18. DESPEDIDAS CON SABOR AMARGO

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Qué raro se me hacía volver a estar embarazada, pero esta vez iba a hacerlo bien: iba a no intentar emocionarme demasiado con el tema, aunque mi compañera Cris se empeñara en hacerme pensar lo contrario, iba a intentar no comprar nada hasta última hora, aunque Linda de eso no entendiera, e iba a intentar no sacar mucho el tema, aunque mis amigas se pasaran el día hablando de ello. Con todos ellos a mi alrededor no tenía elección, pero pese a que estuviera sola en casa porqué Sam ya hacía casi dos meses que se había marchado, estaba muy, muy arropada por todos ellos. Sam y yo hablábamos todos los días y estábamos super felices de cómo estaba yendo todo. Él, había arreglado casi todo lo que Adam destrozó; es verdad que todavía quedaba mucho, pero gran parte del trabajo gracias a su equipo estaba solucionado. Yo por mi parte había vuelto a trabajar y había vuelto a centrarme en Linda y en su boda. La última semana fue de locos: las pruebas del vestido de novia y el mío que, aunque estuviera de tres meses ya había engordado un poquito y no encontraba nada que me sentara bien a mi manera de ver. El día de la última prueba del vestido de Linda lo pasamos juntas. Estaba preciosa: había escogido un vestido blanco roto con una cinta azul celeste en la cintura a conjunto con unas florecitas que decoraban la parte baja del vestido. La parte de arriba tenía un escote de hombro a hombro y las mangas eran caladas con florecitas blancas perfectamente diseñadas. La parte de delante era lisa y el velo iba enganchado al moño que le haríamos con una cinta azul igual que la del vestido. Los zapatos no fueron de tacón, pues Linda no podía llevar esos tacones altos, así que optó por unas cuñas de esparto en blanco muy cómodas. Después, pasamos a comprar mi vestido porque todavía no tenía muy claro lo que me iba a poner. Estábamos casi en navidad y quería algo calentito, pero Linda dijo que calentito no era elegante. Así que me resigné y empecé a probarme vestidos elegantes, finos y muy fríos. Menos mal que con el embarazo siempre tenía calor, y eso, ayudaba bastante.

— En serio, Selene. Ese vestido es maravilloso y se adapta perfectamente a tus curvas – dijo cuando me miraba con cara de asco al espejo mientras me probaba un vestido largo azul eléctrico.

— No me gusta, Linda. Mira mi barriga, parezco una bombona de gas. - me giré de lado y recorrí la curva que empezaba a formarse en mi vientre.

— Selene, por dios, estás tan guapa que si Samuel te viera lloraría.

— Eso es difícil, pero créeme, no me siento bien con este vestido.

— No te has sentido bien con los cinco últimos que te has probado y que todos te quedaban como un guante.

Era verdad, ya me había probado cinco y con ninguno me sentía cómoda. Así que salimos a comer, y al pasar por un escaparate vi un vestido precioso que me llamó la atención y entonces ni lo pensé, entré dentro y me lo probé. El escaparate ya estaba decorado con luces y adornos navideños y allí con todo aquel brillo llamaba mucho la atención. Me lo llevé y estaba tan feliz que pasamos una tarde de compras y charlas como nunca lo habíamos hecho.

Por la noche, había quedado con las chicas porque íbamos a celebrar que Nina se quedaba en Asturias: le habían ofrecido un puesto en una clínica como psicóloga y había aceptado, claro está que cierto chico inglés había tenido mucho que ver, así que Ares y ella mantenían una relación a distancia que llevaban bastante bien. Ella, viajaba cuando podía que eran casi todos los fines de semana y él, estaba tan enamorado que su inframundo se había derretido con esa alocada niñita que lo había vuelto loco. Quien le iba a decir que la anti-relaciones se iba a enamorar hasta las trancas, porque ni ella se lo creía todavía.

Fuimos a un restaurante de la zona donde hacían unas parrilladas de la muerte y unos mojitos sin alcohol que estaban buenísimos: esos eran para mí, porque ellas disfrutaron los que, si llevaban, pero yo me tenía que cuidar con lo del embarazo. Quedaba solo un mes para saber el sexo del bebé y estaba muy nerviosa.

EL EMBRUJO DE SELENE II : HECHIZADOS POR UN SOLO CORAZÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora