Mi Destino [Ineffable Husbands]

𝔄𝔩𝔦𝔞𝔡𝔬𝔰

Dedicado a: 💜 cosamalHechaKawaii 💜  Mael_ghoul 💜 alejandra-pacheco💜  muchii96 💜 ViczuryBL 💜

Debía estar completamente loca.

Hace unos días Gabriel Arch le había confesado que deseaba tener hijos de sangre, destrozando su corazón ante la posibilidad de estar juntos y ahora estaba en el rincón más oculto de un pasillo que daba a los jardines, de una forma bastante indecorosa con el mismo Gabriel. No estaban en su habitación por que su niñera y algunas sirvientas estarían ahí, y en la de Gabriel tampoco, porque la compartía con algunos soldados de Caelum.

La tenía contra la pared, mientras devoraba su cuello, sus labios y sus pechos, o dioses, su corsé era un desastre, y no quería imaginar su cabello. Pero todo esto era tan delicioso y tan prohibido.

Las manos de Gabriel viajaron debajo de sus faldas, a través de su ropa interior, tocando su vulva, con el descubrimiento vergonzoso y a la vez excitante de que estaba mojada. No tardó en sentir como los metía y llevó su mano a la boca para evitar gemir a todo volumen. Se dejó llevar por el placer y el delicioso aroma a sándalo de su amante, ojalá ella pudiera liberar feromonas como los Omegas.

-Eres tan hermosa.- Murmuró Gabriel en medio del placer.

Algo en su corazón se agrandó y la llenó de calidez, si bien no era la primera vez que alguno de sus amantes elogiaba su belleza, había algo en Gabriel que se sentía íntimo. El Alfa retiró la mano de la boca de ella para poder besarla.

-¿Podría verte en tu habitación esta noche?- Preguntó.

-¿Tan insaciable eres?- Se burló ella.

-Contigo, sí. Pero no es por eso, en realidad es una invitación, me gustaría, ya sabes, estar más cómodos y no escondidos en un pasillo.- Dijo con su seductora voz.

"No, no lo hagas, eso solo te va llevar al desastre. Gabriel quiere hijos propios, te romperá el corazón."

-Atento después de la media noche.- Murmuró ella entre jadeos.

Entonces Gabriel movió su mano y jugueteó con sus dedos cada vez más rápido, hasta que la princesa llegó al clímax, fue una suerte que estuvieran abrazados, pues usó su cuerpo para frenar su caída, ya que las piernas de la joven temblaron (y aún faltaba algo de recuperación en su pierna lastimada), quedando con una sensación de estar flotando.

Por supuesto, luego de recuperarse, ambos se ayudaron mutuamente a arreglar el desastre que era su respectiva ropa.

-Amo tu aroma de romero.- Le dijo él.