One-shots -- Universo de Percy Jackson

21- ❇️❤️⭐️ Leo Valdez (pt.3/3)

Narración: Punto de vista de Leo

Estilo: Chica x Chico

Pedido: Anónimo

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No nos veíamos muy heroicos con pijamas y pantuflas, pero ahí estábamos. 

En la entrada, inspeccionamos a nuestro alrededor. 

- Yo izquierda. Frank, ve por la derecha y tú Leo, al frente. ¿Queda claro? - nos dijo Jason como el líder nato que era. 

- Sí, mandón - respondí. 

Avanzamos con sumo cuidado y en silencio. Estudié los postes en la acera, pero no vi nada. La lúgubre calle que se extendía paralela a mí no tenía nada más que un gato negro rebuscando en la basura de un bote. 

Tal vez debíamos adoptarlo, ningún animal merece buscar basura como alimento. 

Me disponía a cruzar la calle cuando se giró a verme y me di cuenta que no era lo que yo pensaba. No, señor. Sus ojos eran muy diferentes, casi... 

- ... dementes - dijo Jason uniéndose a mí por la izquierda. Venía de inspeccionar unos arbustos, lo supe por los pequeños rasguños en sus antebrazos -. Ese no es un gato común. 

- Ya me di cuenta, rayitos. ¿Dónde está Frank? Será mejor quedarnos juntos. 

Volvimos nuestras cabezas hacia atrás, intentando encontrar un atisbo de nuestro amigo. 

Pero no lo hicimos. 

- ¿Frank? - llamó Jason pero nadie respondió. 

- ¿Chicos? - Annabeth nos habló desde la puerta -. ¿Qué sucede?

- No sabemos, Beth. Mejor quédate adentro - pidió el hijo de Zeus, pero ella ya se había acercado a nosotros irguiendo su espada de hueso blanco. 

- ¿Qué es eso? - preguntó notando al animal en la acera opuesta que seguía sentado entre la basura y nos miraba con ojos verdes y de locura.

- No tenemos idea - contesté -. Pero primero debemos buscar a Frank. 

Caminamos por el lado lateral derecho de mi casa. Habían flores, arbustos y unos cuantos cultivos de mi madre, pero no veíamos nada más. 

- No pudo haberse desvanecido... - opinó Jason conflictuado. 

- Vean eso - señaló Annabeth. 

Nuestra rubia amiga señalaba el suelo, donde una lámpara de la calle proyectaba una sombra bailarina sobre nuestras cabezas. 

Por inercia, todos volteamos arriba y nos sorprendimos con la vista. 

- ¡Frank! 

Frank estaba colgado con una soga de los pies y tenía las manos inmovilizadas además de un trozo de cinta cubriendo su boca. Sus ojos no eran muy habladores, pero entendimos lo que rogaban: ¡Bájenme de aquí! 

Jason se elevó con una corriente de aire y cortó sus ataduras. A punto de caer, el chico canadiense se convirtió en un águila y descendió sin herida alguna. Volvió a la normalidad y se quitó la cinta.