22; where were in the morning?

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Lo que mas temía se volvió realidad.

Landó desapareció antes de que yo despertara y es como si su vida desapareciera de la mía. No contesta llamadas, no hay ninguna publicación indecente de él en ninguna red social y los chicos parecen no saber de su paradero.

—Estará bien. Es Lando, cuando algo lo abruma sale corriendo a casa de su hermano —Carlos responde con simplicidad mientras caminamos por las calles de Monaco disfrutando de los últimos días de vacaciones—. Por alguna razón se habrá ido.

Me siento fatal.

Mi mente sólo piensa en lo que pudo haber pasado cuando me vio a su lado. ¿Se arrepintió? ¿Le di asco? ¿No quiero volver a verme?

No lo sé, pero nada me hace sentir bien. Porque recuerdo como se sintió mi cama esa mañana y él ni siquiera dijo algo, como si fuera una chica cualquiera.

—Como sea, donde esté ojalá le vaya bien —murmuro, devorando mi gelato, fingiendo que no estoy devastada por dentro—. Iremos a la playa con los demás, ¿vienes?

—¿Y perderme de la oportunidad de hacer sufrir a Charles con su bronceado? Jamás —se burla, haciéndome reír porque su risa es contagiosa—. Pero acábate eso antes de entrar a mi auto, no quiero que lo manches.

—Sólo paso...

—Todas las veces que te subes —me regaña con una mueca de enojo que me hace reprimir una sonrisa—. Anda, apúrate.

Quiero replicar pero ya se ha llevado medio gelato con su cuchara para ayudarme. Empezamos a pelear por ver quien acaba mas rápido y claramente me gana.

Cuando llegamos al muelle, mis hermanos, sus novias y mi madre están esperando, esta vez no invito a Chris porque no tengo ganas de sentir mi sagrado espacio invadido y por eso Carlos es mi opción favorita.

—Carlos, haz bien tu trabajo, por Dios —golpeo sus manos para que me ponga bien el bloqueador pero es tan flojo y distraído en la plática de Charles que lo esta haciendo todo mal—. Voy a golpearte.

—Inténtalo —me reta, entre risas—. Ya, ya. Quejica igual que tu hermano.

—¡Avery, cuidado!

—¿Cuidado?

Tan pronto pregunto a Charles, siento que el agua entra por mi boca cuando caigo. Arthur me ayuda a salir a la superficie y se ríe como tonto, mientras golpeo su cabeza tratando de no ahogarme en el intento.

Cuando los chicos se avientan, salpican mi cara y empezamos a jugar a los clavados. Es tan divertido que por la tarde, estoy tan cansada admirando el atardecer.

Papá solía traernos en verano al muelle a ver los atardeceres, mientras comíamos donas con helado. Los seis en una fila, yo siempre a su lado. El fue quien me regaló mi primera cámara para tener bonitas fotos familiares de momentos como esos.

Lo recuerdo tan bien y me llena de felicidad, porque aunque ya no esté con nosotros, a dejado esa marca en nuestras vidas que repetimos cada fin de vacaciones.

—¿Quien tomara la foto? —Lorenzo llega hasta nosotros, ofreciendo su cámara.

—Yo, yo la tomo —Carlos se ofrece mientras se pone de pie.

Lorenzo, Arthur y Charles parados detrás de mi madre y yo. Es una preciosa foto en un atardecer en Monaco. Mi ciudad, mi hogar y mi lugar seguro.

Las chicas luego se toman unas cuantas con nosotros y esta vez yo me encargo de tomarlas porque me encanta la idea de tener una foto perfecta.

—Es lindo, ¿no? —Lorenzo se sienta a mi lado esta vez, ya con la noche acaparando el cielo, por lo que regresamos a casa—. Estar todos juntos, disfrutar del mar y rodearnos de personas que nos aman.

WHY - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora