Capítulo 7

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Los dos últimos días fueron aún peores, empezabamos la primera fase. Así que suponía luchar. Y luché contra Miles, al que gané, fue una pelea difícil, pero después de llevarme varios puñetazos en la cara, conseguí darle una patada en la espalda, sabiendo que eso sería mucho dolor, consiendo que se rindiera. Y funcionó. La otra pelea no fue muy reñida, ya que me tocó pelear contra la iniciada de Erucidición. Fue fácil ganarla, no opuso mucha resistencia antes de rendirse. Bastó con unos pocos puñetazos en la cara. No es digno de recordar.


Las miradas de Neus me ponían nerviosa y al mismo tiempo me intimidaban, tengo que admitirlo, él me asusta. Y él intenta que lo esté más, cree que así dejaré de intentar conseguir quedar primera. Bueno, pues no es así, puede que le tenga miedo, que cuando hable con el tartamudee porque creo que me atacará en cualquier momento, tampoco puedo dormir casi, el estar durmiendo en la misma habitación que él me pertuba. Pero a pesar de eso, intento hacer las cosas a mi manera y de la mejor forma posible. Quiero quedar primera, a pesar de lo que él diga. Cuando está cerca de mí me mira y sonrie como si nada hubiera pasado y me pone de los nervios. En la clasificación, estoy empatada con él y cuatro personas más en el primer puesto, y bueno, aunque sólo llevemos dos peleas, no quiero que me haga daño por hacer algo que quiero, quiero quedar la primera y lo voy a hacer, quiero demostrarle que si me quiere herida, tendrá que luchar contra mí para dejarme fuera. En realidad le odio.


Byron está conmigo todo el tiempo, y me gusta estar a su lado. Me estoy riendo todo el tiempo. Y creo que ha empezado a notar que casi no duermo por las noches, poque cuando estamos en el comedor deja que me apoye en su hombro y duerma un poco. Estoy está llendo mejor de lo que pensaba. Pasamos la mayoría de nuestro tiempo en la habitación con todos los nacidos en Osadía, y de alguna manera me gustan más que los traspasados de facción. Son más alegres, supongo. Jugamos a un juego del que no había oído hablar nunca, se llama "Verdad o Atrevimiento" el propio nombre del juego indica como se juega. Una persona elige otra y debe escoger entre verdad o atrevimiento, si escoge verdad la persona que le hizo escoger le pregunta cualquier cosa y tiene que responder con toda sinceridad, si elige atrevimiento, hace un reto. Cuando éste termina de hacer el reto o responder a la pregunta, la misma persona que ha sido preguntada o retada elige a otra persona, y así sucesivamente. Jugamos todas las noches.


Hoy es el gran día poque me toca pelear contra Byron y los dos estamos muy emocionados, porque gane quien gane, sabemos que habrá infinitas bromas sobre ella. Me fui del comedor porque tenía mucho sueño y nada de hambre, la verdad esque no sé que hacía ahí. Byron dijo que me despertaría un poco antes del comienzo de las peleas, creo que me va a despertar tirandome agua en la cara o algo parecido. Quiere que este día sea memorable.

—¿Por qué no vas despertando mientras te traigo un vaso de agua? Ya es la hora del entrenamiento. —dice una voz extraña apretandome el brazo suavemente. Quiero dormir más.

—Cinco minutos más, por favor. —digo aún con los ojos cerrados. Me toca la mejilla con su mano, está fría. Las manos de Byron siempre están calientes. Me gusta que estén frías. Noto como él sonrie.

—No creo que sea posible, Arden. Tenemos que ir a entrenar. Quiero que cuando vuelva con el vaso de agua, quiero verte despierta, ¿vale? —dijo la voz. No quería quedarme sola. Ya notaba como su mano se alejaba de mi cara. La agarré rápidamente intentando que volviera a mi lado.

—No, por favor, quédate. No quiero estar sola. —dije todavía con los ojos cerrados, notando como él volvía a cariciarme la mejilla con sus largos dedos.

—Claro. —dijo en un suspiro.

Y notaba como el sueño se volvía a cernir sobre mí. No soñé nada porque me volví a quedar dormida por un corto periodo de tiempo, unos cinco minutos más o menos. Me desperte ante la sensación de la mano fría, que seguí tocando mi mejilla. Me gusta que Byron haga eso. Se siente reconfortante.

Sigo con los ojos cerrados, porque no quiero que esto acabe. Me gustaría estar así durante mucho tiempo.

—Eres muy dormilona, ¿lo sabes? —anunció la voz al saber que estaba despierta. Sin querer abrir los ojos. Y supe que estaba sonriendo.

—Lo sé. —dije sonriendo también. No abrí ni un momento los ojos, no era la voz de Byron, ni tampoco sus manos tenían esa calidez propia de él, por lo tanto, no quería abrir los ojos y llevarme una decepción.

—Me tengo que ir, y tú también, será mejor que empieces a levantarte ya. —dijo y noté como se levantaba antes de volver a acariciarme la mejilla por última vez. Y me sentí vacía. Escuché sus pasos irse retunbando en toda la habitación, y cómo estos se paraban en la puerta —¿Arden? —preguntó cómo si su voz estuviera luchando entre dejar salir esas palabras o dejarlas hundirse en su garganta.

—¿Sí?

—Lo siento. —dijo con trizteza y volví a oir sus pasos.

¿Por qué lo sentía? Nadie me ha hecho nada malo hasta ahora, y no es Neus esa persona. No es él, estoy segura. Pero tampoco es Byron. Al pensar en él me acordé de la pelea y salí corriendo quitandome encima una manta que yo no había puesto, la habrá puesto la persona que estuvo aquí conmigo. Me siento perturbada al pensar en que no sé quién es.

No me permito pensar en ello cuando llego al entrenamiento, miro en todas las direcciones y veo a Byron sonriendo. Y creo que sé cuál es la razón. Está hablando con la chica de Erudición, la que derroté ayer. Cuando me ve hace un gesto hacia mí para que vaya, empiezo a caminar hacia él y cuando estoy al lado de los dos, me aleja como si la chica quemara.

—Alejame de ella por favor. —dice con una mueca de dolor en la cara — No para de hablar. Y no estoy en contra de eso, solo que no quiero que me hable de cosas que no quiero saber.

Mi garganta estalla en una sonora carcajada, y al ver que su mueca de dolor no se ha ido, me sigo riendo. Él se empieza a reir también. Actua muy bien, pensé que esa chica le gustaba, por como le prestaba atención cuando hablaba y sonrieia cuando era necesario.

—Eres muy buen actor. —dije todavía riendome.

—Tu no, pero uno de los dos tenía que ser mejor que el otro y... bueno, definitivamente tu no eres mejor que yo. —dijo con una sonrisa orgullosa de sí mismo.

—Te patearé el culo. Lo juro. —dije sonriendo. Él pareció acordarse de algo y su cara se puso seria.

—Lo siento por no ir a despertarte, se me olvido por completo, después de un rato me asusté, pensé que no vendrías. —seguía serio, pero eso hizo que yo me pusiera seria. Si no era él el de las manos frías, ¿quién era? No quería preocuparle con eso, pero me preocupaba más a mí, porque esto confirmaba mis sospechas y me sentí frustrada, me sentí protegida y eso no me gusta. Intenté sonreir y desplazar todos mis pensamientos, ya tendré tiempo de noche.

—Bueno, yo me levanté sola, a la hora, —mentí — y uno tenía que ser mejor que el otro, y supongo que sé quien es el mejor. —rompimos a reir.

—¡A pelear! —gritó nuestro instructor, era el hombre al que habíamos seguido unos días antes en una de las pruebas. Odié ese día.

Byron y yo nos dirijimos hacia el centro de la sala, donde tendría que haber algo parecido a una tarima para que lucharamos en ella, pero como nos explicaron, esto no está porque cuando luchemos de verdad no habrá tarima, ni tampoco lucharemos descalzos, así que, tenemos que lucha sin tarima y con las botas puestas, no sé porque.Los demás forman un círculo a nuestro alrededor, Byron y yo nos mirabamos, nos colocabamos en nuestras posiciones, y sonreiamos ante la idea de que ésto fuera memorable.

—¡Será memorable! —gritamos los dos a la vez. Sonriendo.

SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora