Capítulo 29: Él nos espera.

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—¡Gogo! ¡Gogo!— Yamikumo sacude al adolescente, que se levanta con dificultad antes de lanzarse a abrazarlo.

—¿Q-qué pasó acá?— Pregunta Katsuki, al ver a su hermanito inconsciente y un hombre muerto sin brazos a su lado.

—E-está muerto... Lo mató...

—¿Quién? ¿Qué es lo que sucedió?— Yamikumo acuna el rostro regordete entre sus manos.

—Intentó... Intentó violarme— Mira el cadaver a un metro de sí —P-pero me salvaste— Abraza al pelinegro.

Ambos adultos se miraron confundidos.

—No te atrevas.

Shōto se dio la vuelta, un hombre de cabello violeta lo amenazaba con un cuchillo.

—Somos socios, Iguchi.

—Soy más amigo de Himiko que tuyo, nunca nos agradaste, pero te toleramos por ser hermano de Tōya... Viendo que ahora te has convertido en una molestia, estoy completamente justificado a protegerla.

—Solo quiero a Izuku...

—Aléjate de esa puerta— Ordena, Shōto obedece sabiendo que no tiene opción y se va al otro lado del almacén.

Cuando lo hace, Shuichi aprisiona ambas manos con su bufanda y lo ata en uno de los reposteros.

—¿Qué vas a hacer?— Pregunta el bicolor viendo que el pelimorado sacaba una granada de su bolsillo mientras se acercaba a la puerta oculta y la abría.

—Himiko-san dio las órdenes de que, si la situación se complicaba, hiciéramos esto... Aún si ella sigue dentro.

Shōto empieza a sentir temor, sobretodo cuando ve que la puerta se abre desde dentro e Izuku sale con lentitud.

—¿Por qué estás tú acá?— Iguchi frunce el ceño con confusión —¿Qué le hiciste a Himiko?— Vuelve a preguntar al verlo lleno de sangre.

Izuku sigue paralizado viendo al beta sostener una granada en sus manos, la cual guarda para sacar un cuchillo.

—¡¿Qué le hiciste, idiota?! ¡¿Cómo lograste salir?!— Pregunta —¡Da igual la respuesta! ¡Muere maldita sea!— Levanta el filoso, apuntándolo directamente al rostro del menor.

—¡IZUKU!— Casi se le quiebra la voz a Shōto al verlo en peligro y no poder hacer nada.

—Hemos acabado acá, solo queda cuidar la entrada y esperar a que encuentren a Deku para largarnos— Gruñe Katsuki sentándose en el piso, jugando con el francotirador de Gogo.

—No lo entiendo...— Yamikumo se cuestiona a sí mismo —Dices que te salvé... Pero yo estuve todo el tiempo con Katsuki, ¿Seguro que era yo?

—No juegues conmigo, ¿Quién más sería sino?— Pregunta Gogo, harto de la "broma" que le hacían su esposo y hermano —Mismo cabello, mismos ojos, misma voz, ¿O me vas a decir acaso que hay dos tú?

Katsuki, que seguía con la vista en la entrada, se alertó.

—De hecho sí...

—¡No será tan fácil, imbécil!— Oyen a alguien en la entrada antes de que patee a Shuichi, siendo alejado del omega al cual planeaba asesinar.

—¿Y-Yō?— Izuku se asombra.

—Vine a enmendar mis errores, hermanito. Fallé toda mi vida en protegerte, no podía permitir que sucediera otra vez cuando Yamikumo me dijo que estabas en peligro— Gruñe acercándose al pelimorado con el mismo machete con el que asesinó a Chisaki.

Iguchi como medida de escapatoria, corrió hacia el bicolor y se puso tras él, rodeando su cuello con el cuchillo.

—E-Él va a morir si te acercas...

—Para ser honesto, su vida me importa poco— Responde con simpleza Yō, cruzándose de brazos.

—Pero a mí no— Tōya aparece de quién sabe dónde y no duda ni un solo segundo en dar un disparo directo a la cabeza del pelimorado.

—Qué asco— Gruñe Shōto por ver que los sesos del hombre explotaron sobre su cuerpo.

Tōya se acerca a desatar a Shōto, que corrió hacia Izuku, quien lo abrazó con todas sus fuerzas empezando a sollozar.

—Shhh... Estamos acá, todos hemos venido por ti y por... Izuku, ¿Dónde está Ai? ¿Está bien? ¿Dond-? ¡Izuku!— El mayor se sobresalta al verlo desmayarse en sus brazos.

—Dámelo, busca a tu cachorro— Dice Yō.

Shōto levanta a Izuku con dificultad y se lo entrega, Yō cubre la desnudez de su hermano quitándose la camisa y envolviendo las partes bajas de este. Shōto luego toma la ballesta y entra por la misma puertilla de la que salió su omega, con cuidado de no hacer ruido en caso de que alguien potencialmente peligroso esté abajo.

Llegó a un pasillo con luz tenue, que lo guiaba únicamente a una sola puerta. Levanta la ballesta e ingresa, hallándola vacía, era un cuarto bien iluminado y amoblado, se dirige a una de las puertas de esta, se trata de una pequeña habitación sin luz.

—¿Papá Sou?— Oye la tierna voz de su niño entre las sombras, por instinto retrocedió hasta afuera alzando su arma, podría ser una trampa.

—Muéstrate.

Oyó pasitos desde adentro del cuarto y luego un golpe algo fuerte antes de que algo saliera rodando desde el interior, miró incrédulo que se trataba de la cabeza de Himiko.

—Goool— Sonríe Ai que sale con sus manos alzadas y corriendo.

Suelta una risa, dejando de lado su ballesta para agacharse y extender sus brazos, recibiendo a su cachorro entre estos, para luego besarlo por todo el rostro.

—Papá Zuzu hizo nam-nam— Intenta explicar el menor, señalando la cabeza de la rubia en el suelo.

—¿Papá Zuzu?

—Sí, así, nam— Fingió morder a Shōto, que comprendió en poco más la situación.

Ahora entendía porqué su omega estaba tan lleno de sangre.

—¿Y... Y e' one ta'?— Cuestiona el de ojos marrones alzando sus manitas, exigiendo una respuesta.

—Papá Zuzu está a salvo y nos espera— Responde, dándole un último beso en sus cabellos lacios —Vamos a casa, mi amor.

—¡Sí, casa!— Se emociona enrollando sus regordetes brazos en el cuello de su progenitor.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora