Capítulo IX.

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TW: Capítulo largo. Contenido explícito (+18).

Narrador Omnisciente.

Los invitados comenzaban a tomar asiento en cada uno de sus respectivos lugares en el adornado jardín donde se llevaría la pequeña ceremonia privada que la familia Vogrincic Recalt siempre hacía por aniversario en su día de bodas. Recién cumplían cuatro años de matrimonio y sus amigos más íntimos y familiares se reunían cada año para celebrarlo en una pequeña renovación de votas, y este año no podía ser la excepción.

La decoración era idéntica a la de ese día hace cuatro años atrás cuando dos jóvenes unieron su vida para siempre, jurándose lealtad, fidelidad y amor para siempre.

Matias miró por la ventana como todos hablaban y reían entre ellos, saludando a Enzo y viéndolo sonreír mientras éste cargaba a su hijo en brazos luego de habérselo entregado mientras él iba a mojarse un poco la cara, no sabía porque, pero los nervios lo carcomían entero, por completo, casi consumiéndolo.

Los nombres de la mayoría los sabía por lo que Enzo le había dado a conocer, sin embargo, no había algún familiar suyo o de Matías Recalt, solo amigos íntimos y la hermana de Enzo que se encontraba junto a su hermano sonriendo y saludando a su pequeño sobrino.

Un suspiro salió de los labios del argentino cuando todos comenzaron a tomar lugar de una vez por todas, antes de ver como Enzo le entregaba Lio a su hermana, lo vio caminar hasta el interior y sus miradas se encontraron cuando salió a su encuentro.

—¿Estas listo? —la pregunta sono casi como una burla en la cabeza de Matías. Claro que no estaba listo.

Asintió—. Sí, claro, vamos. No hay que hacerlos esperar, ¿no?

Enzo asintió y estiró su brazo para que Matías lo tomara y lo hizo, enrollando sus dedos en el codo de Enzo mientras lo miraba por última vez, Matías solo pudo apreciar lo atractivo que Enzo se veía con ese traje oscuro y ese moño en su cuello, su cabello perfectamente peinado y ese hoyuelo que lo volvía loco; Enzo tampoco se perdió de ningún detalle de su omega, apreciando lo hermoso que se veía de ese blanco crema, delineando su cintura sobre su pantalón y luciendo increíblemente hermoso.

Cuando salieron al pasillo de la carpeta blanca que los conducía hasta el altar, todos posaron sus miradas a la pareja que entraba mientras la música de los violines y el piano se escuchaba, entre sonrisas y miradas, Matías apretó su agarre sobre el brazo de Enzo y suspiró tembloroso.

—Siento que me voy a caer —susurro mientras caminaba y Enzo lo miró por unos segundos antes de inclinarse sobre él y besar su oreja.

—No voy a dejarte caer, Matías. Te tengo.

Esas palabras hicieron que sus miradas se encontraran una vez más y Matías sintió como algo en su pecho se removía, su cabeza pulso y su corazón se aceleró antes de que un rápido flashback borroso aterrizara en su cabeza como un recuerdo ajeno a él, como algo que no se sentía suyo.

—No voy a dejar que lo hagas, Matías. Te tengo.

Apartó la mirada rápidamente de la de Enzo completamente trastornado de esas voces que lo atormentaron por unos segundos. Sonrió o eso intento mientras avanzaban y llegaban hasta el altar, donde todos tomaron asiento y escucharon atentamente la ceremonia.

La ceremonia continuó mientras intercalaban miradas entre ellos y recitaron sus votos, la música sonaba suavemente y casi de forma tenue para no interrumpirlos, young and beautiful se escuchó de fondo con el instrumental cuando firmaron nuevamente sus votos y unieron una vez más sus vidas para siempre. Matías sintió como su respiración se cortó cuando Enzo tomó su cintura y lo pegó a su cuerpo, sujetando su mejilla e inclinándose hacia él para unir sus labios una vez más, sus manos quedaron atrapadas entre el pecho de el pelinegro y se inclinó hacia adelante para ayudarlo a unir más rápido sus labios, ansiando eso.

Un corazón de mentiras (LIBRO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora