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Cuando Lando y yo paramos por primera vez en veinte minutos, a salvo de que nos atrapen porqué estamos debajo de un puente a la orilla de un canal por fin puedo empezar a sacar todo el estres que me causó la situación.

Golpeo su hombro repetidas veces mientras lo insulto en varios idiomas, pero principalmente en mi natal. Mis cabellos vuelan por todo el lugar y eso hace que él se ría.

—Pareces un perro rabioso, por Dios —se burla cuando por fin me calmo y sólo lo miro con furia antes de bajarme del auto y azotar la puerta al cerrarla—, vamos, Avery ¿Acaso no fue divertido?

—No cuando pudieron atraparnos, ¿Qué diablos ibas a decirle a la FIA? —lo miro con el ceño fruncido esperando una respuesta pero el solo se recuesta en el capo, cruzando una pierna sobre la otra y entrelazando sus brazos—, ¡Te imaginas si mi madre se entera!

—¡Pero no lo hará, A! —brama—, eres buena ocultando cosas, ¿Qué mas da esto?

—Esto es por Max, ¿Me hiciste pasar ese peligroso momento por haberlo visto?

Baja la cabeza avergonzado y yo simplemente puedo reírme sin gracia, sin poder creer lo que me acababa de confirmar su silencio.

»Eres increíble.

El sarcasmo es evidente, por lo que rueda los ojos. Pero no quiero verlo así que simplemente me doy la vuelta y empiezo a caminar hasta el barandal donde el río pasa a unos cuantos metros abajo.

¿Por qué importaba siquiera? ¡Max dejo de doler hace tanto! Lo único que me duele es que nadie ha podido amarme como él, porque siempre por alguna u otra razón me abandonan.

Nunca fui suficiente, ni siquiera para Max, quien gritaba al mundo entero que yo era la mujer con la quería quedarse para siempre... que yo era perfecta para él.

Lágrimas de rabia salen de mi, porque recordarlo me  pone de malas y no porque quisiera tenerlo de nuevo conmigo, sino por todo el daño que deje que me hiciera, porque aun cuando ha pasado tanto tiempo, los traumas de insuficiencia me persiguen.

—A, yo... lo siento, no debí de meterme en eso.

—Esta bien, Lan. Simplemente estoy un poco asustada por la manera en que todo sucedió, lamento decirte hijo de perra en francés —me disculpe entre lagrimas con una risa—, no te lo merecías.

—En realidad sí, por enojarme por algo que no debería de importarme... es solo que recuerdo tan bien la noche en que tus ojitos se apagaron por un imbecil y no quiero que vuelvas a caer en sus brazos —se posiciona a mi lado, ligeramente tímido pero invadiendo mi espacio poco a poco—, no quiero que vuelvas a sufrir, eres mi mejor amiga, no quiero que vuelvas a irte.

—Oh, Lando —me suelto a llorar en su hombro, pasando mi brazo por su torso para aferrarme a él—, te juro que intento ser una chica nueva, una chica que se enamora otra vez, pero solo recuerdo como me sentí esa noche y... no quiero volver a llorar hasta dormirme por sentirme insignificante. Sé que no lo soy, todo mundo lo repite pero, aun así a veces mi mente me miente.

Lando pasa su brazo por mi espalda y me acaricia reconfortandome. No siempre sabe decir muchas cosas, pero la manera en que siempre me escucha y me deja desahogarme acariciandome me llena el corazón de paz, porque tampoco quiero que me digan nada.

—Tu también eres mi mejor amigo Lan —me alejo un poco, pero me aferro a su bicep abrazándolo como si eso fuera suficiente—. Fue a casa, lo poco que hablamos era implorándome que regresara con él, pero ni siquiera quiero verlo.

—Pues Charles esta vuelto loco, esta esperando que regresemos a casa para hablar contigo —murmura—, esta reconsiderando que regreses a Maranello.

WHY - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora