Me puse nerviosa cuando Ares me dijo que mi hermana había invitado a los amigos de Eric a cenar, pero del mismo modo que mis nervios avanzaban mientras se lo preguntaba, también empezaron a calmarse un poco cuando me dijo que al fin no vendrían. Se habían marchado por asuntos de trabajo. No podía creer que no lo volviera a ver, no quería, pero a la vez sí. Estaba confusa, mi cuerpo era pura tensión, de esas que se palpan en el aire.
— Selene ¿te encuentras bien? - preguntó Úrsula mientras le daba una palmada a su novio en el trasero cuando intentaba irse.
— Sí, lo siento. - Estaba un poco pensativa. - Creo que voy a acostarme, no me encuentro muy bien. - pero a nadie le importó, fue como si me sintiera fuera de lugar en aquella cocina, o al menos, eso me pareció.
Subí a mi habitación con el corazón hecho un nudo. No tenía ganas de respirar si no era a su lado. Volverlo a ver me había trastocado, volverlo a besar me había destrozado y volver a sentirlo dentro de mí me había hecho replantearme muchas cosas, como ir en su busca, plantarle cara a Adam y volver a salvar a mi chico de donde coño estuviera metido. Sonaron unos golpes en la puerta, pero no respondí, simplemente me escondí debajo del edredón, no quería ver a nadie, porque quizás, si me escondía ahí debajo nadie me encontraría o nadie preguntaría, pero con él era imposible fingir. En poco tiempo me conocía más que yo misma.
— Pelirroja ¿qué haces ahí escondida? Venga, sal. - intentó apartar el edredón, pero yo lo cogí con fuerza para que no me destapara y entonces, Ares, se coló dentro conmigo. Me miró con cara de pena.
— Hey, no puedes hacer esto.
— ¿El qué? - pregunté sin apenas mirarlo.
— Encerrarte en esta habitación y esconderte debajo de este edredón como una cobarde. - dijo secándome una lágrima que se deslizaba por mi rostro.
— Se ha vuelto a largar, Ares. Y no, no lo entiendo. Teníamos que seguirlos y averiguar en que estaban metidos ¿recuerdas? Pero ni siquiera nos ha dado tiempo. Me ha vuelto a dejar...
— Selene, no te ha dejado por que no estabas con él, así que eso no es dejar. Se ha largado porque el otro se lo ha pedido o quizás haya sido ella. Tienes que levantarte ¿qué coño estás haciendo ahí tumbada? Vive la vida, se feliz, empieza de nuevo, yo qué sé... pero si te quedas ahí tirada mirando el mundo desde la ventana, te harás vieja ¿y entonces qué? No puedes pasarte la vida escondiéndote y llorando por los rincones.
— Lo sé, tienes razón - dije liberándome del edredón.
— Además ¿qué haces con este edredón con el calor que hace? Te vas a asfixiar. - dijo tirando del edredón para quitármelo de encima.
— Por la noche refresca y yo soy muy friolera.
Cuando estaba con Sam no me hacía falta nada porque su calor me reconfortaba y me sentía bien.
— Escucha, pelirroja. Qué tal si tú y yo salimos a dar un paseo, nos emborrachamos, o yo qué sé... nos perdemos un rato por el mundo.
— ¿Por el mundo? Vaya, que bien. ¿Pues sabes qué? Que me apunto. Me doy una ducha y bajo.
— Si, por favor, por qué apestas.
— Que gracioso, anda que tú - dije empujándolo y sacándolo de la cama. - ¡Oye! – dije antes de que saliera.
— Dime, pelirroja.
— ¿Me das un abrazo?
— Te doy los que quieras.
Y nos dimos un abrazo de esos en los que te quedarías a vivir eternamente, de los que te rompen los huesos, pero te reconfortan, de esos que te dejan una sensación de bienestar que no puedes explicar.
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EL EMBRUJO DE SELENE II : HECHIZADOS POR UN SOLO CORAZÓN.
RomanceHay historias que no siempre terminan bien y si lo hacen, después ¿qué sigue? Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero cada historia tiene su intriga y Samuel y Selene han sido un claro ejemplo de que en una relación las cosas no son...