Capítulo 27: Ya no es divertido.

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—Yan.

—Ken.

—Po.

—¡Gané! ¡Iré con ustedes!— Celebra Gogo tomando una pistola común con una sonrisa —Oh, es pesada.

—¿Por qué lo trajiste?— Refunfuña Katsuki acusando a Yamikumo, este se encoge de hombros.

—Soy un alfa con ojos y él es un omega bastamte bonito, es difícil decirle que no.

—Gogo, prefiero que estés lejos de esto— Frunce el ceño Katsuki, intentando razonar con su hermano menor, quien niega con la cabeza.

—Gané, iré a ayudarlos.

—Puedes ayudarnos a la distancia— Sonríe Tōya.

—¿Cómo?

Emprendieron a pie su marcha al cuartel de los Toga, pues ir en el auto sería demasiado obvio y alertaría a la seguridad del edificio.

En algún punto, Tōya y Gogo se separaron para ir por otro camino, mientras Shōto, Katsuki y Yamikumo permanecieron por el mismo y esperaban a que Tōya regrese de instalar al rubio menor.

—Solo encárgate de que no lleguen los refuerzos, si el francotirador no es suficiente, eres libre de usar las granadas.

Gogo asiente con cierto miedo, tampoco había usado un arma en su vida, de hecho ni siquiera había visto una o tenía conocimiento de que existían más tipos aparte de una pistola.

Pero las granadas se le hicieron muy sencillas, destapar y lanzar, cosa de niños.

Tōya regresa sigilosamente con su hermano y se une a la llamada grupal que tienen los demás, conectó sus auriculares inalámbricos y empezó a hablar.

—Gogo, acabo de llegar con los demás, ¿Puedes ocuparte de los que están en la entrada?

Lo intentaré.

Lo bueno es que el francotirador tiene un puntero muy acertado, sus manos cosquillean en cuanto apunta la cabeza de uno de los hombres que resguardan las rejas.

Exhala en un intento por calmarse y dispara, se asusta mucho por el leve salto que dio el arma, cuando vuelve a revisar el puntero, descubre que le reventó la cabeza.

Se horroriza en cierta parte, pero busca calmarse al notar que los demás guardias empiezan a correr hacia dentro del inmueble.

Lleno de determinación, los sigue uno a uno, apuntando y disparando a quienes más cerca estaban de llegar a la puerta. Luego de dos minutos, considera que acabó.

—C-creo que no queda nadie...— Avisa, aún buscando con el puntero todo a lo lejos.

Fíjate en las ventanas o tejados— Oye a su hermano.

Obedece, notando que había alguien "oculto" en un balcón, apuntando a la entrada.

—No vayan aún, hay alguien.

¿Puedes darle?

—Eso creo... Pero siento que apenas dispare, alertará a todos adentro.

En algún momento van a saber que hemos venido, tú dale.

Suspira una vez y vuelve a guiñar el ojo para enfocar su vista hacia el hombre y dispara.

—¡Fallé!— Chilla —L-le di en el hombro, lo s-siento— Entra en crisis y dispara varias veces en la misma dirección, intentando enmendar su error. Cosa que logró, pues el hombre en el balcón terminó cayendo de este mismo.

Toma lo que puedas y cambia de posición, si se dejan guiar por la dirección de los disparos, sabrán de dónde provienen, mantente alejado de dónde estás, cariño— Pide Yamikumo, el pequeño cenizo hace caso a la recomendación.

—Buen trabajo, niño, déjanos el resto a nosotros y no olvides mi primera indicación— Habla Tōya —¡Vamos, vamos!

Los cuatro alfas emprenden su carrera hacia dentro del cuartel.

—Katsuki, la puerta.

El ojirubí no esperó nada para tomar la delantera, quitarle el seguro a la granada y lanzarla contra la entrada.

—Mierda, esta cosa me encanta— Sonríe maravillado por la preciosa explosión.

Aprovechando el humo que salió de esta, empezó a disparar a ciegas con la metralleta.

—¡Mueran todos, bastardos hijos de sus putas y sidosas madres!— Ruge.

Podía oír la novena sinfonía de Beethoven en cada disparo que daba, y mientras el humo se disipaba, su malvado ser solo se llena de éxtasis al ver cuerpos tirados en el suelo, gente huyendo por su vida y otros que inútilmente intentaban enfrentarlo.

Solo por diversión también empezó a disparar los cuadros y adornos.

—Basta, Bakugō, vamos por Izuku en grupos de dos, necesitaremos cuidarnos las espaldas.

Sin pensarlo mucho, Shōto y Tōya hicieron equipo, Yamikumo y Bakugō también y se dividieron entre los pasillos en busca de Izuku y Ai.

—Llegaron por ti, Izuku, ¿Por qué eres tan problematico?— Gruñe Himiko con el ceño fruncido, ingresando con un arma —Dame a Ai.

Su corazón se oprimió.

Negó poniéndose delante de su cachorro.

—Maldita sea, no estoy jugando, dámelo— Se acerca apuntándolo con el arma, Izuku vuelve a negar aguantando su llanto y desesperación.

—¡Jefe! ¡Su padre está llegando!

—Por fin buenas noticias, quédate con él, ya vuelvo— Ordena la rubia saliendo, dejando a Izuku a solas con Jin.

Se vieron con incomodidad unos segundos antes de hacer como si el otro no estuviera en la misma habitación.

Se negaban a aceptar que eran destinados.

Gogó hizo lo pedido y cambió de posición, aún no recibía órdenes por medio de la llamada, pero podía oír la desquiciada risa de su hermano mayor y disparos infinitos.

Frunce el ceño con recelo al ver autos desconocidos llegar, no perdió el tiempo en desasegurar cada granada y lanzarlas contra ellos para evitar su entrada.

Le quedaban pocas, quiso regresar a su sitio original para tener más municiones, pero cuando estaba de regreso, uno de sus auriculares se le cayó, más específicamente el que tenía el micrófono.

Se agachó para recogerlo, había quedado más abajo del camino de la montaña, por lo que tuvo que echarse por completo en la tierra para estirarse, y aún así no podía tomarlo.

—Así que eras tú quien le ponía las cosas difíciles a mis camaradas.

Una escalofriante voz lo obliga a darse la vuelta, hallando a un castaño mirarle con una sonrisa que a cualquiera podía aterrar.

—Un omega no debería estar en un lugar de alfas... A menos, claro, que busque algo— Se relame los labios, causando miedo en el menor —No estás marcado, bien, tendré el honor de ser el primero en probarte— Sonríe con lujuria acercándose.

Su primer pensamiento fue huir.

—Ni siquiera lo pienses— Gruñe —Quédate conmigo y hazme feliz por un momento, omega.

Lloró cuando su cuerpo lo obligó a someterse al alfa.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora