Aunque traer al mundo a su pequeño Ai fue lo mejor que pudo pasarle, también le resultó agotador.
Himiko le seguía exigiendo que cumpla con los quehaceres del hogar, sin descuidar al pequeño, y complacerlo fisiológicamente.
Seguían frustrándose por no concretar la marca, no importa cuánto lo intentaran, seguían sin lograrlo, aún cuando pasaron el celo juntos.
Aquello hacía que la rubia enfurezca y se vuelva más resentida. Lo golpeaba por pequeñeces, si el bebé lloraba, si no le gustaba la comida, si no lograba anudar durante el sexo.
Empezaba a ignorarlo cuando estaban a solas, pero al estar con Ai era la misma rubia amorosa e hiperactiva, que jugaba y le dedicaba todos sus tiempos libres al bebé.
Ocuparse de la casa al inicio era sencillo, pues Ai solo dormía durante todo el día, pero conforme fue creciendo y teniendo ganas de explorar el mundo, las cosas se le complicaron.
El cachorro no quería estar solo, quería que Izuku lo cargue siempre, pero así no podía hacer sus tareas e inevitablemente la alfa lo terminaba castigando cuando no las veía al 100% acabadas.
Compró un fular para tenerlo cerca y darle el gusto, pero ahora el problema es que el niño quería agarrar todo, si no lo lograba, lloraba.
—Toma esto, mi amor— Le extiende un cucharón de madera con lo que finalmente pudo entretenerlo hasta acabar de cocinar.
Al menos Ai ya podía sentarse y ser dejado sobre la alfombra mientras termina de hacer el aseo.
El pequeño, de cinco meses en algún momento perdió la fuerza y se fue para el costado.
El sonido seco seguido del llanto desgarrador alertó al omega, dejando todo de lado para ir a consolarlo.
Se había golpeado la frente contra la mesita y se formaba una notoria mancha verde en la zona afectada, además del pequeño raspón.
Se angustió, lo levantó para llevarlo a la habitación del bebé y tomar el botiquín.
Se sienta en la silla colgante y sube su camiseta para amamantarlo, suelta su olor y luego de unos segundos, el niño calma su llanto aún dando hipidos.
Una vez tranquilizado y dormido, le hecha una pomada en el golpe y lo deja descansar, había pasado un gran susto.
Encendió la cámara para vigilarlo en lo que continuaba limpiando.
Tal y como se lo esperaba, una paliza le esperaba en cuanto Himiko vio al bebé.
—¡¿No puedes ser un omega normal y cuidar de tu cachorro?!— Ruge tirando el látigo al suelo, furiosa.
—L-lo siento— Se disculpa inclinándose, aún con el dolor en su espalda. No sirve excusarse diciendo que fue un accidente, le iría peor.
—¡No puedes ser marcado! ¡No puedes cuidar bien de tu familia! ¡No puedes ser capaz de siquiera mantener el orden en nuestro hogar! ¡Eres el omega más malditamente imperfecto que pude escoger!— Reniega ella con lágrimas en sus ojos ámbar, no quería decirle esas cosas al chico, pero se sentía en su derecho.
—Perdón— Le dolían aquellas palabras. Siempre pensó que era un buen omega, se esforzaba en complacer y obedecer a su alfa, sin embargo resultó en todo lo contrario.
Por suerte no logró estar con Shōto, de seguro también se habría decepcionado.
—E-estoy harta de esta situación, Izuku. Mañana iremos al hospital para averiguar de una vez por todas a qué se debe que no puedas ser marcado.
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No sabía que te necesitaba. [Tododeku]
FanfictionÉl era bello, tierno, sumiso, quería ser un buen omega y conseguir un buen alfa. Según sus padres, su mejor opción era Katsuki Bakugō, uno de la clase alta, al cual debería seducir para comprometerse y subir el status de su familia, por lo que es in...