Capítulo 4: Maldito oxigenado y que vivan los peces

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MATEO

¿Sabes que es vivir la vergüenza en carne propia? Si estuviera rodeado de personas normales, por lo menos Landon se puede decir que es algo normal porque Emily es un caso difícil de combatir. En la tarde los dos me arrastraron al centro comercial para que les ayudará a comprar sus cosas: Emily ropa deportiva ya que se dignó a ir a las prácticas de basquetbol y Landon por otro lado quería comparar nuevas pinturas acrílicas para terminar su cuadro de la clase extracurricular.

—¿Me vería bien con pantalones de hombre? —pregunta Emily con los pantalones en la mano.

—Em si te digo que no ¿te los compras? —Emily lo piensa y sonríe.

—De todas maneras, ya tengo unos querido Mateo —vuelve a poner los pantalones en su lugar.

—¿Para qué preguntas si ya los tenías?

—Quería saber tu opinión.

Emily entra a los vestidores con otros Leggins.

En cambio, yo y mi mente no procesan la idea del tema con el chico rubio, toda la noche di vueltas en el asunto y sé que le dejé muy claro que no quería tener nada que ver con sus locas ocurrencias y cien por ciento admito que tiene talento, pero no me interesa ayudarlo, y sé que llegué a sonar cruel y ser algo grosero, pero tengo dos partes fundamentales en no querer aceptar: mi temor por cantar y mis letras, ya con esas dos cosas es suficiente para olvidarme de todo el lío.

Y aun así no soy capaz de hacerlo.

Somos jóvenes y no quiero perder mi tiempo en cosas sin sentido. Landon entra a la tienda de ropa con una bolsa llena de pinturas y apenas las chicas lo ven cambian completamente y sus caras se ponen rojas, él me mira y alza la bolsa.

—Pensé que ya habían terminado —se sienta al lado mío.

—Em se ha probado como 15 conjuntos y según ella ninguno es cómodo.

—Aproveché y compre lo que necesito.

—¿Cómo va el retrato? —Landon se encoge de hombros.

—Lento, todavía no he podido iluminar los colores.

Landon es un gran pintor, sus retratos siempre captan la esencia de las personas y lo que representan, es raro verlo tan apurado con esa pintura. Algo lo tiene atascado.

—Necesitas inspiración y qué mejor manera de tenerle caminando en la playa —Landon se ríe bajo y sus ojos se achinan.

—Es buena idea —me dan ganas de preguntarle y ver qué le sucede, pero me quedo callado.

Emily sale del vestidor con una gorra azul marino, unos Leggins negros y una camiseta negra.

—¿Qué tal? y antes de que opinen ya lo decidí —nos dice en señal de advertencia.

Nos miramos los dos y sonreímos.

—Te queda súper bien —mostramos el dedo pulgar y Emily aplaude entusiasmada.

—Todo le queda bien a su bella amiga —se da la vuelta y camina como diva a los vestidores.

Emily desde que éramos pequeños ha sido la de más carácter. Cada quien tiene su rol y se puede decir que lo cumplimos a la perfección; Landon es el pasivo por así decirlo, es él que piensa antes de actuar y nos saca de aprietos cuando necesitamos ayuda. Emily como ya mencioné es la del carácter y le encanta hacer travesuras que terminan conmigo, yo por otra parte soy una combinación de todo, me gusta mucho divertirme, pero tengo mis momentos de querer no hacer y tengo un carácter muy complicado que ni hasta yo mismo me aguanto.
Los tres hacemos un gran equipo y no los cambiaría por nada del mundo.

Caminamos por las tiendas jugueteando entre nosotros, Emily en el medio haciendo caras raras por el granizado que se está tomando rápido porque quería sentir que su cerebro se congelara.

—Si logro que pase me deben 3 hamburguesas —reta tomando rápido y frunciendo la nariz.

Sigue tomando con rapidez que ni siquiera traga bien el líquido si no que de una lo pasa por la garganta, Emily mira al frente se detiene y aleja el pitillo de su boca.

—Em si no terminas no hay trato —le recuerda Landon.

Pero Emily no le presta atención y corre dejándonos atrás.

—¿Qué mosca le pico? —cuestiono y los dos la seguimos.

Emily se detiene en un restaurante de comida de mar muy famoso en Miami y en la vitrina se podía ver una pecera pequeña llena de peces, caballitos de mar, cangrejos y otros tipos hermosos y exóticos de criaturas que a simple vista se podían ver que son exportados de diferentes mares y ríos del mundo. Emily posa su mano en la vitrina con un puchero en sus labios y se gira a vernos con evidente enfado.

—Tenemos que libéralos —nos dice con un puchero.

—Em no podemos hacer nada si se encuentran aquí —responde Landon acercándose a la vitrina.

—Pero mira como sufren, ellos no merecen ese final.

Como no me gusta la comida de mar no sería justo que estos bellos peces terminen en el estómago de alguien.

—Yo te apoyo —me uno con una sonrisa, Emily me abraza y me carga.

Todos los que pasan nos ven mal y ruedo los ojos.

—Por eso eres mi favorito —Landon carraspea con los brazos cruzados.

—No lo tomes personal Lan —Landon rueda los ojos.

—No hablo de eso, hablo de ¿cómo piensan sacar los peces de ahí? —cuestiona con seriedad.

Emily me baja, se pone nerviosa para después mira a Landon.

—Por eso te necesitamos, por favorrrr —ruega con sus manos juntas, Emily gira a verme y me pide en silencio que también lo haga así que también ruego.

—Es por una buena causa.

Landon niega con diversión la cabeza y se descruza de brazos.

—De todas formas, no pueden hacer nada bien sin mí —y es verdad lo arruinaríamos si no estuviera él.

—Lo haremos hoy y seremos héroes ¡arriba equipo azul!

—¿Por qué equipo azul?

—Fue lo primero que pensé.

"Salvemos a los peces de ser carne" para ser un plan rápido el tema no está nada mal, el plan es en cuatro fases: la primera; entrar como si fuéramos a comer. 

Nos sentamos en una mesa cerca a la pecera y al mismo tiempo Landon y yo nos mantenemos pendientes de los camareros y las cámaras de seguridad, Emily se levanta y camina hacia la recepción.

Y aquí empieza la fase dos: Emily y su don de molestar.

Se acerca a la recepción y la señora que atiende le presta atención.

—Hola —dice con una linda sonrisa y la señora alza la cabeza respondiendo de igual forma.

—Tengo una pregunta y no sé si deba hacerla —su tono es indeciso.

—Disculpe si es algo fuera de lo común puedo llamar a nuestro supervisor —la señora posa su mano en el teléfono.

Mierda si lo llama el plan se acaba, pero antes de que suceda Emily golpea el escritorio con fuerza y se ríe nerviosamente.

—Cómo lo siento, es que sufro de problemas con recibir estímulos y puedo actuar de forma extraña —la señora más confundida que nunca alza una ceja.

Todo iba de acuerdo al plan.

—Señorita ¿en qué puedo ayudarla? Hay personas detrás de usted —era el momento y es mi turno.

Fase tres: Fingir un desmayo y no morir en el intento.

Me levanto con calma de la mesa cuento hasta tres y caigo al piso aguantando la risa, ¿cómo pude llegar a esto desde un principio? Escucho un grito y Landon se tira al suelo “preocupado”.

—¡Mateo respóndeme! —me toca la frente y pone su oreja en mi corazón para que sea más dramático.

Las personas murmuran y diferentes voces se logran escuchar.

—¡Pobre muchado alguien sálvenlo! —exclaman las personas.

El bullicio sigue y Landon toma mi mano apretándola y por dentro me estoy muriendo de los nervios. Un chico se acerca a Landon.

—Déjame ayudarte, puedo hacer que reaccioné con la técnica de respiración boca a boca.

Esperen ¡¿QUE?!

¡NOOO!, ¡NO ME PAGAN PARA ESTO!

—No creo que sea necesario, sus desmayos son cortos —intenta persuadirlo Landon.

Emily como no hayas agarrado los odiosos peces te juro que te asesino.

Landon me chasquea los dedos y abro los ojos inmediatamente, antes de desmayarme me dijo que cuando escuchará el chasquido es que podía dejar de fingir y que Emily ya tenía los peces. Me paro de una y las personas se sorprenden.

—Amigos estoy bien gracias por su preocupación, mi problema es normal —digo buscando con la mirada a Emily y está afuera señalando la pecera oculta por su bolso.

Los camareros intentan disculparse por lo sucedido, aprovecho y empujo a Landon saliendo del restaurante.
Última fase: correr con los peces.
Empezamos a correr saliendo del centro comercial y liberarlos en el mar como buenos responsables que somos. Emily se empieza a reír.

—¡No puedo creer que de verdad me ayudarán!

—Recuérdame nunca más seguirte.

Nos reímos corriendo y aquí me sentí más vivo que nunca y no pensé que así fueran las cosas y lo que acabamos de hacer no es ni lo más extraño que hemos hecho. Llegamos al pie de la playa y Emily camina rápidamente, miramos el mar y la brisa nos recibe.

Ella se sienta en la arena y quita su bolso mostrando a los seres marinos.

—¿Está mal que les haya puesto nombres? —pregunta con duda.
Me siento con ella y Landon igual.

—Ya saben dónde poner sus desechos cuando vengan —bromea Landon.

—Cállate idiota —me río.

Emily despacio los saca de la pecera y se despide en silencio.

—Hicimos lo correcto.

—Por favor no nos pidas hacerlo de nuevo —ruego.

—Depende —Emily nos toma del cuello a los dos y solo miramos el bello atardecer.



Al día siguiente las clases iniciaron en su jordana común, nos dirigimos al salón cuando un grupo de chicas nos rodean y empiezan a gritar eufóricas hablando entre ellas y señalándome con burla. Emily las mira raro y me susurra en el oído.

—¿Desde cuando eres famoso? —me encojo de hombros. 

Las chicas siguen gritando hasta que una de ellas dice algo que de verdad no entiendo nada.

—Nunca me imaginé que Logan se hiciera amigo de alguien común.

Acabo de escuchar bien y… ¿quién carajos es Logan?

Carraspeo llamando la atención de las chicas y ellas me reparan de arriba a abajo y no le tomo importancia.

—Me podrían explicar qué está pasando y ¿quién carajos es Logan? —todas me fulminan con la mirada y abren la boca ofendidas.

—No nos sorprende que un chico como tú no sepa quién es el chico más lindo del mundo —ahora sí que estoy perdido.

Una de ellas saca su celular y nos muestra un video de un chico tocando la batería de forma genial y lo que llama mi atención es su pelo rubio y esos ojos que conozco bien.

—Eso no es... — murmura Emily sin creerlo. Si, el fastidioso.

Ese maldito como se le ocurre decir que somos amigos y de paso atacarme con la gente loca que lo admira, solo por ser bonito y cantar bien piensa que puede hacer lo que quiera, que equivocado está. La chica guarda su celular y la única forma de decirle los mil insultos que tengo es preguntarles dónde se encuentra el rubio oxigenado.

—Me pueden decir dónde está el oxi… —me trago las palabras porque estas chicas son capaces de lincharme —. Logan, si, ¿dónde está? —me miran con duda, pero al final lo dicen.

—En la cafetería —con que ahí estás maldito.

—Gracias —las chicas se dispersan y me alejo con pasos largos mordiéndome los labios por el enojo.

—¡Mateo! ¿qué piensas hacer? —me grita Landon.

Ese rubio idiota me escuchará.

—¡A insultar a ese rubio idiota! —digo sin mirar atrás.

No sé a cuántas personas empujé, pero no me interesa disculparme, solo quiero llegar y bajar de esa nube al idiota que hace mi vida un desastre, abro con fuerza las puertas de la cafetería y miro por todo el lugar, en una esquina lo veo con un grupo de chicos riéndose de algo.

Te vas a dejar de reír idiota. 

Sin pensarlo dos veces me acerco a donde ellos y los chicos que lo rodean me miran extrañados por acercarme así a su estúpido grupo y pueden meterse sus miradas por donde sea, el idiota me mira y se levanta con los brazos detrás de su espalda y esa estúpida sonrisa de superioridad.

—Me puedes explicar eso de que somos amigos —digo enojado.

Él gira la cabeza viendo hacía otro lado con media sonrisa para después verme.

—Un saludo vendría bien.

—No me vengas con estupideces.

Todos guardan silencio y ahora si los nervios me recorren la espalda.

—No tengo todo el tiempo del mundo habla ¿por qué lo hiciste? —insisto con los brazos cruzados, el oxigenado se para enfrente de mí y no dejo que la altura me intimide.

—Yo no inventé el rumor.

—Ah no, entonces ¿quién? Según yo recuerde tu eres el que me rogó que le escribiera una canción —lo digo en voz alta que todos mira a Logan incrédulos.

Él aprieta los puños y frunce el ceño.

—Yo no inventé el rumor y si no me crees no es problema mío. Y respecto al tema de la canción, no te necesito, puedo ser capaz de hacerla solo sin un raro e inadaptado como tú —me gruñe y el chico que está detrás lo toma por el brazo.

—Logan cállate —advierte el chico.

Estuve a punto de depositar mi confianza en alguien tan inmaduro y creído como él, que bueno que haya mostrado su verdadero ser.

—¿Sabes qué? Alguien raro como yo no necesita de un idiota que piensa que puede pisotear a todos como le plazca —me acerco y poso mi dedo en su hombro golpeándolo.

—Cuando se te caiga la corona invisible que traes, nadie estará para respaldarte —no veo ni una pizca de remordimiento.

Me alejo de él y no me dice nada y doy por sentado que es un cobarde. Landon y Emily me agarran por los brazos y me sacan de ahí, mis ojos pican de las lágrimas por semejante humillación y por ser capaz de rebajarme a su nivel y todos esos ojos viéndome como si yo fuera el culpable.

Siempre humillan a los que no deben.

—Es un idiota y yo que pensé que era lindo —chista Emliy con desagrado.

Estamos en el salón y nadie está adentro, me podría imaginar que todos están afuera hablando de lo que hace unos segundos acaba de suceder y no quiero escuchar absolutamente nada.

—Quiero desaparecer, ¿por qué carajos hice eso? —las ganas de llorar se habían ido y sólo queda vergüenza.

—Es el furor y es primera vez que alguien te molesta y ese idiota se ve que tiene gente que lo quiere —bufa Landon sin importancia.

Aprieto los puños de nuevo, como te detesto Logan.

Emily me abraza y deja un beso en mi frente.

—Que no te afecte, tu eres muy importante para que desperdicies tu mente en ese oxigenado —me anima con una sonrisa.

—Y podrás distraerte, porque hoy me verán en las prácticas, considérese afortunados de tenerme.

El timbre suena y todas las personas entran al salón, unos me ven y secretean, otros no reparan en mi presencia y yo, solo quería desaparecer y volver a ser invisible.

...

El deporte para Emily es como comer todo el día, oh bueno, es lo que ella siempre nos dice cuando le preguntamos porque le gusta el deporte y unir la comida también es importante para ella. Para entrar al equipo femenino de básquetbol del colegio no es nada de otro mundo ya que al equipo femenino no le dan las mismas oportunidades que a los hombres, el propio equipo se encarga de todo e incluso de los gastos que el colegio debería brindarles por derecho.

Emily sale de los camerinos con una coleta alta agarrando sus rizos desordenados y la ropa que compró ayer puesta, como buenos amigos vinimos a apoyarla y darle ánimos. Se une con las demás chicas y la líder aparece.

—Em es muy buena, es obvio que entra.

—No podemos confiarnos, la nueva líder es muy exigente —afirma Landon.

Me encojo de hombros y presto atención a las chicas calentando. Mira por el rabillo del ojo a Landon que mira fijamente a un lugar en concreto, hasta que veo que es Luisa la de segundo año.

¿Con qué era eso?

Parece que Emily tenía razón.
Sin querer suelto una risa y Landon vuelve a verme con una ceja alzada.

—¿Qué te pasó?

—Nada, solo tengo algo en la garganta —hago como que toso y él vuelve a ver al frente.

Después de calentar las chicas se dividen en dos equipos se ponen en posición y el juego comienza, el equipo contrario dónde está Emily toman la delantera con el balón en su poder se lo pasan entre ellas y se comunican con la mirada, Emily toma el balón y es demasiado rápida que su oponente no puede bloquear el paso y de un momento a otro anota una canasta. Emily sonríe eufórica y grita de emoción. 

—¡ESA ES MI AMIGA! —me paro gritando con fuerza.

—¡La número 1! —exclama Landon con una sonrisa.

Verdaderamente Emily es buena jugando, así pasan las horas y el entrenamiento está por terminar. Escucho el sonido de mi celular y veo que es mi madre.

— Ma ¿Ocurre algo?

—Necesito que compres nuevos fertilizantes, no puedo salir de aquí de lo lleno que esta y la tienda la cierran en unas horas —veo la hora y ya casi cierran la tienda de jardinería.

—No te preocupes, yo me encargo —escucho que suelta un suspiro de alivio.

—Que sería mi vida sin ti.

—Probablemente normal.

—Bueno es verdad —suelto una risa y cuelgo la llamada.

Me levanto y me acerco a Landon.

—Tengo que irme, mi madre me pidió comprar unas cosas —Landon asiente.

—Yo le digo a Emily.

Salga de las gradas y del gimnasio, la escuela se encuentra solitaria, llego a mi casillero y saco mi bolso guardando mi libreta y mis otras cosas.

¿En qué me iré a la tienda?

Camino hacia la entrada del colegio y no hay nadie, solo el vigilante que me saluda, me alejo de la entrada y veo una parada de autobús, me acerco y me siento.

Todavía me duele lo de la tarde, sin embargo, la valentía que corrió por mis venas fue electrizante.

Si lo veo otra vez, lo pateo.

Alguien se sienta a mí lado y veo que tiene una capucha negra tapando su rostro. Con desconfianza me ruedo un poco al otro extremo de la banca, pero su voz detiene mi cometido.

—¿Cómo puedes dejar tu orgullo de lado, cuando sabes que lastimaste a una persona? —pregunta sin titubear.

—¿Me hablas a mí? —el chico no contesta y por su tono parece que tuvo un mal día.

Si este será mi último trabajo de hoy, lo acepto.

—Pedir perdón, estoy seguro que esa persona entenderá tus motivos y si las cagastes en grande es mejor respetar su espacio.

Nos mantenemos en silencio y el chico habla.

—¿Y si no quiero respetar su espacio?

—Lo único que queda es pedir perdón, pero no cualquier perdón, tiene que ser de corazón y sincero. El perdón se gana con buena voluntad.

El autobús llega y se detiene, me levanto y giro a ver al chico con la cabeza baja que no deja ver su rostro.

—Sé que podrás hacerlo y verás que el perdón no es nada de otro mundo —le doy una sonrisa mostrando mis hoyuelos.

Entro al autobús y me siento viendo a la ventana y el chico sigue ahí sentado sin moverse. Pedir perdón puede resultar ser difícil pero cuando aprecias a esa persona resulta ser más fácil.























¿Cómo le vas con la historia? Espero que les esté gustando y tengas buenas expectativas.

Momento donde digo que Logan es brutico pero así se quiere.

Nos leemos. Besos.








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