13; Personal

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Lando vuelve a Inglaterra por un par de asuntos con Mclaren y yo regreso a Monte Carlo porque quiero ver a mi madre antes de volver a irme para las últimas carreras antes del paro de verano.

—Vamos Charles, es temprano y no me jodas con tus desayunos todos feos —vuelvo a taparme pero puedo escuchar la risa de mi hermano y un tirón de la sabana—, juro que si no te vas de aquí en un segundo, voy a ponerle clavos a tu bebida la próxima vez.

—Lorenzo esta abajo y te trajo un regalo de Malaga.

Charlie estalla en risas cuando me siento como un resorte sobre mi cama y sonrío como niña pequeña en navidad.

Salimos de mi habitación y tan pronto veo a mi hermano mayor salto a sus brazos porque tiene tanto que no nos vemos ni hablamos porque está ocupado en sus negocios y su novia, y yo con Charles y las carreras.

—Te extrañe mucho —beso su mejilla con barba que me pica y eso lo hace reír.

—Y yo a ti, Marie.

Hablamos un poco de su viaje y sus negocios, mientras desayunamos la horrible pasta de Charles pero nadie dice nada porque mamá nos amenaza con la mirada. Arthur y yo tratamos de pasarla directo sin hacer alguna mueca.

—¿Qué tal si salimos a almorzar todos hoy? —Lorenzo asiente ante mi pregunta—, dile a Charlotte que venga, bueno a sus novias. Dios que sola me voy a sentir.

—Invita a Lando —Arthur dice al alzar la respuesta pero al momento en que Charles me mira con enojo Arthur sabe que la a cagado—, o no, mejor no. Invitaré a un amigo, para ti.

El desayuno sigue normal. Charles se va a su departamento para estar con Charlotte mientras Lorenzo se va su casa para estar con su Charlotte, mientras que Arthur va a buscar a Carla.

Mamá y yo nos empezamos a arreglar. Ser hija de una estilista siendo mujer es algo que sufro todo el tiempo, porque me encanta verme bien todo el tiempo y ahora que he vuelto a mi vida glamorosa de siempre, es difícil no querer verme bien.

—Hola, Lan —hablo a la pantalla cuando contesto su llamada por FaceTime, mientras me pongo mis aretes.

—Que guapa, ¿a dónde vas? —el parece descansar en la oscuridad de su habitación.

—Iremos a una cena en familia, aunque habrá un intruso. Arthur invitara a un amigo para que no me sienta sola ¿Puedes creerlo? —me burlo, pero miro la pantalla cuando Lando se queda en silencio—, ¿Estas ahí?

—Sí, lo siento, es solo que me parece gracioso que quieran conseguirte una cita cuando puedes estar con tu madre.

—Eso mismo pensé, pero Arthur dice que el chico que irá podría gustarme. No lo sé, tal vez se de. En fin, ¿Como me veo?

—Malditamente bien —murmura, y esta vez presiento que esta enojado por algo porque lo conozco—, mañana regreso a Monaco.

—De acuerdo, me avisas para ir a verte ¿Buffet de pizza? —asiente—, me tengo que ir, creo que Lorenzo llego por nosotras.

—De acuerdo, preciosa. Cuídate mucho.

Tiro un beso en su dirección y cuelgo la llamada a tiempo en que Arthur entra a mi habitación, avisando que ya Carla esta con él y que su amigo nos vera allá.

Quiero decir que no estoy emocionada. En Maranello nunca tuve citas porque mi constante trauma de infidelidad me perseguía y las pocas veces que dejaba entrar a un chico me recordaba porque huía de los hombres. Fueron pocos pero suficientes para creer que todos eran iguales.

La vez pasada que Arthur también organizo una doble cita yo no estaba cómoda y el chico terminó yéndose, no me sentí mal. Al final no me había gustado ni un poquito.

—Avery, el es Christopher, amigo de un amigo.

Dios, es hermoso y definitivamente de mi tipo. Es alto, corpulento, piel canela y ojos bellos de color verdes aceitunados. Sus cabellos tienen rulos pequeños y unos labios envidiables. Es una copia joven de Jason Momoa.

Me gusta y tiene esa cara picara que anuncia problemas.

—Avery Leclerc, hermana de este tonto —extiendo mi mano para que la tome y me sorprende que sea tan descarado para besar mi mano.

—Los tontos siempre tienen hermanas hermosas —me hace reír y a él parece gustarle escucharme porque parece orgulloso.

Nos sentamos en una mesa con una preciosa vista al mar de Monaco, donde brilla pues el sol está en su punto máximo. Es primavera, mi estación favorita y todo brilla tan hermoso que fotografió todo lo que veo.

Me tomó fotos con las chicas, le tomo foto a los chicos y al finalizar una de nosotros cinco al rededor de mi madre, mientras que Lorenzo y Charles están sentados a su lado, así que Arthur y yo estamos sentados sobre el bello jardín a los pies de ellos.

Es una bellísima foto.

Christopher se une a algunas fotos y al final, Arthur me avergüenza cuando dice que solamente seamos nosotros dos en una foto. Me da un poco de timidez, aunque hayamos hablado todo el almuerzo, parecía que nos conocíamos de años.

—Te llamo cuando pueda, a veces estoy lleno de trabajo pero me haré el tiempo —Christopher besa mi mano de nuevo y solo asiento, totalmente embobada en su sonrisa.

Estoy tan feliz que le llamo a Lando y me contesta al segundo.

—¡Dios, Lan! ¡Lo hubieras visto! ¡Es bellísimo! —chilló como una colegiala mientras me aviento a mi cama—, es alto, moreno, de ojos lindos.

—¿Estas hablando de mi? —su confusión es evidente y estallo en risas tratando de que no vea mis mejillas sonrosadas.

—Hablo del amigo de mi hermano, se llama Christopher. Es un poco mayor, pero es divertido, amable y trabajador.

—¿Sigues hablando de mi? —sigue bromeando mientras mira la pantalla sin ganas. Parece estar sumido en la oscuridad de su habitación.

—Y huele riquísimo.

—Estoy muy feliz por ti, Avery. Lo que haz estado pidiendo todos estos meses por fin se te hará realidad —su falta de interés me molesta y solo frunzo el ceño, sentándome—, esperemos que no sea celoso y me aleje de mi mejor amiga.

—Lan, los mejores amigos jamás van a separarse, lo que tu y yo tenemos es especial —trato de sonar tranquila para que no se abrume pero parece que ninguna de mis palabras le agrada.

—Debo irme... no llegaré a Monaco mañana, tal vez te vea hasta Sylverstone.

—¿Y eso...

Cuelga sin si quiera permitirme terminar. Me molesta un poco su actitud pero decido darle su espacio.

Personal - The Vamps, Maggie Lindemann

Personal - The Vamps, Maggie Lindemann

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WHY - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora