One-shots -- Universo de Percy Jackson

27- ⭕️❇️ Leo Valdez (pt.1/3)

Narración: Primera persona 

Estilo: Chica x Chico

Pedido: @mal1978 

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- ¿Qué tal estuvo la universidad, Estefanía? - me preguntó desde el volante. 

- Muy bien, papá. No hubo ninguna guerra ni nada, solo me divertí con mis amigos. 

- Me alegra escuchar eso, ¿piensas ir al Campamento Mestizo por verano?

- De hecho, quería quedarme un tiempo casa... claro, si no te molesta. 

- ¡Cómo se te ocurre! No me vendría nada mal ayuda en el taller, últimamente hay mucho trabajo. 

- Bien, hagámoslo - le sonreí desde el copiloto. 

Mi padre y yo continuamos el viaje en la camioneta Ford roja hasta la casa en Manhattan. Escuchábamos nuestras canciones favoritas y cantamos a dueto. Luego de unas horas se hizo de noche y por fin llegamos. El taller se alzó ante mí. Era como cualquier refaccionaria común, pero arriba estaba construida mi casa. Si me ponía frente a la entrada del taller, se podía apreciar perfectamente la terraza en la que pasábamos el tiempo jugando juegos de mesa y yo cuidaba de mis plantas. Maya, la novia de papá, nos recibió. 

- ¡Estef! Me alegra tanto que estés en casa... ¡cuéntame sobre tu primer año en Nueva Roma! 

La saludé. Desempacamos y entramos por la estrecha escalera que nos llevaba arriba. Me llegó el olor a panecillos de naranja y Maya rió cuando la volví a abrazar. 

- ¡Gracias! 

- No hay de que, Estefanía. 

La noche nos había demorado en cansancio, así que les hablé cosas muy generales sobre mis materias, amigos y la ciudad, y nos fuimos a dormir. 

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Me sentí muy motivada después de la ducha de la mañana, fue así que me coloqué una playera cómoda, me vestí con el overol que mi papá me había dado hace mucho (tuve que cortarlo y hacerlo short porque la talla renunció a mí), me hice una trenza y me les uní en el desayuno. 

- Vaya, nunca te levantas tan temprano, Estef - mencionó mi papá tomando su jugo de naranja. 

Yo me recargué en la encimera de la colorida cocina con estilo mediterráneo. Maya me extendió un pan tostado y le agradecí. 

- Dijiste que tenías mucho trabajo en el taller, así que hoy comienzo a ayudarte - dije. 

- ¡Genial! Tengo que ver a un cliente en su corral de camiones, así que tu podrás ayudarme con la tarea del día. 

- ¿Y cuál es? - pregunté curiosa. 

- Entrenar al nuevo. 

Maya casi tiró su plato. Las dos intercambiamos una mirada y nos sentamos en la mesa para acompañar a papá. 

- ¿Por qué lucen tan sorprendidas? - preguntó recargando sus brazos en la mesa.