Capítulo 17: Amantes.

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Izuku estaba contento, al parecer algo en la empresa de su suegro salió más que bien y eso puso de buen humor a Himiko, que si bien la notaba extraña durante los últimos días, le dio todo el beneficio de salir a divertirse.

También le recomendó que vaya a pasear, a comprarse ropa bonita y a relajarse un poco, incluso se ofreció a quedarse cuidando de Ai para que se tome un descanso desde que empezó su periodo de paternidad.

Está tranquilo, sí que le hacía falta algo de paz y tiempo para sí mismo, se divirtió bastante en su soledad paseando de tienda en tienda, sin tener a su cachorro encima suyo llorando por cualquier cosa.

No lo malentiendan, él ama a su niño, daría su vida por él y siente que es lo mejor y más valioso que tiene en su vida.

Pero no todo era color de rosas, apenas cumplió dieciocho años, salía de su etapa de adolescencia y por ende, un respiro lo alivió bastante.

Además, no desconfía de Himiko como para no dejarla sola con su hijo por un día, ella ama con locura al cachorro y es muy protectora con él, sabe que está en buenas manos.

Sale de la tienda de ropa con una sonrisa y se dirige al patio de comidas para esperar a Katsuki, con quien quedó en encontrarse.

Se gira al sentir que alguien toma asiento a su lado, pensando que era el cenizo.

La bebida se le cayó al ver que se trataba de otra persona.

Pero lo que Izuku no tiene idea es que la razón por la que Himiko lo mandó a pasear, fue porque ella tenía planeado quedarse a solas con Ai para llevar a cabo su plan y despejarse de dudas.

—Es todo, en cinco días hábiles tendrá los resultados— Explica la doctora.

Toga asiente arrullando al niño, que tenía lágrimas secas por haberle extraído unas muestras de sangre.

Va a casa, deja a Ai en la cuna y lo acaricia con cariño. Inevitablemente las lágrimas empiezan a descender por sus mejillas.

—Por favor, que sea solo un error... Por favor, sé mío.

Ella ama a Ai, no tiene idea de cuál será su reacción ante el resultado, pero espera con intensidad que salga positivo.

—Te extrañé como no tienes idea— Murmura Shōto, abrazándolo, Izuku sigue paralizado.

—¿C-cómo...?

—Bakugō me dijo que estabas acá... Finalmente conseguí lo que quería, así que pensé que ya era el momento de regresar por ti.

—¿Regresar por mí?

—Nunca dejé de pensarte, Izuku. Todo este tiempo que estuvimos separados lo usé para crecer y ganar una mejor posición, para así poder recuperarte.

Izuku empieza a llorar. Shōto no se había olvidado de él, y la verdad es que, aunque lo intentó, él tampoco se había olvidado de Shōto.

Lo abrazó de regreso, con mucha más fuerza, aspiró su aroma a menta, lo había extrañado demasiado, su omega se regocijaba feliz ante el tacto y olor del alfa.

—Me contaron que tienes un cachorro...

—E-eso...

—Cuando acabe todo y podamos estar juntos, será nuestro, no me interesa si Himiko es su madre, voy a amarlo porque viene de ti.

Se vuelve a paralizar, no sabe cómo decirle que en realidad era suyo también. Pero saber que su amado era capaz de aceptarlo le hizo sentir que había escogido a la persona adecuada de la cual enamorarse.

—Solo basta un pequeño ascenso que está a la vuelta de la esquina... En cuanto lo consiga, iré con tus padres para que me den su aprobación y así se facilite que te separes... Y si no resulta, huye conmigo, por favor.

—Lo haré— Asiente convencido, quiere estar con Shōto, sabe que sólo podrá ser marcado por él y que su familia está prácticamente completa, aunque no está del todo unida.

Pero ya verán la forma de hacerlo.

Se levanta de puntillas para besarlo, siendo correspondido por el mayor al instante. Dios. Había extrañado demasiado sus labios, su olor, su cuerpo, lo había extrañado a él, su alfa.

—Tardaste más de lo esperado, es casi media noche.

—L-la función empezó a las diez— Responde fugaz yendo directamente al cuarto del bebé para asegurarse de que esté bien.

Sonríe al verlo despierto en la cuna, Ai juega con una cuchara de madera.

—Oh, se levantó— Se sorprende un poco la rubia.

—¿Desde qué hora está dormido?

—Desde las seis.

—Oh no— Suspira, sabiendo que Ai no podrá dormir durante la noche y por ende, Izuku tampoco.

—Izuku-chan, el próximo mes mi familia tiene una fiesta importante por un buen trato que logramos con la empresa Endeavor... Es algo social así que requiere tu presencia y la de Ai, también.

—Está bien— Acepta sin prestarle atención en realidad, prefiere jugar a hacerle caras al niño que oír a la rubia, y es por ello que tampoco pudo escuchar con claridad el apellido Todoroki.

Se ha convertido en un infiel, y no siente remordimiento.

Shōto de pronto hace que se olvide que tiene una esposa trabajando duro por él y un cachorro que no le pertenece.

Pero tener al bicolor sobre él, dándole regalos y diciendo que lo ama, hace que valga la pena.

Está todo el día en casa solo, por lo que Shōto aprovecha para llegar y comérselo a besos cuando Ai está dormido, o sale con Ai para que conozca a Shōto y se acostumbre a él, no importa cómo, dónde, ni cuando, encuentra la forma de ir a encontrarse con él. Obviamente con parches en las glándulas, aún no quieren ser descubiertos.

—Hoy traje esto— Le susurra Izuku, extendiéndole cierto anillo que Shōto reconoció al instante.

—Aún lo tienes... Pensé que había desaparecido cuando dijiste que quemaron los regalos.

—Kaina-san lo salvó, estoy muy agradecido.

Shōto besa su frente y cubre su cuerpo desnudo con las sábanas para acurrucarse a su lado.

Katsuki cuidaba del pequeño Ai en su casa, que era bien recibido por Mitsuki y Masaru.

Himiko está furiosa y destrozada al mismo tiempo, mientras sostiene los documentos en manos.

Sus lágrimas caen sobre la tinta haciendo que se corra, hace una pelota de papel y lo tira con furia junto al resto de papeles en la basura de la oficina.

—¿Cómo mierda te atreviste a hacerme esto?— Gruñe —Voy a hundirte a ti y a tu familia...

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora