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Llego a mi casa relativamente temprano, un poco antes de la hora en que se terminan las visitas en el hospital, hubiera ido con mi mami un rato, pero me siento cansado y un poquito adolorido, así que lo que quiero es bañarme y acostarme.

Por la noche me avisan que mi papá quiere que cenemos juntos y así lo hacemos, solo que estoy nervioso, no quiero que se me note que he estado con Kookie, sé que no hay cambios en mí, pero no dejo de sentir esta angustia al estar cerca de mi padre.

-Te ves cansado.

-He tenido tarea, se aproximan los exámenes, pero saldré bien en ellos.

-Eso espero, sabes que tanto tu madre como yo, estaremos muy decepcionados si no das el rendimiento que esperamos.

-...Lo sé.

Terminamos de cenar y subo a mi cuarto a seguir descansando, mañana domingo terminaré la única tarea que me falta.

Los días siguen pasando, Kookie y yo somos más cuidadosos, un día saliendo del hospital el chofer pasó por mí, cosa que nunca hace, mi padre estaba dentro del auto, con suerte que reconocí el auto, empujé a Jungkook para atrás, casi caemos los dos.

- ¿Qué pasa?

-Mi padre, está afuera esperando en el auto, no salgas, déjame irme antes, después sales tú, te veo mañana en la escuela.

Salgo corriendo parte de la recepción, respiro profundo y salgo por las puertas de vidrio, giro y me topo "casualmente" con el chofer.

-Vamos joven, su padre lo espera.

Me hace una indicación con la mano y lo sigo, subo al auto y saludo a mi padre, llegamos a casa y entro normal, dejo la mochila y más tarde bajo a cenar.

Así que desde ese día somos más cuidadosos y no me gusta porque son pocos los momentos que hemos podido estar a solas y juntos, ahora que beso a Jungkook un poco más, mi cuerpo reacciona más pronto al deseo, quiero repetir estar en sus brazos y que me haga el amor, pero siendo vigilados no ha sido posible.

- ¿Sabes cuánto te deseo?

Jungkook besa mi cuello y yo me siento mantequilla en sus manos, siento que me derrito con cada palabra que me dice, con cada beso que deja en mi piel.

-Quisiera estar contigo... otra vez...

Como estamos en uno de los salones, me carga y me deja en el escritorio, abro mis piernas para que estemos más cerca, muevo mis caderas para que nuestros miembros se rocen y sin duda crecen conforme nos tocamos por más tiempo.

Solo que al escuchar el bullicio de los alumnos sabemos que debemos parar, y eso hace que sea un poquito frustrante el no poder salir cada que queramos adonde queramos.

Porque he ido a su casa un par de veces, principalmente los sábados, pero su mamá anda dando rondines y no nos deja la casa sola, me consiente, me da de comer, me da postres y lo agradezco mucho, pero yo quisiera que nos diera espacio y tiempo, pero sé que no será así.

Llega nuestro día doscientos y Jungkook me ha regalado una pequeña libreta que en la portada tiene una almohada, cuando le retiro la envoltura a mi regalo, ambos reímos a carcajadas y es que estos días han sido pesados, entre los exámenes, tareas, proyectos, el miedo de escondernos, me han provocado mucho sueño y uno que otro mareo, así que su regalo es ideal para cuando un maestro no se presenta o surge algo, puedo sacar mi libreta y acostarme en ella sin que mi cuello se lastime.

Por mi parte le he regalado una caja de chocolates de bombón que, si bien sé que la mayor parte me la comeré yo, aun así, me gustaron porque tienen forma de conejo y se me hicieron súper tiernos. A la hora del almuerzo hay helado y me como uno, Jungkook me sonríe e incluso me convida del suyo, ahora sabe que tengo un delirio por los postres. Así que nuestra relación va muy bien. 

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Amo los conejos de chocolate, pero recordé a mi precioso Jimin y dije bombones como él jajaja

Estuve a punto de comprarme una libreta así, con almohadita, pero no, no lo hice, hubiera estado genial sacarle foto y subirla aquí, justo en este capítulo.

Vamos muy bien con las lecturas!!! Muchas gracias lunitas!!!


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