Capítulo 3: Sin querer queriendo

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LOGAN

Guardo la guitarra en el estuche y la cierro, a decir verdad, cantar y buscar dinero en cafeterías no es algo que me desagrade y es divertido poder cantar sin restricciones o tener que ir de un lugar a otro en las calles y que me echen por hacer “aglomeraciones”. Ser artista callejero es romper normas a cada rato para seguir mis sueños, mis padres piensan que me apoyan, pero no lo suficiente y tocar es algo que no dejaré por más que discuta con ellos algunas veces.

Es mi pasión.

Aiden se acerca con una sonrisa de oreja a oreja y se sube al escenario.

—Adivina a quién le dieron la mensualidad —me muestra el dinero que nos dan cada mes.

Aiden es mi mejor amigo y siempre se encarga de mi imagen y ediciones en mi canal de YouTube, Aiden es la magia detrás del telón sin él no sé qué haría.

—Genial amigo, podemos comprar nuevas cosas para los videos —chocamos los cinco y bajamos del escenario.

Estudiar y tocar a la vez es un trabajo que requiere esfuerzo, pero me he organizado con tiempo y nada se me escapa al momento de hacer las dos cosas, la semana pasada tenía un examen de matemáticas y lo pase con buena nota por haber estudiado dos días antes.

Hasta el día de hoy todavía me sorprende.

Salimos de la cafetería y tomamos un taxi.

—¿Qué le dirás a tus padres cuando lleguemos? —pregunta Aiden.

Mis padres no saben que toco en mis tiempos libres y es mejor mantenerlo en secreto por mi propio bien.

—Fuimos a la playa y grabamos un rato.

—La vez pasada ¿cuál fue la excusa?

—Que te habías caído del tobogán —Aiden suelta una carcajada.

Algo ridícula la excusa, pero fue lo primero que se me vino a la mente y les costó creerme, pero con mi mirada de perrito los pude convencer y si no hubiera sido así habría cavado mi propia tumba.

—Eso fue épico —le doy un zape en la cabeza y él se queja.

—Dilo por ti, casi no me creen.

—Hubieras inventado algo más creíble.

—¿Cómo qué?

Aiden lo piensa un momento.

—Que comí muchos frijoles y me mantuve en el baño —menciona con una sonrisa.

Viéndolo de ese lado, sí parece más creíble

Me tapo la mano con la boca sorprendido.

—Amigo eres un genio —le alabo y él limpia su hombro orgulloso.

El taxi parquea en mi casa, me bajo con la guitarra, me asomo a la ventanilla y Aiden se despide con un saludo militar.

—Te deseo suerte y si sobrevives me escribes —musita con un toque de gracia.

—Ojalá lo haga —me despido en modo militar.

Aiden cierra la ventanilla y el carro se aleja, me giro y exhalo profundamente espero que mis padres estén de buen humor hoy. Yo considero a mis padres como las típicas personas que quieren lo mejor para sus hijos y no es que estén mal, pero llegan a tal extremo que tienen una venda en los ojos y no quieren ver lo que provocan cuando destruyen los sueños. Entro a la casa y mi padre Rodrigo se encuentra sentado en el sillón viendo un partido de fútbol, en la cocina se puede escuchar a mi madre tratando de cocinar.

—Ya llegué —anuncio dejando la guitarra al lado del estante de los zapatos. Camino hacia la sala y mi padre pausa el partido.

—Hola hijo —se levanta y me da unas palmadas en la espalda, él no es de tanto afecto su modo de demostrarme que me quiere es cuando ve que hago las cosas que le gustan.

Se sienta de nuevo en el sillón y mi madre sale de la cocina secándose las manos, me ve y me toca la cara.

—Mi bello niño, ¿qué estuviste haciendo hoy? —me pregunta con una sonrisa y con sus manos en mi cara.

Mi madre Susan es muy cariñosa y si lo sé, mis padres son completamente diferentes en dar cariño, pero no me quejo con ninguno de los dos. Alejo sus manos de mi cara y le respondo con una sonrisa.

—Nada interesante, estuve con Aiden en la playa —mi madre asiente y me deja un beso en la frente.

—Me alegro que te hayas divertido —se regresa a la cocina y suelto un suspiro.

Hoy la mentira si funciono ella siempre me pregunta muchas veces hasta sacarme la verdad y el mundo tuvo apiado, me giro y papá sigue viendo su partido sin prestarme atención ya es normal vivir en la casa como fantasmas que solo conviven sin tener casi interacción y es frustrante no poder hacer nada. Subo a mi habitación me quito la chaqueta y enciendo la computadora, un ritual que siempre hago es escuchar la combinación de diferentes instrumentos y aprender a tocarlos; desde que tengo memoria la música se ha convertido en algo fundamental y no es cualquier hobby que puedes aprender, para mi es mi vocación y futuro.

Me siento en la silla del escritorio y busco remix o noticias de última hora, las horas pasan y una publicación llama mi atención en la página the new generation en esa página hablan patrocinadores y managers de cada género musical en busca de nuevos talentos, pero siempre se especifican en ciertas ciudades y reclutan a talentos jóvenes, Aiden y yo siempre hemos soñado con que algún día vendrán a Miami y nos reclutaran e incluso cuando éramos niños imaginamos que venían. No culpen las cosas que un niño puede desear.

Por curiosidad abro el link de la página y mis ojos no podían crear lo que decía:

“Anunciamos por parte de cada agencia en convenio que en los siguientes meses abriremos la nueva convocatoria de jóvenes talentosos en busca de nuevas estrellas y cumplirle sus sueños; como bien saben, no tocamos todos los países o ciudades, pero este año haremos las cosas diferentes y visitaremos áreas que no hemos pisado y una de ellas es Miami.

Esperen. ¿¡Qué!?

Esto debería ser falso, si nunca vienen porque supuestamente dicen que no hay talento suficiente en Miami y es una farsa, lo que abunda son personas con talento, pero con falta de oportunidades.

El concurso se basará en dos partes; la primera consiste en enviar un video creativo y original OJO la canción que deben tocar los participaste deber ser compuesta por ellos mismos.

Adiós al sueño.

La segunda parte es la audición presencial en donde los jóvenes que lleguen a presentarse son los que lograron completar la primera etapa. Los jurados tendrán en cuenta todos los detalles de su video y el ganador se ganará un contrato de cuatro años con cualquier agencia de nuestro convenio.

Esperamos que concursen y que ganen las mejores estrellas”.

Mi cabeza estaba a punto de explotar por tremenda información, me pellizco duro y pego un grito.

—Okey no estoy soñando —me sobo el brazo y continúo bajando hasta que vi las fechas de envío del video.

2 de septiembre.

Estamos en abril así que el tiempo está a mi favor y les enviare el mejor video que hayan visto en sus vidas, tan así que clasificara como los mejores. Busco mi celular para contarle todo a Aiden, pero la advertencia del mensaje aparece en mi cabeza.

Una canción original.

La composición no es mi fuerte ni siquiera en primaria pude escribir un sencillo poema para la clase de escritura ahora ¿cómo podré ser capaz de componer toda una canción desde cero? Si no tengo nada de experiencia. Me echo el pelo para atrás con exasperación, si no tengo la canción no puedo comenzar a grabar el video y todo será un desastre.



Ayer mantuve informado a Aiden de todo e incluso del gran problema (y único) que tenemos con la letra de la canción.

—No podemos copiar unas letras y cambiarles el orden —sugiere Aiden tomando fotos al cielo.

Estamos sentados en la parte de atrás de la cancha debajo de un árbol intentando que la brisa nos active el cerebro y poder sacar ideas.

—Sería muy notorio y no me agrada el plagio —digo acostado con mi brazo en mi cabeza.

—Y si le pido a mi abuela unos escritos que ella guarda, cuando era joven le gustaba mucho escribir.

—No creo que a tu abuela le agrade la idea de que estés de metido sobre su vida —Aiden chasquea la lengua y asiente.

¿Por qué es tan difícil escribir? Solo es tomar una hoja y llenarla de frases y oraciones no es nada de otro mundo.

—Me rindo, si no tenemos un tema para grabar nos despedimos del concurso —pronuncio abatido.
Aiden deja la cámara y se acuesta a la par mía.

—No te des por vencido el Logan que conozco no lo hace, algo se nos va a ocurrir —dice con seguridad.

Aiden tiene razón algo se nos va a ocurrir, ya más animado me levanto con ganas.

—¡Vamos a ganar ese concurso!

—¡Claro que sí! —chocamos los cinco y la campana suena.

Nos adentramos a los pasillos del colegio y entramos al salón ya después solucionaremos el tema de la canción.

Esa clase es tan aburrida que me salgo del salón un rato para distraerme y pensar en un tema único para una canción y sacarle provecho, sin embargo, no sé por dónde iniciar y es lo que me frustra. Camino hacia los baños con mis manos en los bolsillos del pantalón y escucho una melodía suave en el corredor, no me considero una persona entrometida por así decirlo, pero, el ser humano es curioso por naturaleza y esa melodía es de otro mundo por la mágica que se escucha, me acerco más al origen y este es el salón de música.

¿Las clases no son en las noches?

Acaso… ¿habrá fantasmas?

Déjate de bobadas. 

Es que lo que estoy escuchando ahora mismo es el significado de increíble, mi ser chismoso se activó y sin hacer ruido me asomo por la venta del salón de música y no hay sombras y el piano no se toca solo, pero lo que sí hay es un chico concentrando en el piano y la canción que canta no me es conocida. 

Canta hermoso.

Jamás había escuchado algo que fuera tan fuerte y precioso. La letra puede expresar mil emociones, es un ángel caído del cielo que brilla en el piano, con asombro abro la puerta del salón y el chico no se da cuenta todavía de mi presencia.

Él es.

Veo que aleja las manos del piano y sin pensarlo aplaudo y el chico del piano gira asustando.
Mierda.

Me acerco con vergüenza y lo veo con la cabeza baja.

Genial Logan.

—Wow ¡eso fue asombroso! —digo de pie con las manos detrás de mi espalda.

¿Cómo puedes sacar el tema cuando requieres de ayuda urgente?

—¿Es tuya la canción? —un gran comienzo.

Dos palabras: las cage, ya que el chico tomó sus cosas y salió corriendo como alma que lleva el diablo y no podía dejar pasar la oportunidad de conocerlo así que lo más inteligente que se me ocurrió fue seguirlo.

Tengo que alcanzarlo.

Son los únicos pensamientos que cruzan en mi cabeza en este momento, el chico es arte andante no puedo dejarlo ir. Cuando logro atraparlo el chico mantiene su cabeza baja.

Corre muy rápido para ser delgado.
Regulo mi respiración y veo que todavía sigue con la cabeza mirando hacia abajo.

—Mi cabeza no está abajo —digo con voz tranquila para no asustarlo.

El chico duda, pero alza la cabeza y quedo en estado de shock. Es muy lindo, sus ojos son tranquilos y brillan, si Dios tuviera favoritos definitivamente el chico podría ser uno de ellos.

Deja de mirarlo como un acosador.
Mi cerebro dice una cosa y mi boca otra.

—Tienes unos ojos bonitos —acabo de pensar en voz alta.

¡¿Por qué dije eso!?

El chico no responde a mi halago, pero pude ver el mini sonrojo en sus mejillas y es simplemente adorable.

—Puedes soltarme —respondió a la defensiva y ahora es que me doy cuenta que tenía todavía sujetando su brazo.

—Lo siento, no quise incomodarte —me alejo con incomodidad por sujetarlo de esa manera.

El chico rueda los ojos y se cruza de brazos, camina rumbo al gimnasio y eso me toma desprevenido que simplemente lo sigo. No sé a ciencia cierta porqué lo estoy siguiendo, pero quería saber ¿quién era él?

—¿Por qué me seguiste?

Eres en pocas palabras mi salvación.

Obviamente no pensaba decirlo.

—Por tu canción y el talento que tienes.

Y es la verdad, este chico tiene talento.

—No debes de meterte en donde no te llaman —responde de forma grosera.

Ya no me agrada su personalidad, no le hace justicia a su rostro gentil pero no me voy a echar para atrás.

—Escuchar es libre y yo te escuché cantar.

—No tenías que estar espiando como un chismoso.

—Chismoso o no, me gustó ¿tu escribiste la canción? —este chico tiene un carácter agresivo.

—¿Algún problema si la escribí yo?

Mis ojos se abren. ¡Dios mío gracias por enviarme a este grosero!, me acerco sin importar nada y lo tomo de los brazos con felicidad porque acabo de encontrar el milagro, intenta zafarse, pero no lo dejo y las palabras me salen solas. Es ahora o nunca.

—¿Puedes ser mi compositor? —el chico parpadea desconcertado.
—¿Tú qué?

—Mi compositor.

Y sin más lo escucho reír bajo para después soltar la carcajada. ¿Le estará dando un ataque? y ¿qué es lo gracioso? Si le gusta componer y es bueno porque se ríe, no me gusta que se ría, aunque su sonrisa sea linda. Enarco una ceja.

—Ey ¿por qué te ríes? te dio un ataque o algo parecido.

Se intenta calmar y deja de reír.

—Es lo más gracioso que me han dicho. Es una locura lo que me pides.

—No es una locura si lo vuelves realidad, necesito un letrista y tú eres perfecto.

Voy a omitir las partes de mi desesperación y mi falta de creatividad.

—No, no, ni en un millón de años —recalca alejándose, me muerdo el labio inferior y lo sigo.

Si no es él no es nadie y el tiempo se podría poner en mi contra, tengo que usar estrategias para convencerlo.

—¡Oh vamos! Sólo necesito que trabajemos juntos unos meses.

Noto que estamos en el gimnasio y todos nos observan, pero miran más como voy rogando y discutiendo. Hasta qué punto he llegado, el chico se dirige con pasos rápidos a los camerinos y abre su locker con algo de fuerza.

Primera advertencia captada.

—Puedes dejar de seguirme, la respuesta es la misma ¡NO! —saca su uniforme con el ceño fruncido.

—Por favorrrr —le ruego insistiendo con mis mejores ojos de cachorro que nadie resiste y él parece inmune.

—Si no entiendes un ¡NO! no es mi problema —dice colocándose los zapatos.

Me recuesto en los casilleros jugando con el collar de mi cuello.

¿Ahora qué hago?

—¿Qué tengo que hacer para convencerte? —pregunto.

—Sencillo —hace una pausa y termina de atarse los cordones, se levanta y me ve fijamente

—Nada, porque no lo voy hacer y deja de perseguirme —sale de los camerinos con enojo palpable.

Vamos 1 a 0 pero te digo que no soy de los que se rinden fácilmente, chico escritor.

Notas del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora