Capítulo 8: Inesperada declaración.

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—Se acerca tu graduación, ¿Ya pensaste en dónde y qué estudiar?

—En realidad... No lo necesito. Papá dijo que no me tome la molestia de hacerlo, que un omega no debe hacer más que dedicarse al hogar, él tiene todo planeado para mí— Suspiró.

—Bueno... Tu padre es un idiota, sería un desperdicio porque eres de los mejores alumnos que la escuela ha tenido, fácilmente obtendrías una beca en la universidad que quieras— Murmuró, empezando a buscar algo en su laptop —Ven, quiero mostrarte algo.

Izuku rodeó el escritorio para llegar a su lado y sentarse en su regazo, ya desde hace unos meses se habían acostumbrado a esa cercanía y lo veían como algo muy normal.

Shōto le enseñó una foto familiar.

—Ella es mi hermana mayor, Fuyumi. Es una omega y va por su tercera carrera, es abogada, profesora y prontamente, analista política— Señaló con el mouse a la mujer.

—Guau...

—Este es mi cuñado, Tomura Shigaraki. No te diré su trabajo, pero créeme que tiene más influencia que mi padre, es una suerte que se haya enamorado de mi hermano y lo tengamos de nuestro lado.

Izuku admira al chico de la imagen.

—Y él es mi padrastro, el destinado de mi papá, y el primer ministro de educación omega que hay en Japón... Mi papá antes era como el tuyo, pero no pudo negarse ante los deseos que tenía mi hermana de querer estudiar... Y ahora... Valora y respeta mucho a todo omega que tenga una meta. No te cierres, piensa en algo que te gustaría hacer.

—Yo... Yo... Para ser honesto, no quiero irme, no quiero graduarme—Murmuró viendo al alfa a los ojos.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de crecer?

—Tengo miedo de alejarme de usted, sensei— Confesó con nerviosismo —Si me voy, nada me garantiza volver a verlo.

—Claro que sí, Midoriya, tienes mi número, conoces mi dirección, sabes dónde trabajo... ¿Tanto te preocupa alejarte de mí?— Sonrió sin entender mucho.

Izuku se mordió el labio inferior, se le había presentado la oportunidad perfecta para declararse y no la iba a desaprovechar.

Claro que hubiera preferido hacerlo el último día de clases con un regalo bonito y en el malecón de siempre, pero bueno ya estaba decidido.

—Me gusta, Todoroki-sensei...— Respondió manteniendo una mirada entre nerviosa y determinada en el alfa, al que se le cortó la respiración —Me gusta mucho...— Repitió acercándose a él.

Rozó sus narices tanteando el terreno, sintiendo la entrecortada respiración que salía del mayor, sonrió al notar que este miraba sus labios y prefería quedarse quieto en vez de apartarse.

Finalmente rozó con delicadeza y timidez los labios de su maestro, que le correspondió el beso inmediatamente y lo tomó de la cintura con firmeza.

Cerró sus ojos dejándose llevar por la experta lengua del mayor, que mordió con suavidad sus labios para que los entreabriera y se abra paso en su boca.

Le siguió el ritmo con habilidad, ambos jugaron con sus lenguas, las pasearon por la boca contraria y enredaron entre sí.

Gimió con gusto cuando el mayor se levantó, cargándolo y sentándolo en la mesa del escritorio para besarlo con más fuerza e intensidad.

Lejos de asustarse como se esperaba de un omega tímido y reservado como él, anhelaba más contacto, rodeó el cuello de su profesor para profundizar el contacto entre sus labios los cuales poco a poco se daban ligeros mordiscos traviesos. Sus caderas inconscientemente empezaban a rozarse contra las del mayor, sonrió al sentir el bulto en el pantalón contrario.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora