Capítulo 7: Miradas coquetas.

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Escuchaba atentamente la clase de su maestro el cual exponía en un proyector unos diafragmas de barras.

Su mentón estaba recostado sobre la palma de su mano mientras mordía la tapa de su lapicero con suavidad.

Sus orbes verdes, entonces pasaron de la pantalla a su profesor el cual estaba recargado en el escritorio, con una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo una vara señalando los gráficos, explicando las funciones y más mierdas así.

Mordió un poco más el lapicero viendo la manzana de Adán moverse conforme el mayor hablaba, modulando su grave voz para que todos pudieran oírlo, era excitante.

Volvió a dirigir su vista a la pizarra por unos segundos más antes de regresarla a su maestro, chocaron miradas, este le sonrió.

Con un sonrojo fingió apuntar algo en su cuaderno, Shōto arqueó la ceja divertido ya que no había nada que apuntar, simplemente estaba repasando lo que explicó antes, supo que Izuku lo esquivaba nervioso.

Lo que no se esperó fue que el chico levantara la cabeza otra vez y aún con su sonrojo posara su vista en él, y era distinta a su usual sonrisa amable, esta era una sonrisa algo ladeada y hasta podría decir que atrevida.

Se congeló por lo bonito y sensual que se veía nada más con sonreír.

—Sensei, ¿Está bien?— La voz de una de sus alumnas lo sacó de su trance.

—Oye, viejo, ¿Vas a explicar o no?— Reconoció a Katsuki con facilidad, se aclaró la garganta y continuó su relato evitando a Midoriya para no distraerse otra vez, un leve rubor acompañaba sus orejas y parte de sus pómulos, robando suspiros de más de un omega en el salón de clases, incluido Izuku.

Shōto estaba en la cafetería comprando su almuerzo para luego regresar a su oficina, en el otro lado se encuentra Izuku con Eijirō conversando de quién sabe qué.

Entonces ahí estaba otra vez utilizando ese truco sucio y casi infalible.

Cuando el de ojos verdes notó su mirada, volvió a aplicar su mortal sonrisa, pero Shōto esta vez no caería, no, no podía.

Prefirió intimidarlo posando su vista en los labios contrarios, Izuku se sonrojó dándose la vuelta.

Sonrió con orgullo al haber logrado tal acción en el menor, nuevamente robando suspiros de alumnos, demás profesores y cocineras.

—Ahora que me doy cuenta... Todoroki-sensei es muy guapo cuando sonríe, ¿No lo crees, Midoriya?— Preguntó Eijirō a su amigo, extrañándose por lo ruborizado que estaba.

Entonces la mirada verde pasó de nerviosa a determinada, frunció el ceño para ver a su maestro dispuesto a avergonzarlo nuevamente, pero en cuanto dirigió su vista, este le guiñó el ojo.

Y su corazón quedó en modo tieso.

—¡¿Midoriya?! ¡Estás hiperventilando!

Shōto suprimió una risa fingiendo no haber oído los gritos del pelirrojo.

—Déjame ayudarlo— Katsuki le echó un vaso con agua encima.

—¡Kacchan!— Izuku gruñó, Katsuki empezó a cagarse de risa.

—Bueno, no importa qué tan guapo se vea sensei sonriendo, Katsuki se ve mil veces mejor...— Murmuró enamorado al ver a tremendo neandertal cenizo con los ojos desorbitados por tanto reír.

—Ugh, sensei, ¿Qué fue eso?— Preguntó en la oficina de Shōto, ya cambiado y con una camisa de su maestro encima.

—¿A qué te refieres?

—¡Lo de la cafetería!— Se acercó furioso para sentarse en su regazo, este lo sostuvo de la cintura sonriendo.

—Bueno, pensé que estábamos jugando a poner nervioso al otro, ¿No era eso lo que querías? Tú empezaste.

—Pensé que iba a ganar— Refunfuñó recostando su cabeza en el pecho contrario.

—En clase lo lograste— Tomó el mentón de su alumno —Es un empate.

Izuku sonrió, entonces se acomodó bien para quedar frente a la computadora y empezar a jugar.

—¡Oye, Deku, ya me dijo Eijirō que andabas de coqueto con el-!

Katsuki ingresó con brusquedad a la oficina quedando pasmado al ver a su mejor amigo sentado sobre las piernas de su profesor con una camisa que claramente no era suya por ser más grande.

—Mierda...— Murmuró Shōto, recordando que no le echó seguro a la oficina como usualmente lo hacían.

—Kacchan...— Izuku se levantó al instante.

Katsuki cerró la puerta detrás de sí para que nadie más vea hacia adentro.

—¿Están saliendo?— Preguntó, directo al grano acercándose a Izuku y poniéndolo tras de sí, en un acto de protección.

—No— Respondió el mayor, irritado por las confianzas que tenía con Izuku —¿No tienes un omega propio al cual proteger?

—¿Qué quieres decir? Que tenga Eijirō no significa que voy a descuidar a Deku ni dejaré que se aprovechen de él.

—Kacchan, no es lo que parece, Todoroki-sensei y yo no estamos saliendo— Negó con un sonrojo.

Katsuki arqueó la ceja, sabiendo que al menor le gustaba el profesor.

—Si van a hacer sus cochinadas al menos échenle seguro a las puertas o mejor no las hagan en la escuela. Por algo existen los hoteles.

—¡Kacchan!

—No estoy enojado, nerd— Suspiró abrazándolo, su mirada rubí se posó filosamente en el bicolor que también lucía molesto.

—¡Qué vergonzoso!— Izuku cubría su rostro con sus manos.

—¿Quieres un helado?— Preguntó conduciendo viendo a lo lejos un puesto de helados.

—Seguro...— Se abanicó a sí mismo.

Se detuvieron en el malecón como siempre para comer lo que sea que se le antoje a Izuku.

Por lo general lo llevaba a restaurantes bonitos para impresionarlo pero en momentos como este cuando el menor necesitaba relajarse, iban a admirar la playa.

Disfrutaba complacer al menor y verlo sonreír.

Tomó un pañuelo que siempre guardaba para limpiar las manos del pecoso en cuanto acabó ya que el helado se había derretido un poco, luego limpió su boca con ternura.

El menor se lo agradeció con una genuina sonrisa que fue más que suficiente para pagarle a Shōto.

Aunque Izuku se extrañaba de la repentina calma de su padre quien ya no se fijaba en su hora de llegada, lo agradecía, puesto que así tenía más tiempo para salir a divertirse con su profesor.

Durante las clases se dedicaban a darse sutiles miradas, roces innecesarios o llamadas de atención sin sentido.

En la oficina lo ayudaba con su trabajo fuera de la academia ya que también se dedicaba a apoyar en la empresa de su padre, aunque desde un mando bajo.

En la salida iban a lugares divertidos, restaurantes elegantes e incluso lo llevó a la agencia de Endeavor para que lo ayude con el papeleo.

En casa se texteaban o llamaban simplemente para pasar el rato.

Izuku estaba muy enamorado, y se sentía correspondido, se había decidido a declararse pronto.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora