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Llega el quinto mes y mi vientre se empieza a abultar, los pantalones ya me aprietan, así que empiezo a usar sudaderas largas para que pueda tener el pantalón desabrochado pues al cantar me siento y duele que me apriete.

El sueño se va, pero el hambre regresa, intento comer mejor, más verduras, poca carne, leche, pero los gastos del gas, el agua y empezar a comprar algunas cositas para mi bebé, me quitan bastante del sueldo, estoy ahorrando pues las vitaminas para mí y mi bebé son gratuitas en la clínica, pero cuando me internen, deberé pagar y para eso no tengo suficiente dinero.

Jan no vino porque enfermó, así que debo cubrir su puesto, trato de esforzarme en atender al cliente, pero como mis pantalones no los tengo amarrados cada que camino de aquí para allá se me van bajando, siento que Nam se desespera un poco, pero me ayuda sujetándolos con una cinta larga, ya que los cinturones me lastiman con la hebilla.

Vamos cerrando y ayudo a sacar la basura por la parte trasera del restaurante, es un pequeño callejón iluminado, pero solitario, escucho ruido cuando dejo la bolsa en el contenedor, me pongo alerta y el brillo de un cigarro consumiéndose me alertan de que hay alguien en el callejón, pero no distingo ver quién es.

-Así que tú eres el chico nuevo del pueblo. No sé qué te hace especial como para que mi novio esté todo el tiempo contigo.

No sé quién es, ni a qué se refiere.

- ¿Quién eres?

-Me llamo Yoongi y ya me tienes harto.

Su voz es amenazante, echo mis pasos para atrás, siento miedo, intento huir para meterme al restaurante, pero corre y cuando voy a abrir la puerta él da un manotazo y la cierra, grito del susto, me gira y me estampa en la puerta, mi espalda y mi cabeza me duelen del golpe.

-N-no sé quién seas, no te conozco.

-Pero yo a ti sí, voy a ponerte las cosas en claro, deja de buscar ayuda y deja a mi novio en paz.

-...

Se acerca demasiado a mí, su aliento es a cigarrillo, no me da náuseas, pero sigue estando muy cerca de mí, por lo que tengo más miedo.

- ¡Suéltalo!

Ambos giramos hacia el inicio de la calle, donde la luz de la luminaria me hace ver a Tae.

- ¡Y me dices que no es verdad que tienes algo con él! ¡Pero si hasta lo estás defendiendo!

Tae se acerca enfurecido, le toma la mano a Yoongi que me tiene sujeto con su brazo debajo de mi cuello y le vuelve a advertir.

-Te dije que lo sueltes.

Tae lo dice entre dientes, pero Yoongi presiona más su brazo en mi pecho y un gesto que no puedo evitar me hace gemir de dolor.

-Te juro que si no lo sueltas, el que te va a golpear seré yo.

- ¡Pues hazlo, al menos así tendré tu atención!

-Si no tienes mi atención es precisamente por esto, porque siempre actúas visceralmente, dime ¿Qué te ha hecho el chico?

- ¿Que qué me ha hecho? ¿Por dónde empiezo? En tu tiempo libre vas con él, compras cosas para él, vienes y supervisas que esté bien, todos estos últimos meses es él, ¡Siempre es él!

-Te lo advierto por última vez, suéltalo.

Tae se lo dice amenazante y Yoongi me suelta, chista y se aleja de mí, mis piernas se debilitan y casi caigo al piso.

- ¿Estás bien?

Me pregunta Tae y yo solo asiento, me abraza y acuna mi cabeza con sus manos.

- ¡Deja de abrazarlo! ¡Carajo! ¡Mínimo respétame!

Seamos InfinitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora