14- ♊️ ¿Dónde está Ares?

419 23 19
                                    

Narración: Omnisciente

Estilo: Punto de vista de los Dioses 

............

El reloj de Zeus marcaba las nueve de la noche. 

Llevaba 20 minutos esperando a los demás en ese lúgubre sótano. 'Por eso ocurren los problemas, no saben hacer las cosas bien' pensó. La idea de largarse de aquel lugar le pareció tentadora, pero mientras se decidía, sonaron varios pasos en la escalera. Entonces, los causantes aparecieron junto a la puerta del armario de limpieza. 

- ¡Querido esposo! - Hera fue la primera en hablar -. ¿Qué haces aquí tan temprano?

- ¿Temprano? ¿En serio? - los ojos de Zeus se iluminaron con una luz azulada -. ¡Deberían haber llegado todos hace veinte minutos! Ahora son las nueve de la noche y sólo tú y tu grupo de chismosos están aquí. 

- ¡Eres un imbécil! - le reprendió Deméter mientras ella Perséfone, Atenea y Hermes tomaban asiento en la gran mesa redonda. 

Genial, ahora Zeus estaba encerrado con la gente más chismosa del Olimpo, y su esposa formaba parte de ellos. Él volvió a su asiento y fue Hermes quien rompió el silencio. 

- No puedo creer que después de ser tu mensajero, me llames chismoso - dijo con dramatismo. 

- Por favor, Hermes. Eres la fuente más rápida por la que se propagan las cosas. 

El Dios de los ladrones estaba a punto de responder cuando se escucharon gritos arriba. Definitivamente sabían quiénes eran. Hades y Artemisa solían arrastrar de la oreja a Poseidón y Apolo a las reuniones.

- Por favor Art, no quiero estar aquí, ¡no tengo nada que ver! - gritaba Apolo.

- Cállate y baja. Tú también, tío P - Poseidón fue el primero en estar en la visión de los ya presentes. 

- ¡Hermano! - saludó el Dios del mar y tomó asiento a la derecha de Zeus; Hades lo imitó en el lado izquierdo.

- Esto es estúpido - comentó el señor del inframundo mientras pasaba un brazo protector sobre los hombros de Perséfone -, ¿cómo hemos perdido a un gigante de dos metros con problemas de ira y ego? 


- Ni lo menciones, ahora mismo todos podríamos dejar de perder el tiempo mientras trabajamos. O al menos algunos de nosotros. - respondió Zeus fulminando a Apolo con la mirada.

- Sí papá, ya entendí.

Los sollozos que se escuchaban esta vez desde las escaleras informaron a los presentes que Afrodita había llegado al lugar. Hestia la llevaba del brazo mientras la consolaba.

- ¡Oh, mi Ares! - gritó. - ¿Dónde estás querido mío? 


- ¿Podrías fingir un poco Afrodita? Tu marido llegará en cualquier momento y tú estás llorando por tu amante - la reprendió Atenea.

La mirada de la deidad más bella a Atenea era mucho peor que la de Zeus a Apolo. 


One-shots -- Universo de Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora