21; Disconnected

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Cuando vives a las afueras de Monaco las noches son tan tranquilas y silenciosas que se te hace difícil creer que esta en la misma área que Monte Carlo, dónde la ciudad esta en su máximo esplendor la mayoría de veces.

Más ahora que es vacaciones, fin de semana y los pilotos están disfrutando de las suyas.

Pero yo me siento totalmente tranquila bajo la luz de la luna en mi jardín, escuchando música de pop americano en mis auriculares, con mi imaginación a todo lo que da porque pienso que estoy viviendo cada canción.

—Que concentrada estas —uno de mis auriculares es quitado y puedo sentir el calor de Lando junto a mi. Es imposible no reconocerlo con su olor masculino, mezclado con suavizante de ropa y su irreconocible calor ameno—. Te brillan los ojos.

—¿En serio? —lo miro y siento que la luz de la luna no le hace justicia con lo hermoso que es, con sus ojos preciosos, su cabello bien peinado y su sonrisa grande.

—¿Te he dicho lo mucho que me gusta verte de verde? Me recuerdas a una hada... eres mi hada —se acuesta sobre su costado para mirarme desde lo alto, pues sostiene su cabeza con su mano.

Me paralizo cuando su otra mano va hasta mi rostro y me acaricia con las yemas de sus dedos de manera delicada y concentrada, como si tuviera miedo de romperme.

—Lan... a mi me encantas todo tú —esta vez, sus mano apretó mi mejilla haciendo que mis labios se hicieran de pescado.

—Ámame, Avery Leclerc —su voz suena un tanto lenta que me deja hipnotizada—. Ámame para siempre.

Siento la necesidad de cerrar el espacio. De que por fin pase, porque siento que no volveré a tener una oportunidad como esta.

Pero cuando uno piel con piel, se siente como si fuera un tacto lejano, frío y sin sensación. Pero me siento húmeda y no por el beso.

Abro los ojos y puedo encontrarme con la noche gris, donde algunas gotas caen sobre la piscina y otras sobre mis ropas.

Dios mío, me estoy volviendo loca.

—¡Avery Leclerc, entra a casa o vas a enfermarte! —mi madre grita desde la puerta corrediza de vidrio.

Corro sobre el jardín cuando la lluvia se intensifica y me rio porque mi ropa ya esta empapada y seguro parezco un perrito mojado.

»Date un baño, para que podamos cenar.

Durante el baño, pienso y pienso sobre el sueño. Me asusta un poco la sensación de amor que crece en mi porque hace que mi corazón salte de alegría. Pero me agrada la sensación que es extraña para mi.

Por la madrugada, estoy mirando una película de miedo junto a mi madre que ya esta dormida. No me estaba dando ni un poquito de miedo, pero cuando mi celular vibro me hizo saltar sobre mi asiento y refunfuñe cuando vi que algunas palomitas de maíz estaban esparcidas por el lugar.

—Hola, Lan ¿Qué haces llamándome a esta hora? —murmuro, porque mi madre esta acostada a mi lado.

—Es-estoy afuera —susurra y puedo fruncir el ceño porque su voz suena un poco torpe. Con cuidado, me acerco a la ventana y puedo verlo estacionado frente a la puerta—. ¿Vienes o me voy?

Me rio un poco porque sé que quiere sonar amenazador pero suena tierno.

Su Jolly azul es una pieza única, es bellísimo y aunque el azul no me gusta la pintura del auto me parece hermosa.

—¿Así que Landito salió de fiesta y no llevó a su mejor amiga? —bromeo, dándole un beso en la mejilla como saludo. Pero él parece no saber que decir—. ¿Qué te trajo hasta mi?

WHY - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora