SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.

Capítulo 37

Aparecí en la sala de entrenamiento, estaba aterrada porque haber visto esa versión de mí, estaba totalmente loca, desmoronó cada pieza de mí, y me frustó ver que le decía a Neus que si le quería besar, pensé que sería por la simulación de supervivencia de hoy, pero, me di cuenta de que esta había contecido hoy y que no podría ser posible, ya que esta simulación de sus miedos es la misma que días atrás.

Las paredes grises casi blancasestaban del mismo color que su cara. Él estaba muy pálido, me acerqué a él para intentar tranquilizarte, pero su cara se llenó de más horror, comprendí que pensaba que yo era parte de su simulación, lo cual le confundía. Nunca le había visto así de... indefenso.

—Neus no, soy yo, sólo acabo de entrar en tu simulación, no soy parte de ella. —me acerqué y él dió un paso hacia atrás —. Tranquilizate, no te voy a hacer daño, así no vencerás este miedo. Soy yo, Arden, no soy ninguna versión de mí, no estoy loca. —dije avanzando un paso hacia adelante en su dirección, pero él retrocedió, sin creer ni una sola palabra de lo que decía. Volví a dar un paso y él volvió a retroceder. Pasé las manos por mi pelo, intentando pensar en algo, cualquier cosa que pudiera ayudar a que me creyera, algo que ninguna versión loca de mí sepa, sólo él y yo—. Vale, de acuerdo, no me crees. —me estaba dando por vencida cuando recordé lo que ví—. Oh, tienes miedo a las mariposas, lo ví en la pantalla del ordenador. —frunció las cejas y sabía que era una victoria para mí, sabía que podía hacer esto, que nosotros podíamos hacer esto, empecé a pensar, confiando en que cualquier cosa que dijera a continuación le bajara las pulsaciones y así él pudiera salir de aquí—. Hoy en la prueba de simulación me querías besar, o al menos, dijiste que podrías, que yo no me movería porque estaría paralizada por el miedo. En mi simulación viste la pelea, te viste a tí, y luego viste como desaparecías. Me odias, me odias como el infierno, y yo también te odio a tí. En mi simulación me oíste decir que eras un monstruo, pero no lo eres, y no sé por qué demonios dije que lo eras, intenté convercerme de ello, lo intenté, y no pude. Y no sé por qué estoy diciendo esto si se supone que te odio. Eres frío, calculador... Pero si alguna vez vuelvo a decir que eres un monstruo, por favor, no me creas, no lo hagas...

Esta vez cuando avancé él no retrocedió, entonces me acerqué más hasta estar delante de él, sabía que Neus tenía miedo. Cogí sus manos con cuidado, no notando nada, no quemaban, sólo unas manos suaves, sonreí intentando calmarle, lo que pareció funcionar. Tiró de mi con fuerza para envolverme entre sus brazos, y ahora sí sentí el frío quemarme, . Me puse rígida, intenté reprimir el impulso de empujarle lejos de mí. Después de unos minutos ya no pude soportarlo más y me aparté bruscamente. Él estaba sonriendo, una sonrisa blanca como la nieve, con hoyuelos a los lados, y sus ojos oscuros, azules como el mar en invierno brillaban como nunca los había visto.

—Eres tú. —dijo cuando me aparté de él. Cerré los puños porque quería darle un puñetazo en la cara. Mis nudillos se volvieron blancos.

—Sí soy yo, y tu eres imbécil. —dije mirándole a los ojos.

Me dí la vuelta y observé a la versión loca de mí, llamemosla Arden 2, toda risa que se pudiera oir ya se había acabado, Neus se puso serio. Después de pensar durante unos segundos empecé a oír gritos, Arden 2 estaba corriendo hacia Neus, agarré su brazo, atrayendo toda su atención y acerqué mi boca a su oreja.

—Tócala, abrazala, haz lo mismo que haces conmigo, juega. Llévala al limite, enfrentate a ella. —dije dándome cuenta de cómo cada roce de él me desarma emocionalmente, me lleva al límite. Sabía que él no estaba seguro de esto, volvía a verse aterrado. Sacudí mis manos frustrada porque él nunca me hacía caso—. Sólo hazlo.

Ella se paró delante de él, Neus se tensó, pero hizo lo que yo le dije. Estiró su mano y tocó su cara. Ella gritó. La llevó al límite. Todo se volvió oscuro y Arden 2 desapareció.

Nos estabamos despertando.