Capítulo XV.

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Capítulo dedicado a las girls del grupo coquette 🎀💗.



Matías.

Matías estaba vivo. No muerto, vivo, estaba en coma y Enzo lo había mantenido así todo este tiempo.

Un escalofrío recorrió mi espalda al saber todo eso, al saber que...yo solo había sido un títere más en su juego, que había caído en él, que me había engatusado para hacerlo y lo peor, enamorarme de alguien completamente falso. El dolor que se alojaba en mi pecho era incontrolable, dolía como la mierda, no podía hacer nada más que sólo querer huir.

Cuando salí de ese estudio, regresé todo a su lugar, como si no hubiese pasado nada pero cuando entre a nuestra habitación y su aroma se mezclaba con el mío, solo me hizo correr al baño y vaciar por lo poco que había en mi estómago hasta sentir como el jugo gástrico quemaba mi garganta y veía aquel líquido amarillento caer contra el inodoro.

Pensar en toda la farsa que ambos habían montado me hacía sentir enfermo, ni siquiera sabía que mierda pasaba por sus cabezas al crear todo esto. ¿Por eso su instinto irracional se mostraba posesivo cuando Malena estaba cerca? Claro, temía que las cosas del pasado volviera a repetirse. Que le quitaran su bonita fachada de familia funcional y tradicional.

Eran tal para cual, unos malditos enfermos.

Lo único que cruzaba por mi cabeza era la manera de huir, y cuando acepté saber la verdad, la persona del otro lado fue lo primero que me dijo.

Busca la manera de salir rápido.

Quería eso. Quería irme lejos, quería llevarme a Lio conmigo y alejarlo de la mente tan retorcida y jodida de Enzo Vogrincic y de la imagen muerta de Matías Recalt.

Me levante del suelo cuando todo mi estómago quedo sobre el inodoro y me apoye sobre el mármol del lavamanos, mirándome al espejo, ni siquiera era yo, parecía un fantasma más. Mis ojeras sobresalían en todo mi rostro pálido y mechones de mi cabello se pegaban a mi frente.

Pero debía actuar rápido. Debía irme de este lugar.

[...]

Cuando lo veo entrar a la habitación de Lio, se acerca con pasos cautelosos y trato de que mi mirada no me delate, pero tengo miedo y mi piel se estremece solo con olfatear su aroma. Enzo se inclina sobre la cuna y besa la frente de su hijo antes de acercarse a mi y besar mi frente, las preguntas de rutina están ahí y yo respondo a cada una como él quiere, mirándome con esa sonrisa y esos ojos brillantes, sus hoyuelos están ahí pero ahora lo único que causan es miedo.

—Prepare una cena —le digo poco después de que salimos de la habitación, sonrió—. Para ti y para mi.

Enzo me mira—. ¿En serio?

Asiento. Mi actitud ha cambiado, rotundamente, desde que le dispararon y supe todo lo que ambos habían ocultado, solo he parecido un fantasma, pero esa tarde lo único que he hecho es arreglarme y tratar de cambiar la actitud y la apariencia solo para hacerlo caer en mi juego.

Para hacerlo sentir lo que él me hizo sentir.

Porque esto no era nada más que una tetra perfecta de la casa feliz.

—Me alegra que te hayas recuperado rápido, así que por eso lo hice. Una cita.

—¿Una cita? —pregunta atrayéndome a su cuerpo y mis manos tocan su pecho. Asiento.

—Dos personas, comiendo, socializando...

Enzo ríe con ironía—. Se lo que es una cita, Mati. —se inclina para besarme y yo lo dejo, porque se que debe creer que todo esto es real—. Vamos.

Un corazón de mentiras (LIBRO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora