A Mano.

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– Tomarás este cheque y te irás — saca su chequera — Sin escándalos

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– Tomarás este cheque y te irás — saca su chequera — Sin escándalos

– Cheque no, el banco se lo quedaría

– Bien, te alistare todo en un sobre, volteate — suspira levantándose

– ¿Por qué debería de voltearme? Somos familia

– Ah no — sonríe — Dejamos de ser familia desde que me vendiste y si te estoy dando este dinero es porque Regina no quiere verte, yo tampoco y te quiero lejos de mi sobrina, así que volteate o no te daré nada

– Bien, me volteare — accede — Pero deberías agradecerme, mira todo lo que tienes — le da la espalda

– Uy si, gracias por dejarme con un hombre viejo y asqueroso que continuó violandome por unos años más hasta que al fin se murió de un infarto — abre la caja fuerte — ¡Gracias!

– Bueno, por lo menos no te duro mucho ¿No? Además recuerdo bien cuando acudiste a mi porque querías deshacerte del problema






Altagracia dejo de guardar el dinero en el sobre al oírla decir eso, estrujo el papel hasta hacerlo crujir un poco, se dio unos segundos para respirar y continuar guardando otro poco.






– Lárgate — avienta el sobre en el escritorio — Lárgate ahora

– Uy ¿Nos pusimos tristes? Porque no estabas muy triste cuando me exigiste que lo solucionará

– ¡Lárgate! — alza la voz

– De acuerdo — toma el dinero — No necesitas molestarte ni gritar querida sobrina, nos vemos en unos meses — sonríe y se retira

– ¡Matamoros! — se apoya en el escritorio — ¡Matamoros!

– Si Doña — aparece segundos después — Baltazar la esta sacando por la parte de atrás, su hermana no bajo ni apareció así que no la vio

– Perfecto pero no era por eso, manda a Blatazar seguirla, quiero que la vigilen y cuando este sola, sin una maldita alma por ahí... La matan y quiero mi sobre de regreso

– Si Doña, lo llamaré ahora — busca su teléfono

– No, mandale un mensaje o ella va a sospecha, cuando este muerta, fría y tiesa se la llevan a la hacienda para que la metan en ácido y demás esta decir que nadie debe darse cuenta

– No se preocupe, no vamos a fallarle Doña

– Puedes retirarte — suspira — Infórmenme si hay algún cambio







Lentamente tomó asiento y aprovecho para recargarse ya que aquella sensación de que aplastaban su pecho con fuerza comenzaba a manifestarse, hace mucho tiempo había enterrado aquel momento de su vida, incluso logró borrarlo de su mente hasta ahora, poco a poco el aire comenzó a faltarle lo que la obligó a caminar hasta la ventana para abrirla, tardo varios minutos en regularizar su respiración hasta imitar una normal, todavía se hiperventilaba de a ratos e incluso se sentía mareada pero lo inevitable ocurrió y su cerebro comenzó a reproducirle recuerdos de aquel día.




°•°•Perfidia°•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora