Capítulo 13: Acepto mi destino.

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Su padre lo veía con orgullo, su hermano Yō volvía a confiar en él, su madre regresó a ser la mujer amable y amorosa que conocía.

Pero aún con todo eso no llenaba la tristeza y el vacío en su corazón.

—Vamos, amor— Le sonrió su padre tomándolo del brazo —¿Estás bien?

—S-sí, solo estoy muy nervioso...— Le dedicó otra sonrisa, claramente fingida.

—Tú tranquilo, solo debes esperar a Himiko, dar el sí y listo, empezar tu vida entorno a ella. Será fantástico, ya lo verás.

Suspiró otra vez.

Se paró en el altar, listo para esperar a la alfa ingresar para dar inicio a la boda.

Conforme la veía caminar hacia él con su despampanante vestido blanco y velo enorme, sus ojos se ponían llorosos. No quería estar ahí, no con ella.

Miraba desesperadamente la puerta de la iglesia rogando porque Katsuki lo salve y explote todo para así huir, claramente el deseo no se le cumpliría.

Ella llegó a su lado y no pudo suprimir sus lágrimas de desilusión, finalmente estaba sucediendo, su vida iba a acabar.

—No tienes que llorar, Izuku-kun, sé que estás emotivo pero todo está bien, ya lo verás— Sonríe ella con inocencia.

—Te ves t-tan bonita... Fue inevitable— Murmura desviando su mirada. Ella se sonrojó.

Mientras el sacerdote daba inicio a la reunión, veía de reojo la entrada de la iglesia, deseando que Shōto llegara para impedir la unión, pero obvio eso no pasaría.

Es más, de seguro ni siquiera tiene idea de que se está casando, o tal vez piensa que ya lo hizo.

Simplemente se resintió con su entorno y dio el sí ante miles de personas las cuales ni conocía, agradecía la presencia de Katsuki por no dejarlo solo.

Se obligó a no llorar mientras besaba a la chica y mantenerse despierto durante la fiesta, ni siquiera podía estar cerca a Kacchan ya que Himiko quería acaparar su atención.

Y ni hablar de la noche de bodas, ella fue muy brusca y poco considerada, había sentido asco al inicio y dolor al final.

—Bien, parece que sí seguías siendo virgen— Es lo que comentó ella alegre al ver sangre entre las piernas del pecoso, aunque la verdadera razón para aquello era que al ser tan violenta y apresurada, hubo un desgarre.

Además de que al intentar hacer la marca, mordió demasiado fuerte y ni siquiera en su glándula omega, básicamente tocó piel que sí tenía nervios.

—¿Te gusta, Izuku-kun?— Pregunta ella, mostrándole su nueva casa, la casa que compartirían, en la que formarían una familia juntos —Papá me lo dio para nosotros, tiene cuatro habitaciones, quiero tres hijos como mínimo— Sonríe ella.

Él asiente admirando el inmueble, era bello y espacioso, le hubiera gustado vivir en un lugar como ese con Shōto.

—La marca está desapareciendo...— Murmura ella, tocando su nuca.

Él se sobresalta.

—H-hagamos una nueva...— Toma su mano.

Himiko asiente con una sonrisa para llevarlo a la habitación e intentar marcarlo nuevamente, y si es posible, preñarlo.

A Izuku le es imposible no sentir placer ante el toque de la chica, pero tampoco llega al punto del éxtasis como lo fue con Shōto en su primera vez.

Cierra los ojos, debe olvidarse de él.

Pero no puede evitar compararlos y estar seguro de que estaría mejor en sus brazos que en los de Himiko.

Lo extraña, lo deprime.

¿Shōto también lo extrañará?

No lo sabe, una pequeña parte egoísta ruega porque sea así, que Shōto piense en él, lo busque, que no lo haya olvidado tan pronto. Pero su parte llena de amor hacia él, quiere lo contrario.

Quiere que lo supere y siga con su vida, porque Izuku ya no formaría parte de ella.

Abre sus ojos con cansancio, ve a la rubia desnuda a su lado.

Se viste y va directo a la cocina, sabe lo que debe hacer.

Empieza con el desayuno, lo sirve, ahora a limpiar la casa, arreglarse y esperar a que Himiko se despierte para poder comer.

Esa era su rutina, no se quejaba.

—No lo entiendo, está desapareciendo otra vez— Bufa molesta, él agacha la mirada, triste por decepcionar a la alfa.

—Lo siento...

—Eso no basta, Izuku— Suspira con pesadez.

Llevaban dos meses de matrimonio y la marca que los debía enlazar, no se hacía como debía.

Genial, un omega que no podía ser marcado, ¿Cuán inútil puede ser?

Solo falta que tampoco pueda quedar embarazado, ese sería su fin.

—Ve al médico y que te examinen, necesitamos saber y solucionar la raíz del problema, no es posible que no puedas ser marcado, algo debe estar mal en ti. Iré donde Shigaraki— Sale muy enfadada de casa para trabajar.

Se queda solo otra vez.

Apreta el anillo que cuelga de una cadena en su cuello.

"Si fuera Shōto, ¿También se decepcionaría?"

Sacude su cabeza.

"Olvídate de él"

Toma la tarjeta que Himiko le entregó desde que se casaron.

Al menos le da dinero para el hogar, necesidades básicas, despensa y pasatiempos.

Puede ir a los recreativos, spa o comprarse joyas y ropa si lo quiere, no se puede quejar del todo.

También tiene una licencia de conducir.

Sube al auto y maneja hacia la clínica, saca una cita y se sienta decaído.

Toca su nuca, necesita ser marcado, ¿Por qué no puede? Está a nada de sollozar por la impotencia.

—Toga Izuku— Lo llaman, se levanta e ingresa al consultorio.

El doctor analiza su marca, le saca fotografías, la toca, la manipula.

Nada fuera de lo usual en una marca, solo se desvanece y ya.

—Todo está bien con tu glándula omega, no hay razón para que la marca se cure o desaparezca— Bufa el doctor.

—¿Entonces...?

—Te tomaré unas muestras de sangre, si no hay nada usual en ellas tampoco, deberás ser enviado a Psicología. Quizás es algo mental o emocional, tranquilo— Toma su mano.

Accede a que le inyecten las agujas en las venas del antebrazo.

Sisea, no le gusta la sangre.

Le recuerda a la última vez en que su padre lo castigó. Le rompió la boca y azotó su espalda, sangró más de lo esperado.

—En media hora veremos los resultados, vaya a la sala de espera hasta que lo llamemos.

Asintió saliendo de la oficina.

Espera que se solucione todo, necesita ser marcado... A lo mejor de esa forma, logra enamorarse de Himiko.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora