Capítulo 22

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Si quedaba media hora para la primera simulación de la segunda fase, los segundos se escurrieron y ahora sólo quedan cinco minutos. Durante todo este tiempo lo único que he hecho ha sido reirme con Byron, recordando anecdotas, cómo Aiko hizo que un melocotón en almivar se estrellara en la cara de Kian cuando estabamos en el comedor, cuando todos ibamos a ver las estrellas y los pasillos estaban muy oscuros y al final me choqué contra la pared, tuve un moretón en la frente toda una semana, no dolía, pero Byron no paraba de reirse cuando me miraba aquel entonces, o cuando Byron se durmió y lo llevamos a la sala de Tatuajes, salió con un tatuaje de un ancla en la nalga izquierda, al parecer.

Después de tantos minutos, mi barriga dolía y no podía parar de reir. Hasta que entró él, y aunque no recuerde nada de la pelea, le odio, él es el responsable de lo que me ha pasado, no debo actuar como si no hubiera pasado nada. Cuando peleamos por primera vez, me sentí estúpida por pensar que podía ganar. Y de hecho, me comporté como una idiota, porque días después estaba hablando con él. Ahora cuando le miro no siento nada, ni siquiera asco, no siento nada.

—Ya es la hora, ¿quieres que te lleve? ¿Por si te chocas contra otra pared? —dijo Byron riendose. Le pegué en el hombro, y él exageró su muerte. Luego volvió a reirse. Pero mientras saliamos de la habitación, el gesto que antes tenía ya no estaba, ahora estaba... ¿preocupado?— ¿Crees que puedes hacer esto? Si quieres esperar, me quedaré contigo, no hay problema.

Que dijera eso me molestó, estoy preparada, ese imbécil no me hizo nada comparado con lo que en realidad hizo. He intentado ser lo más cautelosa posible en evitar las muecas de dolor, o cualquier indicio de malestar en mí. No sé cómo lo ha descubierto. Pero pase lo que pase, estoy preparada.

—¿Por qué te preocupas tanto? —dije girandome para verle la cara cuando ya estabamos en la sala de espera, al parecer ya había entrado el primero, y todos los demás ya estaban allí, sólo faltabamos él y yo.

—Porque he oído lo que dices mientras duermes, Arden. Lloras y dices que pare, casi gritas. ¿Creías que no me había dado cuenta de lo que estas haciendo? —dijo acercando su cara a la mía, sonriendo—. Pero, me gusta lo que estas haciendo, es un buen plan. Eres fuerte.

Que Byron me dijera que soy fuerte me hizo sentir más valiente, todos los nervios que habían estado esperando a aparecer, desaparecieron. Me acerqué más a él y junté nuestras bocas, oyendo cómo detrás de nosotros se oía un 'oh, mira'. Después de separarme le volví a mirar y sonreí.

—Soy fuerte. Puedo hacer esto. —afirmé.

Nos sentamos en las sillas al lado de Kian y Aiko, no volví a hablar más. Sólo esperaba. Tendré que enfrentarme a mis miedos, e intentar superarlos, pero no sé lo que me voy a encontrar. Quizás con mi familia... no, no les tengo miedo.

Los minutos me miran y se rien de mí mientras pasan muy lentamente. Miro la puerta cada segundo, esperando que la instructora salga y diga mi nombre. Quiero acabar con esto ya.

Bajo mi cabeza apoyada en la pared y miro al frente, esperando encontrarme nada. Pero Neus me está mirando, con esos ojos azules oscuros. Noto un escalofríos recorrer toda mi columna vertebral. Y decido que no voy a ser yo la que le aparte la mirada.

No estoy nerviosa, ahora tengo miedo de cómo va a reaccionar si yo le supero en esta fase. Sus ojos siguen posados en mí. Y su boca, su nariz, sus ojos, su postura me dicen algo, ¿está triste? No, Neus WallCott nunca está triste, puede que esté nervioso.

Sus ojeras están más marcadas, lo que hace que su cara luzca aún más fría. Sigue mirándome, pero tiene el ceño fruncido, cómo si no comprendiera algo en mí. Giro mi cabeza inmediatamente a la vez que la puerta se abre y sale una chica que no había visto antes, seguramente una iniciada transferida como yo. Nuestra instructora posa sus ojos en todas las personas de la sala, y sus ojos se posan en mí.

—Arden. Entra. —dice secamente. No me lo tomo a mal ni me molesto en averiguar por qué me ha hablado así. Siempre lo hace.

Me levanto de mi silla y camino hacia la puerta, esperando a que algo aparezca y pare el tiempo. Esperando a que todo se pare, porque sé que voy a ver.

Lo veré a él.

SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora