Capítulo 21

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Ahora lo único que siento es dolor. Pero al parecer, soy muy buena mintiendo, porque nadie se ha dado cuenta. Y de momento esa es mi estrategia. Neus me quería ver dolida, muerta emocionalmente, e incluso con problemas traumáticos, pero, aunque esté así, no voy a dejar que nadie vea cómo estoy. Estoy bien. Tienen que ver que estoy bien. Aunque no lo esté.

Me levanto lentamente de mi cama intentando no marearme y hacer muecas de dolor para que nadie las vea. Byron, que estaba echado en la cama de al lado, hace un movimiento brusco a la vez que se sienta y se coloca delante de mí.

Durante todos los días que estuve en la enfermería él estuvo conmigo. Y me siento bien al lado suyo, ya no me importa que intente flirtear conmigo. Quiero estar con él. Siento calma. Él me da la paz que Neus me quitó, por así decir.

Sus ojos negros me observan mientras sonrie. Y me doy cuenta. Me gusta, me gustan sus ojos, me gusta su pelo rubio, la manera en la que me sonrie, como me protege. Él se levanta con cuidado y se sienta a mi lado, y ya no sonrie, está serio.

Y va a decir algo, pero yo niego con la cabeza, porque no quiero que hable, y yo tampoco quiero hablar. Sólo quiero estar a su lado. Apoyo mi cabeza en su hombro y él apoya la suya encima de la mía. Cierro los ojos durante lo que parecen ser unos segundos, que se hacen más largos.

Una mano toca mi hombro y yo me levanto asustada por el toque. No quiero que nadie me toque. Byron está sentado a mi lado mientras yo estoy echada. Vuelvo a cerrar los ojos, intentando volver a dormir. Sintiendo cómo sus dedos rozan mi mandíbula, y aunque me asuste, tengo que intentar que esta sensación de miedo cada vez que alguien me toca se vaya.

No sé cuanto tiempo pasa cuando me vuelvo a despertar, pero Byron no esta sentado a mi lado. Miro su cama, vacía. Vuelvo a cerrar los ojos, intentando calmarme, igual ha ido a beber agua, o al baño. Vendrá en unos minutos.

A los pocos minutos asoma la cabeza por la puerta se viene caminando hacia mi cama con soltura. Me incorporo y espero a que se siente a mi lado. Cuando lo hace, me da una botella de agua. La cojo sin decir nada y bebo un trago. Entonces le miro. Él ya me estaba mirando.

Estira su mano y coge la mía. Intento reprimir el impulso de apartarla rápidamente. Evito hacer alguna mueca y sólo sonrio. Él se acerca a mí y sus labios rozan los míos. Acorta la poca distancia que hay entre nosotros y sus labios empiezan a moverse lentamente. Un beso lento, pero dulce.

Me separo de él y le miro a los ojos, sé que ahora está desconcertado, pero sonrio.

—Gracias. —digo en un suspiro.

—De nada. —dice intentando parecer serio, pero se está riendo. Lo que hace que yo empiece a reirme. Y acabemos riendonos como idiotas.

Sólo queda media hora para la primera simulación. Y para ser sincera no estoy nada nerviosa.

SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora