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Me fui a dormir en la sala, había una cobija pequeña ahí, en la sala hacía un poco de frío, tomé mi chaqueta y también la pequeña cobija, olía a mi bebé, fue el olor más hermoso del mundo, me acomodé en el sillón y me puse a pensar en el lugar donde estaba, sentí mi corazón calentarse al saber que las dos personas a las que más amo están junto a mí, que si bien he hecho las cosas mal, Jimin me está permitiendo quedarme, sé que nunca me perdonará, pero sé que al menos por un tiempo aunque sea pequeño me dejará estar con mi hijo.

Mis padres ya me habían sacado de la escuela, desde que Jimin desapareció, dejé de prestarle atención a las clases, mis notas bajaron y fui regañado y castigado, pero nadie podía sacarme de mi depresión. Después de lo juicio, el regaño que tuve por lo de escuela fue mínimo, comparado al de ese día, así que ahora trabajo, primero con mamá, ahora en la empresa de mi padre, los primeros días de office boy, ahora en un pequeño departamento como auxiliar, no cambia mucho de office boy, por el contrario, es más trabajo, y aunque nunca he ganado dinero, tampoco estoy en la situación de gastarlo, mi pago va directo a mi padre y durante este tiempo no he visto ese dinero, ahora que regrese hablaré con mi padre y le pediré de favor, que ese dinero se lo haga llegar a Jimin.

Mi hijo necesita una cuna, así como Jimin necesita descansar y no estar al pendiente de si el bebé se cae de la cama o no. Seguro el costo de pañales, leche, ropa, son gastos que sé que él los ha podido pagar, pero una ayuda extra no le vendría mal.

Sé que la custodia y patria potestad las tiene él y no voy a pelear por ellas jamás, solo espero que me permita ayudarle y que no piense que con ello compro el derecho a estar con mi hijo porque no es así.

Checo la hora en mi teléfono y como siempre sonrío al ver como fondo de pantalla la foto de mi hijo, son las cuatro de la mañana, así que me acomodo y me duermo. A la mañana siguiente, muevo mis músculos, no ha sido cómodo dormir en el sillón, me levanto, voy al baño, me aseo un poco y me asomo al cuarto donde está Jimin, el cual está profundamente dormido sosteniendo la mano de mi hijo, solo que él ya está despierto sin hacer ruido.

Me acerco despacio y le acaricio la mejilla, está boca arriba, le sonrío y le extiendo los brazos para cargarlo, me emociono al ver que él también ha extendido sus bracitos para permitirme cargarlo, Jimin lo suelta sin problema, pero sigue dormido.

Salimos del cuarto y cierro la puerta despacio para no despertarlo. Le hablo bajito y calmado al bebé, lo que menos quiero es que llore.

-A ver campeón, qué haces a esta hora. ¿Juegan contigo, te dan biberón o papilla? Mmm creo que un cambio de pañal es lo mejor.

Como está la pañalera en la sala, solo acomodo al bebé en el sillón y tomo lo necesario, lo limpio con toallita húmeda y cambio el pañal, me sorprendo de haberlo hecho bien. Mi madre me ha obligado a ver videos, de cómo cambiar a un bebé, cómo calentar las papillas, cómo prepararlas el tiempo necesario para que no pierdan los nutrientes, primeros auxilios de un infante, en fin, de todo.

Mi rutina comienza a las cuatro de la mañana, me baño, bajo a la cocina y preparo el desayuno para todos, después aseo un poco la cocina, desayunamos y me voy al trabajo, ando de aquí para allá, camino muchísimo, como en el trabajo lo de cualquier empleado, saliendo del trabajo, ayudo a asear la casa en general, lavo baños cuando se requiere, terminando veo los tutoriales y videos que mi madre ha seleccionado, preparo la cena, recojo la cocina y me duermo, así cada día. Estoy exhausto, pero es mi penitencia por ser un idiota con Jimin.

Así que, sí, me siento orgulloso al cargar a galletita y ver que el pañal está bien puesto, después le pongo ropa para que no se resfríe.

- ¿Qué te ha parecido? Yo digo que lo hice muy bien, ¡Dame esos cinco!

Seamos InfinitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora