Matías.
El silencio había llenado la camioneta poco después de mis palabras mientras Enzo asentía complacido de mi respuesta, como si la hubiese estado esperando durante mucho tiempo.
Era extraño, porque él me miraba como si fuese una cosa fascinante o quizá ahora todo encajaba en cada parte del rompecabezas, en mi veía a su esposo y su omega, no me veía a mi. Era increíble el parecido que tenía con su esposo, ¿tan loco estaría de creer que era su gemelo al cual separaron cuando nació?
También encajaba con sus apellidos, conocía el de Vogrincic, un linaje perfecto de empresarios llenos de dinero y poder, estaba claro que su matrimonio había sido algún tema arreglado entre sus familias o eso parecía.
—¿Vas a hablarme de él? —pregunté, casi atorando las palabras en mi garganta, aún cohibido por todo lo que veía.
Enzo asintió despacio—. Primero voy a llevarte a que te cambies y comas algo.
Asentí. No quería preguntar más por ahora a excepción de lo que tenía que saber, pero era extraño saber que ahora tendría una familia.
Carajo, Matías. No son tu familia.
No recordaba nada de mi familia o quienes eran los Bianchi, cuando salí del hospital no hubo nadie que me esperaba y lo único que supe fue que había dejado la casa de mis viejos hace mucho tiempo para "independizarme" y terminar trabajando en esa cafetería.
Ahora ya no era así.
Ahora Enzo me había atrapado y pronto llevaría su anillo y su apellido junto al mío. Una tetra que tenía que vivir.
Pero, ¿cómo es que Enzo tenía la cara de hacer esto?
Maldito hijo de puta. Me había engatusado pero ahora ya no había vuelta atrás.
[...]
La camioneta se había aparcado frente a un enorme y lujoso edificio, algo que contrastaba con la ropa que llevaba, toda empapada y mojada.
Bajamos y caminamos hasta el interior, estaba desolado, casi parecía que Enzo había comprado todo el lugar solo para que nadie nos viera, pero las personas del servicio que se encontraban lo saludaban y me miraban con la misma mirada en que lo veían a él, con respeto y hasta podría decir que con temor.
¿Quienes eran verdaderamente Matías Recalt y Enzo Vogrincic?
A pesar de sus miradas de respeto, observaban mi ropa y casi parecían sorprendidos de lo que llevaba. Bueno, Matías Recalt era el esposo de un Vogrincic, era obvio que no llevaba una playera y unos pantalones sueltos.
—Matías —la voz de Enzo inundó mis oídos y mi mirada fue hasta él, pero no estaba solo él, había una mujer frente a nosotros, alta y rubia—. Emilia, Matías es mi esposo.
—Es mucho más hermoso en persona, señor Vogrincic —me dijo, sonríe, totalmente extrañado de escuchar ese apellido—. Por favor, síganme.
Mi mirada se dirigió hasta Enzo y éste me tomó de la cintura para empujarme a su lado y conducirme hasta el ascensor, su agarre era cálido pero fuerte y posesivo, casi que hizo erizar mi piel mientras apartaba la mirada avergonzado de sentir a un alfa tan imponente como él, sostenerme de esa manera, quería quitar su mano y lanzarle algún insulto, pero no podía, ante esa mujer, era su omega.
La mujer presionó el botón del último piso y en menos de cinco minutos estuvimos en el penthouse de ese lugar, lujoso, elegante y sofisticado, algo para una persona con mucho dinero. Tenía hermosos candelabros y todo parecía ser sacado de oro puro y plata.
ESTÁS LEYENDO
Un corazón de mentiras (LIBRO #1)
Fanfiction«Lo nuestro siempre estuvo llena de mentiras y secretos desgarradores y aún así, mi corazón y cuerpo seguían perteneciéndole solo a él». O donde Matías cae en el juego mental y confuso que Enzo le da en bandeja de plata. AU OMEGAVERSE