One

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Hubo una vez en la que me converti en la señora Morgan como tanto había deseado pero también hubo otra donde termine en un psiquiátrico muriendo de agonía y coraje

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Hubo una vez en la que me converti en la señora Morgan como tanto había deseado pero también hubo otra donde termine en un psiquiátrico muriendo de agonía y coraje.

Ahora me encuentro escuchando a mi verdugo, escuchando como le dice a su mejor amigo que me quiere dejar sin perder un solo peso. Luego se larga, se va dejándome sola en este penthouse enorme con mi soledad.

Me siento en la cama para quitarme el anillo mirándolo con nostalgia, el dolor que siento no es normal y decido dejarlo ir, comienzo a llorar, grito todo lo que puedo hasta que la garganta me duele por el esfuerzo.

Veo el anillo entre mis dedos me cubro el rostro intentando que el dolor se detenga, desperdicie años de mi vida, mi salud mental, mi dignidad. Perdí absolutamente todo en lo que tanto había trabajado e incluso el esfuerzo se vio como si no hubiera valido la pena.

Cometí muchos errores y lo acepto, acepto que no debí engañarlo con un embarazo por lo que seguro esa fue mi condena. Tomo aire para aruñar mi propio rostro con las llemas de mis dedos volviendo a gritar en agonía.

— ¡¿POR QUÉ?! — Grito una y otra vez abrazándome a mi misma, me abrazo buscando consuelo, abrazo a esa joven ingenua y enamoradisa pidiéndole perdón.

Rogándole a mi yo joven por el daño que le hice, disculpándome una y otra vez por no escucharla. Pidiendo perdón por no saber tenerme amor propio.

Unas lamidas en mis mejillas me hacen abrir los ojos, observo como Zeus está arriba de la cama limpiando mis lágrimas. Mueve su cola de una lado a otro. Otro puchero aparece y lo abrazo, me dejo ir al llanto nuevamente. Hipeo después de unos minutos así el perro continúe inmóvil pero sintiendo como respira.

Me alejo sorbiendo mi nariz y pasando mi mano por su estómago húmedo por mis lágrimas. Tomo una prenda de Christopher para secarlo con tranquilidad.

— Seguro siempre te trate mal. — Susurro — Eres compañero indefenso Zeus. Siento tanto las ofensas pasadas. — Sorbo mi nariz de nuevo y el solo me saca la lengua poniendose boca arriba completamente permitiendome secarlo y acariciar su pelaje.

Me pongo el anillo y me limpio el rostro metiéndome a la ducha con Zeus detrás de mi. Se acuesta en la puerta cerrando sus ojos mientras estoy dentro de la tina. Con mis dedos le salpico un poco de agua que lo hace mirarme mal sacándome una risita.

Continuo molestando hasta que se harta alejándose un poco más lo que me hace hacer un puchero. Cierro los ojos mirando mi anillo reluciente ¿de que sirvió el dinero y las joyas? Siempre fui infeliz con ese hombre a mi lado.

— Tal vez nunca fue el dinero. Solo fue ese hombre que me amargo la vida y destruyó el gramo de felicidad. Supongo que lo tengo merecido ¿verdad? — Suspiro y salgo del baño envolviendome en una toalla.

Me arreglo colocandome un vestido precioso, tomo las llaves del auto y Zeus me sigue por lo que ambos bajamos por el ascensor hasta el estacionamiento.

Abro la puerta y Zeus sube permitiendome abrochar su cinturón. Rodeo el coche y emprendo camino a la FEMF. Zeus toma rumbo hacia la oficina de Christopher y yo sigo hasta la de Patrick.

Toco la puerta ante la ausencia de Derek. — ¡Adelante! — Entro y su rostro de sorpresa no pasa desapercibido — Sabrina.

— Patrick. — Tomo asiento — Necesito algo de ti. — Pongo mi bolso en el asiento libre.

— Lo que sea. — Asiente.

— ¿Cuantas infidelidades le ocultas a Christopher? — Su rostro se deforma, me mira con duda y sorpresa pero de inmediato niega.

— No. Christopher no sería capaz...

— Patrick no soy estúpida. Se con quien estoy casada, conozco perfectamente a Christopher solo necesito saber cuantas le haz ocultado y desde cuando.

— Lo siento. — Susurra — Desde siempre.

Asiento aguantando las ganas de llorar y el nudo en mi garganta me hace tomar aire en busca de tranquilizarme. Me mira con lastima y de inmediato niego.

— No hagas eso.

— ¿Qué?

— No me mires con lastima. No la necesito. Dije que quiero algo de ti más no tu lastima, vas a pasarme las grabaciones de él y Angela Klein en su oficina. — Niega y lo observo.

— No puedo hacer eso. Es mi amigo y por dios sabrina.

— ¿Amigo? — Me burlo — Los amigos no alcahuetean. Ellos hacen ver sus errores, te ayudan llevándote por el buen camino Patrick. Les señala lo que está mal porque quieres lo mejor para ellos. — Me levanto — Tú no eres su amigo. — Le extiendo una memoria — Puedes poner las grabaciones ahí. Christopher es mi esposo por lo tanto puedo exigir grabaciones suyas siendome infiel.

La toma con duda mirándome asombrado pero aún así veo como la conecta y me asomo para observar como toma un montón de videos guardándolos en la memoria.

Suspiro con ese dolor aún en mi garganta, solo una oportunidad. Voy a darle un voto de confianza mañana en la cena con Bratt y la mojigata de Rachel. Si me decepciona entonces pediré el divorcio.

— Ya está. — Patrick me extiende la memoria y la tomo — Lo siento.

— No lo hagas. No sientas. — Guardo la memoria — A ti no te fueron infiel por años, tú no desperdiciaste tiempo y esfuerzo. Fui yo. — Camino a la puerta salgo cerrando detrás de mi.

Christopher y yo nos topamos en el pasillo, Zeus viene de inmediato para saludar por lo que acaricio detrás de su oreja ganándose una mirada confundía de su dueño.

— Va a haber una cena con Bratt y su prometida. — Recuerdo — No llegues tarde, se que hiciste una reservacion por lo que solo te recuerdo. Yo te veré ahí.

— ¿Y ese milagro que no quieres ir conmigo?

— Tengo cosas más importantes que hacer antes que estar llendo contigo para todos lados. No eres un niño. No vas a perderte al menos no en el camino. — Observo como Angela sale de su oficina y se sonroja al verme por lo que solo paso por el lado de ambos llendome con Zeus.

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El precio del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora