En el rincón oscuro y ahumado de la taberna pirata, tres jóvenes marineros se encontraban tranquilamente.
Mientras ordenaban sus bebidas, Jeongin no pudo contener su curiosidad y algo de risa y preguntó a Jisung: "Amigo, ¿cómo llegaste a estas aguas de mar abierto?, no es que me este riendo porque llegaras en un barril"
Felix, con una sonrisa ladina, añadió: "Sí, ¿cómo es llegaste aquí, es intersante el hecho de que llegaras de esa forma?"
Jisung, mirando fijamente su jarra de agua como si buscara respuestas en su superficie, finalmente alzó la mirada y comenzó a narrar su aventura marina.
"Bueno todo empezó por culpa de mí padre....."
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BOTIN DE GUERRA, así lo marcó el destino cuando la arrancaron del abrazo de su padre. Cuando los piratas merodeadores descendieron sobre su ciudad, se apoderaron de todo lo que deseaban, extinguieron vidas como les pareció conveniente y se deleitaron con la carne de cuerpos voluntariosos. En medio de la violencia, allí estaba él, un alma inocente en medio de una vorágine de salvajismo. Para ellos, Jisung no era más que un premio, una posesión; un trofeo que adorna su triunfo. Él era más que una cautiva; él era un alma secuestrada de su mismo hogar.
Sin embargo, ¿no era un decreto del destino que los hijos fueran bienes muebles, meros objetos de los deseos de los hombres?
Para ser moldeados, manipulados, un recipiente para su progenie, un abrazo para templar sus aflicciones, o tal vez simplemente un lienzo sobre el cual pintar su ira, ya sea en los moretones grabados en su piel o en el temblor de su voz cuando temblaba.
Sus brazos lo envolvieron, un abrazo desesperado que buscaba consuelo en el barco que partía y que ahora dejaba el puerto ardiendo de recuerdos. La estela del barco fue testigo de la agonía del cielo, llamas bailando sobre los cielos, una cascada de infierno como si el sol mismo derramara lágrimas. Incluso en sus penas, el abrazo del sol permaneció inflexible, un recordatorio traidor.
Pero en esta hora, no fue el sol el que orquestó este despiadado infierno, reduciendo la ciudad donde Jisung creció a brasas humeantes.
Ahuecando su boca con una mano temblorosa, ahogó un grito, con los ojos fijos en su morada mientras sucumbía al fuego devorador, un símbolo de todo lo que se había perdido. En ese tembloroso colapso, supo que su padre yacía bajo los escombros, un último refugio ahora consumido por las llamas.
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Welcome to heaven (LALALALA Ver.)
FanfictionEl siglo XVI, la edad de oro de la piratería. Los mares del Sudeste Asiático están gobernados por piratas que establecen sus propias leyes. La competencia es feroz entre ellos, todos quieren dominar los mares y océanos, mientras buscan hacer temer s...