Capítulo 30: Salto en el tiempo.

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Si bien tener a Ai en su vientre fue prácticamente un sueño ya que este no era un problema, tener a su segunda cachorra fue una completa pesadilla.

Las náuseas, vómitos, insomnio, estrés, falta de apetito pero a la vez ganas de comer, dolores de cabeza, de espalda, de pies... Todo hacía que su segundo embarazo se convirtiera en un martirio.

Pero por suerte, Itami era una niña sana y encantadora, al menos después de haber nacido fue un completo alivio, ella era más tranquila que el hiperactivo Ai y no solía meterse en problemas... Aunque claro, ¿En qué tipo de problemas podría meterse una bebé recién nacida?

—Papá Izuku, papá Sensei dice que ya está lista la cena— Llega Ai, quien ya cuenta con nueve años, el pequeño omega sisea un poco al ver a su hermana en el regazo de Izuku, quien prestaba atención a sus clases mientras la mecía.

—Bajaré en un momento para ayudarlo, mi amor— Desvía la atención de la computadora para darle un beso en la mejilla al niño, él bufa —¿Pasa algo?

—Pasa que no había necesidad de darme una hermana— Suspira con resignación —Pero bueno, ya está acá, no es como si la podamos devolver.

Izuku sonríe sabiendo que al cachorro le fastidiaban los llantos de Itami durante las mañanas o noches.

—Te amo.

—Yo también— Responde él acercándose a la computadora —¿Qué es?

—Estoy tomando clases de alemán, mi trabajo lo requiere ya que estaré trabajando con una empresa al-

—Tu trabajo es aburrido— Se tira en la alfombra, mirando el techo —Hay tantos números, tablas, cuentas... Me marean, solo se pone divertido cuando vas al café... En cambio, papá Sensei es más cool, él suele quedarse a conversar con los demás profesores, jugar con sus alumnos o echar chisme con los papás.

—¿Te parece que es así?— Gruñe Shōto ingresando con unos documentos en mano, Ai palideció —Porque te aseguro que gracias a ciertos alumnos, mi trabajo es de los más pesados que puede haber y por eso empatizo demasiado con tus maestros, dime Ai ¿Qué es esto?— Le muestra los papeles.

Izuku ladea la cabeza y mira a su niño esperando una explicación.

—Alana empezó, se reía de mis pecas, dice que parezco un dado— Desvía la mirada.

—¿Y por eso le lanzaste una carpeta?

—¡Qué fuerza!— Sonríe Izuku con orgullo, Shōto lo fulmina con la mirada, el pecoso desvía la suya.

—El bullying no es bueno, papá. Eso me dice el tío Kacchan.

—No es lo único, la profesora me llamó diciendo que no dejas de guiar a tu grupo e incentivar a hacer desorden cada vez que empieza su clase.

—Un niño con muy buenos dotes de liderazgo— Se defiende el menor.

—¿Por qué empezaste una guerra de agua con las mangueras en el club de jardinería?

—Las pobres flores estaban secas, hacía mucho calor, Ishi y yo pensamos que sería bueno regarlas y... Pues la diversión nos ganó.

Shōto cierra sus ojos y cuenta hasta diez. Ai era muy juguetón, eso estaba bien, pero no era gracioso cuando se metía en problemas, oír el nombre de la hija de Katsuki tampoco le hizo gracia. Esa niña podrá tener cinco años, pero heredó el mismo alma desastroza que el cenizo.

—Los Bakugō son una mala influencia, Ai.

—No es verdad— Replican padre e hijo omega, Shōto vuelve a suspirar, se acerca a Ai y lo envuelve en brazos antes de empezar una guerra de cosquillas.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora