Capítulo 18

60 11 3
                                    

Estamos en el comedor, y mira mi plato, que sigue lleno de comida, y lleno se quedará. No tengo habre, hoy peleo contra él, y sé que va a ser peor que la otra vez, pero algo en mi subconsciente me dice que no debería pensar así. Pero lo hago.


Byron está a mi lado, como siempre. No he hablado con él desde lo del beso, sólo nos miramos y tratamos de no romper el silencio, me gusta estar con él. Me he acostumbrado a ver esos ojos negros como los míos y su pelo rubio. Me levanto de un salto y camino hacia las habitaciones.

Prefiero estar sola antes de todo lo que va a pasar. Cuando llego todo está vació. Me siento en mi cama y cierro los ojos, intentando que el miedo desaparezca. Miro mis manos y están temblando. Agarro la una a la otra y las apoyo en mi regazo.

Intento concentrarme en los latidos de mi corazón, en como pasan los segundos y tengo más miedo.

Me levanto cuidadosamente y me obligo a ir a la sala de entrenamiento. Puedo practicar antes de luchar. No creo que vaya a servir de mucho, pero no pierdo nada por intentarlo.

Oigo el sonido de algo impactando contra madera y veo a Neus lanzando cuchillos contra lo que parece ser una diana. Tarda segundos en percatarse de mi presencia, pero cuando lo hace, parece enfadado por que yo esté aquí. Sus ojos azules me estudian de arriba a abajo y cuando creo que me va a lanzar uno de esos cuchillos, sonrie y empieza a caminar en mi dirección.

Me tenso al pensar en lo que va a hacer, pero cuando está frente a mí, no dice nada. Su cara es inexpresiva, sus ojos recorren mi cara buscando algo que desconozco. Levanta su mano y la acerca con cuidado a mi cara, ya debe saber que esto no es una buena idea.

Sus dedos rozan mi mejilla suavemente y yo cierro los ojos. Y no tengo miedo, los cierros fuertemente intentando saber qué es lo que siento. Su mano se aleja de mi cara con rapidez, yo abro los ojos de golpe y lo miro, inexpresivo. Me mira fijamente y al final logro decir en un suspiro.

—¿Por qué? —dije con las lágrimas cayendo por mis ojos.

—Sigues teniendo miedo de mí. —dijo con una sonrisa que no llegó a sus ojos. Alzó su mano y me colcó un mechón de pelo detrás de la oreja. Pero su mano no se movió. Lo miré más atentamente y sólo tres centímetros nos separaban.

Ahora sí tenía miedo de lo que podía pasar. Quería que pasara y tenía miedo de llevarme una decepción. Sus ojos se movían por mi cara y una sonrisa apareció. Yo también sonreí.

—Puedes besarme si quieres. —dijo todavía sonriendo, sus ojos brillaban con malicia.

—¿Quieres que te bese? —dije insegura, lo que hizo que su sonrisa se ensanchara aún más.

—Sí, quiero que me beses. —dijo acercandose más, notando sus labios rozar los míos—. Por favor, bésame.

Su voz estaba rogando que lo hiciera. Acerqué mi boca y noté como sonreía cuando lo hice.

SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora