EPÍLOGO

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                                 SAMUEL

Estoy bastante nervioso, nunca me he visto en esta situación, bueno, aparte de aquel imprevisto con Atenea Robson que ni siquiera quiero recordar, pero no era lo mismo. A ella no la quería, y a Selene, la amo y estoy muy nervioso por verla. Sé, que me emocionaré y mi madre llorando a mi lado no ayuda para nada. Está muy emocionada y se tiene que retocar el maquillaje a cada rato.

— Il mio ragazzo. Bello. Amore mio.

— Mamá, por dios, no llores más. - le digo para tranquilizarla.

— Es que estoy tan emocionada que veo a tu padre en ti. Sé que no es lo mismo, pero me recuerdas demasiado a él. Selene es una mujer muy afortunada. Y este pequeñín algún día será igual que tú.

Paolo, está en los brazos de mi madre, va vestido con un pantaloncito color crema, una camiseta de botones blanca y la pajarita también en color crema. Sus zapatitos de charol de color blanco relucen y hacen juego con el brillo de sus primeros dientes. Está hermoso y sonríe mientras mi madre le hace cosquillas en el cuello.

— Mamá, lo vas a manchar de pintalabios.

— Cariño, este pintalabios no mancha, ¿a qué no mi vida? – le dice a Paolo en un tono infantil que me hace mucha gracia.

— Está bien, no he dicho nada. - levanto las manos y me rindo.

— Amore mio, relájate - me frota la espalda para tranquilizarme y en parte lo hace y yo agradezco que Selene la volviera a poner en mi vida.

— Como si fuera tan fácil - pongo los ojos en blanco.

Tras un rato llaman a la puerta, es Iker, viene a decir que ya es la hora y me sube una cosa por el cuerpo que no sabría describir que es. Estoy demasiado nervioso y no por verla, porque es lo que más deseo, es porque la gente me mirará y no me gusta que lo hagan. No somos mucha gente solo los empleados que han estado a mi lado siempre y nuestra familia: mi madre, Linda e Iker, mi bebé y las hermanas de Selene junto a Azael y Aarón, el nuevo novio de Úrsula. También ha venido Nina junto a Ares y Edurne que luce una bonita barriguita redonda junto a Rodrigo, su prometido. Pero ya con que ellos me miren me pone muy nervioso. Mientras me acerco al altar que han preparado en el jardín del hotel me va subiendo un calor sofocante y de repente me sobra la corbata, la chaqueta e incluso la camisa. Me paro en el centro del arco con flores que preside una mesa pequeña donde se encuentra el alcalde de Caravedo, espero impaciente y empieza a sonar una música que ni siquiera conozco, o tal vez sí, pero estoy demasiado atacado como para pronunciar el nombre de la canción. Me aflojo el nudo de la corbata e intento respirar con normalidad, pero mi pulso no me deja ni un minuto de tregua. Miro hacia la entrada y la veo, está muy hermosa: va cogida del brazo de su padre que le sonríe cariñosamente, tranquilizándola. Lleva un vestido blanco hasta los pies con una cola bastante larga, el escote en forma de v la hace muy sexy y la tiara que lleva en el pelo la hace parecer una princesa: mi princesa. Sus ojos brillan cuando se encuentran con los míos y ya no se apartan hasta que llega a mi lado. Su padre, me la entrega y ella me da la mano, pero no la tiene fría. Tiene la mano caliente y en contacto con la mía que también lo está, forman una descarga de emoción que nos envuelve a los dos. La miro y no puedo dejar de hacerlo, me resbala una lágrima por la mejilla que ella se encarga de limpiar con su pulgar. Es felicidad, lo sé, felicidad por estar en el lugar correcto, el día perfecto, con la chica de mis sueños. Sus ojos también están llenos de ese particular brillo y cuando el alcalde nos hace la pregunta más importante, la siento temblar. Cojo su mano y con un sí quiero le pongo el anillo, ella tiembla por la emoción y hace lo mismo conmigo, pero a mí también me tiembla la mano porque así es este tipo de sentimiento cuando eliges a la persona correcta. Selene responde un sí quiero más alto que el mío, más segura de sí misma que yo y no es que yo no lo esté, si no que mis nervios casi no me dejan hablar y la palabra fidelidad casi se me atraviesa cuando la pronuncio. No he sido un buen novio, al menos no hemos tenido un noviazgo normal. Hemos pasado por muchas cosas: ella, ha tenido que lidiar con una historia que no le pertenecía: drogas, alcohol, sexo, aquella pasarela en la mansión que nos hizo volver a conectar, la volví a engañar, pero ella me perdonó porque me amaba. Que ella sea bruja, aunque no quiera, lo es y tampoco me ayudó mucho porque al principio no creía en todo lo que me contaba. Ahora sé que tiene razón, que la perseguiré en todas sus vidas porque tenemos la misma alma, poseemos el mismo amor y siento que estamos hechizados por un solo corazón. Nuestro amor será el más recordado por nuestros hijos porque de ello nos encargaremos ella y yo, de que sepan que nuestro amor consiguió que rompiéramos unos muros demasiado anclados al pasado y que, pese a las dificultades, seguimos juntos.

EL EMBRUJO DE SELENE II : HECHIZADOS POR UN SOLO CORAZÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora