One-shots -- Universo de Percy Jackson

29- ⚠️❇️❤️Leo Valdez (pt.3/3)

Narración: Primera persona

Estilo: Chica x Chico

Pedido: @mal1978

Disclaimer: Contenido +18

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Maldito y estúpido Valdez. 

Mientras ayudaba a limpiar la cocina después de la cena, no me lo podía sacar de la mente, y en mi vientre aún sentía un ardor que lo pedía a él. ¡Condenadas hormonas! 

- Estef, me alegra que tú y Leo hayan hecho las pases al fin - me dijo Maya mientras secaba los platos que yo le iba pasando enjuagados.

Papá quien se encontraba enjabonándolos, me miró sonriente. 

- ¿Fuiste sincera? ¿Le contaste lo que te molestaba de él?

- Eh... - titubeé -. Un poco supongo. 

Un par de minutos después terminamos y nos fuimos a las habitaciones. Yo ya me había cepillado los dientes y el cabello. Incluso me puse el camisón de pijama pero no podía dormir. 

Maldita sea, no dejaba de pensar en ese moreno. No eran ni veinte minutos desde que se fue y yo lo extrañaba. No, olvídenlo, lo necesitaba. 

Fue así que me puse las sandalias y atravesé la casa hasta llegar al balcón buscando despejarme. Traje agua en una pequeña regadera de jardín y analicé la vista del lugar. La calle estaba vacía, solo se veía un poste de luz al frente. Suspiré mirando luna. 

Mientras regaba mis orquídeas pensé en lo mucho que hubiese preferido ser hija de Deméter. También mi mente divagó hacia recuerdos en el Campamento Mestizo, pero aún con todo ello mis pensamientos volvían a él. Su toque, su sonrisa, sus labios... Dioses, ¡cómo me había gustado besarlo! 

Pero no estaba bien, ¿verdad? Todo era muy confuso... yo seguía aborreciéndolo, ¿no?

- Pss... 

Levanté la cabeza de los arbustos. 

No mames, no puede ser cierto. 

- Pss - insistieron. 

Yo dejé la regadera en una esquina y me asomé por el balcón. 

Ahí estaba Valdez, con su sonrisa coqueta y los ojos de fuego danzante. 

- Hola, Estef - me saludó con sorna. 

- ¿Qué demonios haces aquí? - pregunté sin alzar la voz para no despertar a mis papás -. Creí que ya te habías ido a tu casa... 

- Sí fui a mi departamento - corroboró -. Pero me di cuenta de que no podría dormir y sabía que tú tampoco. 

Yo lo miré anonadada. Sentí una corriente de aire acariciarme la piel desnuda. 

- ¿Qué? ¿Vas a bajar o tengo que escalar hasta tu balcón? - se burló. 

Yo bufé pero me mordí el labio. 

- Dame un segundo... 

Volví dentro de la casa y busqué las llaves del taller en la mesa principal. Con mucho cuidado de no hacer ruido, salí y bajé las escaleras.