Capítulo 27

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—Respira Arden. Intenta calmarte. Estas a salvo. Respira. —escuche su voz antes de despertarme asustada y empapada en sudor y lágrimas. No solía acordarme de mis pesadillas. No recordaba lo que sucedía.

Todo estaba oscuro y me asusté al notar los brazos de Byron rodeandome. Y volví a llorar otra vez, como si me estuviera desmoronando. Él apretó más fuerte y yo lloré más fuerte, no quería llorar, no quería que esto fuera sí. Y seguí llorando.

Cuando por fin conseguí calmarme lo miré, sabiendo que él estaría mirandome, esperando una explicación. Me encogí de hombros porque realmente no sabía como explicarlo. Intenté empezar a hablar, pero tartamudeaba y no decía bien las palabras, como si no supiera hablar. Y me volví a echar a llorar.

Él sólo estuvo a mi lado, y estoy agradecida por eso. No habló, sólo me miraba. Y yo lloraba. Pasaron diez minutos cuando terminé de llorar. Y me quedé sentada en la cama mirando al suelo, pero a la vez no mirando nada. Inmersa en mis pensamientos, pero sin pensar.

Cuando por fin le miré, me sentía avergonzada. No quería que él estuviera aquí, no quería que él pasara por esto. No se lo merecía. Negué con la cabeza.

—Lo... siento. Sé que... querrás... una... una explicación, pero... no... no la tengo. Lo... siento. Yo... no... puedo... —dije a punto de volver a llorar, sentía las lágrimas picar en mis ojos. Byron secó una lágrima que empezaba a caer por mi cara y dejó su mano acariciandome.

—No tienes que darme ninguna explicación. —dijo en un tono suave, cariñoso. Volví a negar con la cabeza.

—Quiero hacerlo... Pero... todo ha sido tan... tan violento... y tú... tú no eres violento... eres dulce... no eres... no eres él... Y... es un gran cambio... Lo siento... Mis pesadillas... Mis pesadillas son otra cosa... No sé lo que son. —dije limpiandome las lágrimas. Volviendo a mirar el suelo. Él estaba sentado a mi lado.

—¿No lo sabes? —dijo con sorpresa. Negué con la cabeza.

—No... no sé lo... lo que sucede... recuerdo... recuerdo cosas... pero... sí recuerdo... —dije con la voz quebrada. Él puso su mano en mi rodilla.

—¿Qué recuerdas? —dijo intrigado. Negué con la cabeza mientras seguía mirando al suelo.

—Dol... dolor... físico... y mental... En mis pesadillas... yo... yo... —dije con las lágrimas cayendo—. Yo sufro... siento el dolor... y tengo... tengo miedo.

Él no dijo nada, sólo estuvo en silencio. Me acerqué y levanté la mano, y con cuidado le acaricié. Acerqué mi cara a la suya y posé mis labios en los suyos. Sintiendo su calor, sus labios se movían lentamente. Me separó de él y me miraba a los ojos fijamente. No sabía por qué lo había hecho, puede que haya echo algo mal. Le miré y fruncía el ceño. Él sólo se mantuvo en silencio unos segundos.

—Déjame protegerte. —dijo rogando—. Quiero estar contigo, por favor. Déjame estar contigo.

SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora