Capítulo 32

47 9 10
                                    

Mi cuerpo se paraliza al verle, el miedo me paraliza, y por su expresión supe que esperaba encontrarme. Esbozó una sonrisa triunfal, lo que vendría a continuación no sería nada bueno. Me haría daño, y no estaba preparada para afrontar una situación así, no otra vez.

Se acercó lo suficiente para estar a un paso de mí y por su expresión, seria ahora, todas mis esperanzas de salir con vida de esta simulación y poder pasar a la siguiente fase se esfumaron. Me mataría, sabía que lo haría. Yo no tenía ninguna posibilidad de luchar. El miedo me consumía.

—Que sorpresa tan agradable. —dijo mirandome de arriba a abajo, me armé de valor y alcé mi mano hecha un puño con todas mis fuerzas, pero agarró mi muñeca, esperaba que hiciera eso, así que di una sacudida con mi brazo y logré soltarme de su agarre, conscernada por el dolor que su mano me hacía con sólo tocarme suavemente. Miré mi muñeca sorprendida de que esta estuviera ilesa, habría jurado que notaba como me quemaba la piel. Le miré y él también estaba sorprendido, no esperaba eso.

Yo soy la que tiene que que matarle, no moriré sin intentarlo, por mucho miedo que me inspire, ya he peleado contra él, tampoco puede ser tan malo. Me dije a mí misma, intentando ser positiva. Alcé mi pierna para darle una patada en el costado, él la agarró y la soltó tan rápido que no me di cuenta de lo atrapada que estaba al ver sus manos alrededor de mis muñecas otra vez.

Mi cara estaba a centímetros de la suya. No pude evitar hacer una mueca de dolor, sus manos volvían a quemar, quemaban como el hielo por muy flojo que fuese el agarré. No podía luchar contra él, notaba como el miedo se volvía a apoderar de mi, queriendo correr, estar lo más lejos de Neus.

Sacudía mis muñecas en un intento de poder soltarlas, pero fue inútil. Él empezó a reírse con malicia mirando abajo a mi cadera, a la altura dónde mis muñecas estaban sujetadas. Cuando volvió a mirarme estaba serio. Y empecé a retroceder, pero él avanzaba. No podía escapar.

—Arden, Arden... ¿Tanto miedo? El miedo te matará antes que yo. Tener miedo no es nada bueno. Ahora estás paralizada, tu cara refleja lo que intentas esconder sin moverte. Aunque estés seria... —dijo rozando mi labio con su dedo índice, estaba tan frío como sus manos— Tu labio inferior está temblando. Tus ojos verdes, hermosos, reflejan horror. Algo tan bello no puede ser así, ¿no crees? —dijo moviendo su dedo por la línea de mi mandíbula— Ahora podría darte un puñetazo, una patada, o quizás romperte otra costilla... y no te moverías. —aunque su dedo sólo acariciara mi mandíbula, me dolía, me sentía herida, quemaba. No quería moverme, porque sería peor, quería que acaba ahora.

—Hazlo, mátame. —dije con mi voz quebrandose. Y notando las lágrimas caer por mis mejillas. Limpió una y dejó caer su mano.

Estaba confuso, fruncía el ceño, como si lo que dije le desconcertara. Después de unos segundos, su cara se acercó a la mía, a sólo unos pocos centímetros. Sus ojos azules examinaban mi cara, deteniendose en mis ojos.

—También podría besarte... —dijo rozando sus labios con los míos. Me aparté al instante, aturdida.

Esto no podía estar pasando, él no podía estar besándome. Di un paso hacia atrás y él no se movió, se veía decepcionado, quizás dolido. Cuando estaba lejos de él, volví a mirarle y seguía en el mismo sitio.

Sequé mis lágrimas y me perdí en lo verde del bosque. Esto no ha pasado, y no volverá a pasar. Es un mostruo.

SPIN-OFF DE DIVERGENTE: Nueve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora