One-shots -- Universo de Percy Jackson

10- ❤️ Apolo (pt.1/2)

Narración: Omnisciente

Estilo: chica x chico

Pedido: @eva_bm5

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Eva estaba sirviendo cafés y frappes detrás de la barra. Llevaba el audífono izquierdo para escuchar música. Las notas de "The Moon will sing" le acaparaban los pensamientos mientras por memoria muscular preparaba las órdenes de los clientes. Ella era la cajera y barista. Se encargaba de la preparación de las bebidas y después se las daba a su compañero, quien las repartía por la pequeña cafetería. Era un sábado por la tarde, así que no había mucho trabajo. Pero, a pesar de eso, la joven de cabello negro era rápida y eficaz.

- "The moon will sing a song for me..." - tarareó en voz baja. Sus manos limpiaban la barra con la franela de tela.

- "I loved you like the sun"

Se enderezó rápidamente, dejando su auricular caer por el movimiento tan repentino.

Del otro lado de la registradora, tenía a un muchacho... deslumbrante. Debía medir mínimo un metro con ochenta, y su piel era de un bronceado perfecto. El cabello le caía como un haz de luz reflejante con mechones rubios y un brillo cautivador. Su rostro era perfecto, con facciones delicadas y marcadas. Eso sin mencionar la sonrisa perfecta en sus labios.

- Es una buena canción - le dijo con una voz profunda y melodiosa.

Ella se fijó en su ropa casual: un pantalón de mezclilla y una camisa con los primeros botones desabrochados, dejando ver un atisbo de sus músculos. No llevaba joyería. Él era suficientemente llamativo como para necesitar adornos.

- Siempre tuviste un buen gusto en música: clásico y profundo.

Ella abrió su boca con sorpresa.

- ... ¿Te conozco?

- No lo sé... - confesó -. Al menos, no así...

Eva se encontraba muy perturbada. No había tenido muchos amigos en la preparatoria, y en la ciudad solo salía con sus compañeros del trabajo. Sí el chico en verdad la conocía, debía de pertenecer a la otra parte de su vida: la más caótica; la divina.

Divina.

Divino.

De pronto, algo hizo click en su mente.

Esos ojos azules le resultaban conocidos. ¡Ja! Por supuesto que los conocía muy bien.

- ¿Apolo? - preguntó indecisa.

El chico en frente de ella sonrió.

- Es un alivio que me recuerdes.

Ella rió y salió por detrás de la barra. Él extendió sus brazos y atrapó su cintura cuando lo abrazó. Después, como si ella hubiese recapacitado, se separó avergonzada. Apolo se fijó en su sonrojo.

- ¡No puedo creer que seas tú! - exclamó sorprendida -. ¡Mírate! Por fin vuelves a ser tú mismo.

Él se rascó la nuca con nerviosismo, algo que al afable Dios del Sol jamás hubiese hecho. Él siempre desbordaba confianza, peor al parecer, había cambiado un poco.