Capítulo 3: Omega a salvo.

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—Hola, mis amores— Anunció Inko entrando a casa con su alfa a su lado.

—Mamá, papá— Izuku se levantó a recibir a ambos con un abrazo.

—Alístense, iremos donde los Bakugō a cenar— Habló el alfa de la casa, Izuku asintió emocionado y corrió a su habitación.

—Se muere por él, solo mira cómo fue corriendo— Yō se burló, Yamikumo sonreía por ver a su hermano contento.

Izuku estaba feliz porque vería a su amigo, no porque le gustase realmente.

Ya listos todos y en el auto, fueron a casa de los Bakugō, que los esperaban igual de entusiasmados.

—Hola, nerd— Katsuki se acercó a saludarlo.

—Entre tú y yo, ¿Quién es el más nerd del salón?— Respondió, sacándole una vena en la sien a Katsuki, que le sacudió los cabellos bruscamente como castigo por burlarse de él.

Ellos se mantuvieron en su mundo, compartiendo chismes del salón en voz baja para que el resto no escuche.

—Iremos a mi habitación— Demandó Katsuki, levantándose y caminando hacia las escaleras de la mansión, que lo llevarían a la planta de arriba, Izuku se levantó para ir tras él.

—Ni hablar— Yamikumo se levantó también —¿Cuál es la necesidad de ir a una habitación? Si quieren hablar en privado podrían ir a otro lado.

—Me siento cómodo en mi habitación.

Yamikumo empezó a esparcir agrias feromonas de pelea, el aroma a arándanos inundó el comedor.

Katsuki no se quedó atrás, atacando con su olor a pólvora y glicerina, un olor más fuerte e irritante.

—Kacchan, detente...— Katsuki sintió que posaban una mano sobre la suya, era Izuku mirándolo con súplica, suspiró dispersando su esencia.

—Iremos al jardín.

—¡¿Cómo se te ocurre intentar iniciar una pelea con Katsuki?!— Hizashi abofeteó a su hijo mayor ––Arrodíllate.

—P-papá...— Izuku intentó intervenir.

—Tú cállate, Izuku, luego te toca a ti, también estuviste en falta.

Tragó duro viendo con preocupación a su hermano, que ya estaba con las rodillas en el piso, levantando la mirada con dureza, no había temor en sus ojos, ni arrepentimiento, solo aceptación.

Cerró los ojos al oír que le tiraba con el cinturón en su rostro.

Uno...

Dos...

Tres...

Fueron veintiún veces las que contó que le estrelló el cinturón en la cara, ni una sola vez este se quejó o derramó lágrimas.

Izuku, en cambio, estaba hecho todo un mar de ellas.

—Izuku, a tu posición, luego de tu castigo podrás curarlo.

Se quitó los zapatos y se arrodilló también, pero dándole la espalda, las lágrimas se intensificaron por el miedo, levantó la vista viendo a su hermano, solo ahí Yamikumo reflejó temor y sus ojos se ponían aguados.

Pero no podría interferir, una vez lo intentó y resultó peor para ambos.

De pronto, el sonido de una ráfaga y algo estrellándose sonó, las plantas de los pies de Izuku quemaron, él sí tuvo derecho a quejarse.

Uno..

—Así que te atreviste a insultar a Katsuki delante de su familia, ¿Te pareció correcto haber respondido de esa forma cuando te saludó? Responde.

No sabía que te necesitaba. [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora