Matías.
Bebí de la copa que se encontraba en mis manos mientras miraba todo el salón donde nos encontrábamos, mirando a cada una de las personas que estaban ahí, hablando entre ellos, riendo y presumiendo quien sabe qué, gente importante con poder y estatus, tal vez uno que otro mendigo se encontraba ahí, en especial los que se acercaban a Enzo para charlar y estos eran totalmente excluidos con una que otra palabra cortante que Enzo les decía.
Su mano estaba sobre mi cintura mientras yo solo lo acompañaba y lo escuchaba hablar, al parecer era una reunión importante entre funcionarios o algún evento de caridad, deduje que era lo último por el cartel que se encontraba en el centro con el nombre de algún hospital para niños que pertenecía a los Vogrincic.
—¿Matías? —mi cabeza giró en cuanto escuché la voz de alguien llamándome y encontrándome con una mujer un poco alta y de cabellos oscuros que me miraba con una sonrisa.
Malena. O algo así recordaba que se llamaba, Enzo había puesto algo de información pero era muy poca, casi no se mencionaba y si era acaso, se hablaba de la adolescencia y Malena casi no parecía tener protagonismo en ella, salvo por el hecho de que fuimos un poco cercanos al ser ella una amiga de una prima y siempre nos veíamos.
Trate de sonreír y el agarre de Enzo se hizo más fuerte cuando su atención se puso sobre la mujer que había llegado.
—Tranqui, no voy a quitártelo —Enzo sonrió claramente con sarcasmo y ella sonrió aún más—. ¿Puedo robártelo un ratito o no?
—Claro —murmure antes de que Enzo respondiera y él me lanzo una mirada rápida que decidí ignorar a propósito—. ¿Podes tenerla por mi un rato? Gracias.
Me aleje de su agarre de a poco y a regaña dientes antes de caminar un poco lejos de él para tener un poco de privacidad con Malena quien me sonrió y me saludo como era debido, no era muy interesante o eso creí, era una alfa, así que podía entender lo territorial que Enzo podía ser.
—Pensé que estabas en Estados Unidos, ¿cuando regresaste? —pregunto y yo sonreí un poco, Estados Unidos.
Me había mudado allá a los dos años de casado con Enzo.
—Tuve un proyecto que atender y estamos ayudando al hospital con eso, ¿vos, qué tal? —la mire, tal vez ella debía saber algo que yo no podía entender del todo, para que Enzo la mencionara.
—Hace poco concluí con un proyecto también, no pensé que te encontraría acá.
No, ella no sabía nada porque parecía hablar de lo que veía a simple vista. Su mano tocó mi hombro y lo deslizó sobre mi brazo con una sonrisa, yo sonreí incómodo ante su toque y mi omega gruñó en contra de aceptar aquello, un tirón que me saco de mis pensamientos hizo que mi mirada fuese sobre mis hombros y me encontré con la mirada de Enzo sobre mi y Malena mientras tenía dos hombres más alrededor de él hablándole.
La charla continuó pero no pude averiguar nada y cuando me aburrí de fingir una bonita charla de alguna amistad del pasado, me aleje de ella y camine hasta una de las mesas con bocadillos, la subasta empezaría dentro de unos minutos así que tenía que aprovechar en algo.
Tome unos bocadillos pequeños, debía admitir que estaban deliciosos así que no dude en tomar uno que otro. Un golpe, un golpe llamó mi atención y mi mirada se elevó hasta el ventanal que tenía frente a mi; los bocadillos cayeron de mis manos cuando mis ojos se encontraron con unos ojos vacíos y sin vida, una piel pálida pero un rostro idéntico al mío, la mirada llena de rabia estaba ahí, tenía odio en ella y me miraba como si deseara aniquilarme ahí mismo.
—Enzo —el nombre salió por si solo de mis labios mientras retrocedía del omega que estaba frente a mi.
Su cabello húmedo se pegaba a su frente y pronto una sonrisa se dibujó en sus labios, no era una amable o amigable, era llena de resentimiento puro mientras me miraba con esos mismos ojos que estremecían por completo mi cuerpo, retrocedí unos pasos más antes de sentir como tropezaba con alguien y la bandeja caía contra el suelo lleno de copas.
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Un corazón de mentiras (LIBRO #1)
Fanfiction«Lo nuestro siempre estuvo llena de mentiras y secretos desgarradores y aún así, mi corazón y cuerpo seguían perteneciéndole solo a él». O donde Matías cae en el juego mental y confuso que Enzo le da en bandeja de plata. AU OMEGAVERSE