Capitulo 32

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—¿Te gusta? —Me pregunta a medida en que avanzamos al interior del enorme edificio—. Si quieres cambiar el color de las paredes, solo dímelo.

Observo con detalle cada cosa que hay allí, los muebles llenos de libros, la decoración en colores pasteles, las sillas para las personas, todo allí es increíblemente hermoso, tal como lo imaginé.

—Stav... —le sonrío—. Es perfecto, gracias —me abrazo a él con fuerza.

—Me alegra que te haya gustado —me recibe en sus brazos y me acaricia el cabello con sus manos—. He mandado a instalar cuatro enormes bibliotecas con libros de toda clase, sé que amas leer, así que he escogido las mejores colecciones de libros para ti.

Nunca imagine que tendría un espacio como este, nunca imagine que podría llegar a tener un lugar al que ir cuando sentía que mi mundo se desvanecía a mi alrededor, mi lugar seguro al que acudir.

—Este es el mejor regalo que me han dado en años —los ojos se me cristalizan—. No veo la hora de venir y sentarme aquí y poder escribir mis libros, creo que por fin los terminaré.

—También he contactado a un editor, estará entado de recibir tus manuscritos. Me he encargado de conseguir las mejores editoriales que se adapten a lo que escribes.

Le regreso una sonrisa junto a un beso.

—Gracias —susurro emocionada.

—Sé que el modelaje nunca ha sido lo tuyo, pero también sé qué haces un muy buen trabajo desfilando para las marcas, ¿y sabes porque? porque eres una mujer que no le teme a nada Anneliese, eres una mujer decidida que se atrevería a cualquier cosa en el mundo. Y es lo que más admiro de ti, tu inquebrantable determinación para hacer las cosas. Todo el amor que pones en cada cosa que haces, no podría estar más orgulloso de estar casado contigo.

—Si sigues diciéndome todo eso terminaré llorando.

—Quiero que me disculpes por la forma en que he actuado últimamente, pero estoy asustado. No sería tan valiente como lo has sido tú al escoger a nuestro bebé por encima de todas las cosas, a veces desearía que tuviera un padre diferente.

—Stavros nunca pensaría en darle otro padre diferente, tu eres el padre perfecto para el. Dejemos de culparnos de las cosas que nos han hecho daño, disfrutemos de esto juntos.

—Tienes razón —me toma de las manos y me besa en la sien—. ¿Por qué no comenzamos por un buen vaso de gelato de pera? —esboza una sonrisa.

Le regreso una de vuelta.

—¿Has instalado un refri para que lo prepare? —avanzo más allá del edificio descubriendo que en uno de los cuartos hay una pequeña cocina con estantes—. No puedo creerlo...

—Por supuesto que si —me rodea la cintura con sus brazos—. Quiero que todo Milán pruebe el delicioso gelato de pera que prepara mi esposa.

***

Dejo a un lado el bolígrafo, admiro lo que tengo en mis manos. He terminado uno de mis libros y estoy feliz de haberlo logrado en menos de una semana. La pequeña editorial que había abierto Stavros para mi había sido de gran ayuda para aquellos dos meses, el bebé estaba creciendo considerablemente, creo que es de contextura bastante grande a decir verdad. Los síntomas aun han sido difíciles de lidiar, pero me las he arreglado para ignorarlos, en especial los dolores que me dan con frecuencia y los cuales calmo con pastillas.

Brenda se ha vuelto en una de mis mejores compañías por las tardes al igual que mi gato y los niños que a diario se reúnen en el club de lectura que he organizado para ellos. Mi vida hasta el momento ha estado tranquila, tengo un marido que se preocupa por mí y me cuida, ahora sale con menos frecuencia y aquello empieza a preocuparme, en especial cuando lo he visto encerrarse en más de una ocasión hasta la madrugada en su biblioteca y otras noches me ha pedido que me quede junto a Brenda por seguridad.

Guardián OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora