26; No sense

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Mi manos están apunto de tirar el pastel que pesa como diez kilos (es de 2 kilos), con el dibujo de Rayo McQueen, una luz de bengala y un pequeño letrero de Feliz Cumpleaños, Charlie.

—Niña, ni te ves —Carlos quita de mis manos el pastel y por fin puedo respirar con tranquilidad. Me rio tímida porque me mira con burla—. Ese hombre ni ha despertado y le darás azúcar.

—¿Se volvió a dormir? —gruño, mirando la habitación que hay asignada para mi hermano en las oficinas—. Ya ha dormido todo el día.

—Ayer nos llevaron a cabalgar, Charles no aguanto. Le duelen las piernas —murmuró—. Aparte creo que ha discutido con Charlotte, se despertó de mal humor.

—No me extraña, Charlie quería regresar a Monaco y celebrar los cumpleaños con mamá en una cena, pero Char prefirió irse con sus amigas a Portugal. No la culpo, yo igual lo haría la verdad —alzo los hombros restándole importancia, antes de tomar el picaporte con sumo cuidado y mirar que efectivamente esta dormido.

—¡Feliz cumpleaños, a ti! —grita con fuerza Carlos, mientras prendo la bengala con cuidado.

Charles se remueve pero no se despierta, por lo que le doy una mirada cómplice a Carlos antes de acercame a la cara de Charles, poniéndome de cuclillas.

—¡Feliz cumpleaños a ti, feli... —su cara de susto es un poema y yo sólo rio con fuerza, poniéndome de pie para seguir coreando la canción junto a Carlos—, ¡Feliz cumpleaños, Charlie!

Pongo un gorrito en su cabeza. Amo ver a mi hermano sonreír así que le tomo un par de fotos mientras mi amigo español le entrega mi regalo, para "soplar" la bengala. Me encanta verlo tan así, Charlie siempre es él más feliz en los cumpleaños.

Aparte de que le gustaba saber que los cuatro éramos casi del mismo radio de fechas, Arthur y yo el 14 de octubre; él el 16, y Lorenzo el 7 de noviembre.

Comemos el pastel junto a otros mecánicos y personal de Ferrari con los que hablábamos. Fue un agradable momento, pero Charles dijo que se aguantaría hasta Monaco para celebrar a lo grande.

Así que ahora estoy en el establo de Hada, acariciandola antes de que se la lleven a Monaco por fin. La tarde ya esta cayendo frente a nosotras y se siente tan bien.

—¿Me dejas montarte, Hada? —la miro y la apapacho un poco más.

—Nunca pensé verte hablar sola.

—Deberías de saber que yo lo hago siempre, Lan —sonrió en su dirección—. ¿Qué haces aquí?

—¿No puedo venir a verte? —lo miró obviando—. Me dijeron que estabas por aquí y vine a hablar.

—¿De qué?

Yo sé que quiere hablar. Pero no me siento lista. No cuando hace menos de una semana me dijo que no podía conmigo.

Podría tomar la oportunidad de ser feliz con él y seguir adelante, pero aquellas palabras en Japón retumbaran en mi cabeza para siempre.

Mamá dice que para ser feliz tienes que superar las cosas y seguir adelante, porque arrastrar las penas sólo va a volverte miserable.

Pero creo que si algo me dolió, tengo que asimilarlo antes de tomar una decisión y Lando no me ha dejado ni siquiera procesarlo o tomar una decisión en base a mi cabeza y mi corazón.

Porque sí lo quería ¿Pero estaba bien sí me decía que no y luego sí?

»Vamos a dar un paseo, ¿Vienes?

Me mira dudoso y sé que Lando odia lo que tenga que ver con animales grandes. Él sólo amaba los animales pequeños, los hogareños. Un caballo no es algo que tengas en tu habitación.

WHY - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora