríe y puedo ver la calidez en su mirada, esa que he visto que las familias se dedican o cómo mi tío me sonríe. Le devuelvo el gesto y ella palmea mi hombro para alejarse.

—Si quieres puedes esperar a Teo antes de ordenar. —mi sonrisa se borra al instante en que menciona su nombre.

—Ehh... no hace falta. Voy a subir y a encargarme de todo yo sola. Puedes decirle a él que se encargue de aquí abajo, — trato de escapar, pero ella me lo impide.

—Alto ahí, jovencita. — me detiene con los brazos en jarra —. ¿Acaso ustedes dos volvieron a discutir?

—No precisamente.

—¿Entonces?

—Bueno... — veo de refilón por la ventana el auto de Teo antes de mirar a Marta. Y con su llegada comienzo a ponerme nerviosa —. ¿Escuchaste eso? Creo que se cayó un libro. Iré a ver.

Subo rápidamente las escaleras y me escabullo entre los altos estantes llenos de libros. Escucho la puerta abrirse y si Marta no me delata, lo hará mi corazón.

—Está arriba. — oh, fue Marta la traidora.

Nunca, jamás lo he visto venir aquí por las mañanas, ¿por qué justo hoy tiene que venir? Cuando lo sucedido fue hace apenas un par de horas.

Escucho sus pasos acercarse y empiezo a tantear con los libros, sacándolos, leyendo sus títulos para volver a colocarlos en su lugar.

Se me hace raro no escuchar nada, ya los pasos de él no los escucho. Pero cuando volteo lo encuentro a él parado con su postura relajada. Pego un grito ahogado y me llevado la mano al corazón.

—Mierda...— arquea una de sus cejas —. No sabía que habías llegado.

—Qué curioso. —dice con su voz calmada —. Yo creí haberte visto correr mientras bajaba del auto.

—Mmm... No, creo que la edad ya te está afectando la vista. — frunce su ceño y yo aclaro mi garganta antes volver a sacar y poner libros.

—Summer, ¿estás evitándome?

—No, claro que no. — miento sin mirarlo.

—Entonces podemos hablar de lo sucedido— dice.

—¿Qué cosa? — trato de hacerme la desentendida.

Hasta Que Lo Efímero Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora