MATEO
La tienda está tranquila y parecía que nadie quería salir de casa, ya que algunos locales vecinos se encuentran casi vacíos. Ya era pan de cada día solo sentarse detrás del mostrador poner cara simpática y atender a la gente que salía y entraba como si estuvieran en filas y para su propia sinceridad es un trabajo difícil y obligatorio poner cara de comercial. Suelto un suspiro y recargo la espalda en la silla aburrido; desde que su madre comenzó con la floristería las cosas cambiaron y para aumentar las ganancias a su madre se le ocurrió la idea de abrir los sábados y los domingos y como ella trabaja toda la semana me toca a mí quedarme en la tienda.
¿A quién se le ocurre trabajar los sábados y los domingos? Esos días deben de ser sagrados.
Es para que yo estuviera en el sol o caminando, pero no, lastimosamente estoy sentado con canas verdes del aburrimiento. Si vienes a una ciudad que literalmente se encuentra rodeada del mar y que los atardeceres se ven hermosos por donde sea que mires, comprar flores no se convertirá en una de tus prioridades y no hay necesidad de tenerme atado.
La campana de la tienda suena y sin prestar atención sigo quejándome, hasta que mi humor cambia al escuchar la voz que se aproxima.
—¡Mateo, mateon! —grita Emily con una sonrisa entrando al local, y detrás de ella Landon negando con la cabeza.
A veces daban ganas de prohibirle la entrada a Emily a la tienda, pero su madre sería capaz de asesinarlo.
—Porque siempre gritas al entrar —cuestiono levantándome y cerrando la computadora.
Emily hace un gesto restándole importancia, camina hacia mí y me apresa con su brazo juguetonamente. Una de las cosas que me da miedo o más bien no es miedo es cólera es que Emily sea demasiado brusca pero lo aspecto por ser la segunda mujer en aguantarme.
—Es hora de tu descanso, tenemos que aprovechar —dice Emily todavía con su brazo encima.
—Em, por más que quiera ir tengo cosas que hacer.
—¡Oh vamos! Sólo es por un rato y sé que no tienes nada que hacer.
Es cierto, pero como siempre mi flojera es mayor, Landon con cara seria se acerca y aleja a Emily de mi provocando que en sus labios se formen pucheros.
—Em sabes que con la tienda Mateo está ocupado —me señala con Em en sus brazos.
Landon es el calmado y el equilibrio, Emily siempre le hace bromas con respecto a que se comporta como un viejo amargado y que nunca podrá conseguir novia si sigue siendo tan estricto. Emily sigue haciendo pucheros y sin poder evitarlo baja la cabeza y suelta un suspiro.
Una debilidad son los pucheros de Em y ella lo sabe.
—Está bien, iré con ustedes, pero solo por un rato —acepto resignado. Emily me abraza y siento que algo llora por dentro.
—¡Ese es mi mateon! —ruedo los ojos.
—Viste Landon, si pude.
—Sueles ser cansona.
Emily deshace el abrazo y sale con Landon esperando a que cierre la tienda, un descanso no le hace daño a nadie. Aprovecho y acomodo las cosas porque muy seguro que mi madre es capaz de jalarme las orejas si salgo antes de la hora dejando todo en desorden, tomo las llaves y antes de cerrar las ventanas me fijo en el cuaderno puesto en el mostrador.
Y si logran entrar y se lo llevan.
Ese cuaderno es tan preciado que si alguien lo roba la muerta se aproxima en solo unos instantes, para mí era mucho más que solo hojas grapadas y portada sin ningún sentido. Sin embargo, quién es capaz de robarse un cuaderno que no vale nada, lo primero que harían seria ir por el dinero.
Ya estoy exagerando.
Sin darle vueltas cierro las ventanas y camino hacia la entrada cerrando la puerta con llave.
—¿A dónde quieren comer? —preguntó Landon con las manos en los bolsillos.
Emily y yo nos miramos asintiendo al mismo tiempo.
—Hamburguesa —respondemos de igual forma.
Landon asiente y comienza a caminar delante de nosotros, Emily yo íbamos charlando de los nuevos chismes, porque si, los dos con respecto a investigar somos los primeros en enterarnos, o más bien Emily pregunta y averigua y yo solo escucho guardando la información para mi consumo. La dupla perfecta en chismes.
El lugar de las hamburguesas donde comemos casi todos los sábados y que se volvió una tradición hacerlo no queda tan lejos, se ubica enfrente de la playa y se llena con mucha facilidad por tener buena ubicación y clientes fijos. Cruzamos por el puente para pasar al otro lado y escuchamos el bullicio de personas y como estas rodean con mucho entusiasmo a alguien.
—¿Será un acto de magia? —preguntó Emily.
—No creo, las personas se ven emocionadas y una acto de magia no consigue eso.
Cuanto más nos acercábamos podía escuchar mejor el sonido melodioso de una guitarra eléctrica acompañada de una voz preciosa y armoniosa. Algunos empujan para poder ver mejor, por mi curiosidad me empino y entre tanta gente veo en la pequeña tarima a un chico que transmite una gran energía y es él que tiene la música. La canción que canta no es ni menos que Sparks Fly de Taylor Swift.
La guitarra la usa con tanta habilidad que pareciese que se tocará sola, su voz es magnética y muy profunda que causa que se te erize la piel al escucharla y ni digamos de su físico las chicas que se encuentran en primera fila gritan como locas; los aficionados pueden espantar muchas veces.
—Canta muy bonito —aclama Emily moviendo su cabeza al ritmo de la melodía.
Para qué negarlo, el chico tiene un gran talento y se nota que nació para el escenario y las miradas que atrae a donde sea que vaya, la canción está por terminar y realiza el último acorde alejándose del micrófono con una gran sonrisa, su dorada cabellera pegada a su frente y la respiración agitada. Todos esperan expectantes.
—Es un placer haber cantado esta canción tan increíble y hermosa —dice por el micrófono que sostiene con una mano.
—Espero que haya sido de su agrado esta pequeña presentación, en la esquina pueden acercarse a mi amigo que con mucho gusto les entregará un volante con mi canal de YouTube donde hago covers —el chico de la esquina se aproxima a las personas y le entrega un volante a cada uno.
El chico llega hacia donde estoy parado y con una sonrisa me lo entrega y así también con Emily y Landon hasta terminar con la fila. El guitarrista baja del mini escenario y las chicas se le lanzan encima como buitres a su presa que causa algo de risa como lo hacen.
—¡Lo van a matar! —gritó el peli castaño corriendo para salvar al rubio de las chicas.
La multitud se dispersa y seguimos nuestro camino hacia las dichosas hamburguesas, sin embargo, ninguno dejó el tema del misterioso guitarrista y lo bueno que es.
—Tu puedes ser mucho mejor si dejarás tu temor de lado —comenta Em con la boca llena de comida.
Escribir es muy diferente a cantar frente a miles de personas que pueden juzgarte con el dedo sí quisieran, mejor nos ahorramos la vergüenza y seguimos como siempre.
—Estás loca, ni que fuera bueno cantando.
—No eres bueno —hace una pausa y agarra una servilleta —, eres fantástico cantando.
Cuando tenían ocho años por primera vez me escucharon cantar, y tanta fue la pena que me encerré en mi cuarto y no quise salir por tres días por temor a sus comentarios o burlas, pero eso no duro mucho porque Emily y Landon llegaron a mi casa el día siguiente y me sacaron por las malas. Fueron comprensivos, pero también me regañaron con decirme que es una tontería esconderme y que cantaba muy bonito que, si no quería volver a cantar, ellos no me obligarían, después de eso cumplieron con sus palabras y desde entonces no me volvieron a escuchar cantar.
—Tiene razón Em, Mateo tienes todas las cualidades de ser un gran cantante y letrista —asegura Landon jugando con el pitillo de su jugo.
—Recuerdas la vez que cantó y se fue corriendo como un bebé —recuerda Emily aguantando una carcajada.Siento que mis mejillas se encienden.
—No tienes que recordarlo Emily.
—Un día tan memorable. —suspira Emily con una sonrisa.
Landon se ríe silenciosamente, lo fulmino con la mirada.
—Para cerrar el tema —miro a Emily —. ¿Hiciste las pruebas para el equipo de basquetbol? —Emily se queda callada viendo para otro lado.
—Em ¿lo hiciste? —pregunta de vuelta Landon. Ella aprieta los labios y sus mejillas se tiñen de rojo.
—Lo iba a hacer, pero…no tengo tiempo —murmura nerviosa.
—Em —insisto, Emily trata de no apartar la mirada.
—¡Es cierto!, mi tía necesita ayuda con los pasteles y qué mejor persona para hacerlo que su linda sobrina —agarra el vaso de gaseosa y toma sorbos.
Emily siempre quiere ayudar a los demás, pero nunca deja que los demás hagan algo por ella.
—Está bien, como quieras —inquiere Landon comprensivo.
La tarde se fue volando y el sol se escondía, caminamos un rato por la playa jugando en la arena hasta que no pudimos con los pies, regresamos cubierto de arena de pies a cabeza. La tienda se encontraba abierta y las luces prendidas y significaba una cosa llegó la dueña del lugar. Los tres, hechos un desastre andante ingresamos a la tienda, la señora Mía sale del invernadero y pega un grito de susto al vernos.
—Otra vez jugando con arena —posa sus manos en la cintura.
Los tres bajamos la cabeza como perros regañados.
—Lo sentimos —decimos los tres.
Mía niega con la cabeza y camina hacia el mostrador y acomoda las cosas.
—Vayan a cambiarse antes de que se enferme, mañana tienen clases y después no podrán ir.
—Un punto a nuestro favor —Emily me susurra y en cierta parte, tiene razón.
—¿Qué dijiste Em? —la nombrada abre los ojos y se pone modo militar.
—Nada señora Mía.
—Eso pensé, ahora corran a cambiarse. —como un rayo caminamos hasta la puerta, antes de irme mi madre me detiene.
—Cariño se te olvida algo —me muestra la libreta y sin dudar la tomo.
—Gracias.
—Ten más cuidado en donde la dejas —aparta un mechón de mi rostro.
—Tendré cuidado para la próxima.
—Llevaré la cena lista, cuando termines de cambiarte bajas a cenar —ella se aleja y camina hacia el invernadero.
—Que no sea pollo otra vez.
—Mmh de pronto.
Como detesto el pollo.
Había llegado a la casa y sin dudar me cambio por algo cómodo, me acuesto en la cama con la libreta en mis manos junto con un bolígrafo, y como cada noche dejaba que las palabras fluyeran sin necesidad de pensarlo tanto solo era un tema entre mi corazón. Aquí no hay temores, dudas o pensamiento intrusivos solo hay sentimientos propios y verdaderos.
“Un talento puede nacer de lo más profundo y recóndito de tu interior, sólo tú tienes que dejar que la voz te guíe esa que te llama a cada rato y sabes que la oyes, la sientes y la materializas, pero haces caso omiso por el que dirán de ti o si puedes verdaderamente escucharla y no se trata de tu propia imaginación. Al final del camino sabrás si en verdad la voz era de alguien o la tuya que intentó salir de la oscuridad”.
¡PRIMER CAPÍTULO!
Si ven errores ortográficos pido disculpas ante mano, espero que les guste y amen a estos chicos. Besos.
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Notas del Corazón
Teen FictionMateo Morgan no entendía como todo se volvió un desastre, si hace una semana le hubieran avisado con antelación todo lo que iba a suceder él sin pensarlo dos veces tomaría otro camino. Todo es un desastre. Logan Adams estaba en las mismas, convivi...