Capitulo 2

1.3K 157 21
                                    

Avanzamos hasta lograr llegar al edificio en el que vivo, ambos nos detenemos sin cruzar ni una sola palabra, tuve que ingeniármelas en el camino con una excusa para que no creyese que soy una loca al decirle que ya nos hemos visto antes.

—Soy Anneliese —le extiendo mi mano.

—Stavros —responde él recibiéndola.

—Aquí es donde vivo, por favor entra para que pueda ayudarte con la herida que te has hecho.

—Le he dicho que no hace falta, no se preocupe, no me moriré —se burla.

—Insisto en que reciba mi ayuda, estaría más tranquila.

Él observa el cielo, las gotas de lluvia han vuelto a caer cada vez más fuerte.

—Lo mejor es que entre a su departamento y se refugie del frío, ha sido una noche algo fea para usted.

Suspiro.

—¡Anneliese! —escucho el grito escandaloso de Brenda por todo el pasillo hasta que llega a nosotros—. Santo Dios, me tenías muy asustada, pensé en llamar a la policía —me mira de arriba abajo preocupada—. ¿Qué sucedió? No te ves bien.

—Ha sido un pequeño inconveniente en el camino de regreso a casa.

—No se preocupe por ella está bien —responde él.

Brenda fija su visa en mi acompañante.

—¿Y este quién es? —me dice pasito.

—Te lo explico después —le respondo.

—Creo que debería irme.

—Deja que te ayude con la herida, no quiero ser una mala vecina contigo después de que me has ayudado.

Él sonríe.

—De acuerdo, aceptaré la ayuda porque no quiero ser un grosero con usted.

Brenda nos mira como dos locos.

—Por favor pasa —le indico el camino hasta el departamento.

Subimos por el ascensor sin cruzar ninguno de los tres una palabra hasta llegar al departamento, le pido a Stavros que se quede en la sala mientras me encargo de buscar el botiquín de primeros auxilios.

—Me explicas ¿qué mierdas sucede? —Pregunta mi amiga—. ¿De dónde ha salido ese tipo?

—Es él Brenda —digo emocionada.

—¿Qué? —pregunta sin saber a qué me refiero.

—He dicho que es él, el hombre de mi libro, el que me salvó hace años atrás, su cara luce más madura pero es él, estoy un cien por ciento segura de lo que te digo.

—Anneliese de que hablas ¿cómo que es él?

—Mira por tu cuenta mis dibujos, mira todo lo que hay en mi habitación, ¿Qué tienen en común el hombre de mis dibujos y el que está justo en nuestra sala ahora sentado?

Brenda toma en sus manos una de aquellas hojas de papel, se asoma por el rabillo de la puerta hasta la sala tratando de buscar las semejanzas entre ambos.

—Ya sé lo que hay en común entre ambos.

—¿Qué?

—Que el de nuestra sala existe y el de tus dibujos no.

Frunzo el ceño y le arrebato el dibujo de sus manos.

—Ann, no te enojes conmigo. Es que nunca he entendido la obsesión que tienes con encontrar a ese hombre.

Guardián OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora