Buenos Días.

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– Bueno mi amor — aplica crema sobre vientre — Tienes que prometer que aunque tu madre se ponga histérica, tú no vas a salir por nada del mundo, porque todavía no te toca ¿Estamos?

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– Bueno mi amor — aplica crema sobre vientre — Tienes que prometer que aunque tu madre se ponga histérica, tú no vas a salir por nada del mundo, porque todavía no te toca ¿Estamos?







Había salido de la ducha hace un par de minutos y como tenía reposo decidió acomodarse de una vez en la cama para continuar con su rutina de cuidado, desde que entró al segundo trimestre empezó a notar cambios en su piel, además de lo obvio pues su vientre crecía cada vez más, también en el rostro y manos así que después de una visita a su dermatologa inicio una rutina nocturna, últimamente no se había dado mimos de este estilo debido a que estaba siempre enfocada en otra cosa, este pequeño traspié había sido positivo pues ahora era más consciente de los cambios en su cuerpo e incluso era un momento para conectar con la bebé, debido que a veces se sentía más como una incubadora que como su madre.







– Tú vas a hacer una entrada dramática si quieres pero en cuatro meses más ¿Estamos? Si quieres asustarme con la posibilidad de salir en la camioneta ¡Hazlo! O aquí en la casa pero te me esperas cuatro meses corazón







Sonrió levemente al ver asomar un piecito en el lado derecho de su vientre, sabía perfectamente que estaba despierta a esta ahora apesar de que ya era algo tarde. Mientras en la casa todo era paz y tranquilidad, afuera José Luís se enfrentaba a Baltazar quien no le permitía ingresar a la casa, La Doña no había dicho que este sujeto se presentaría ni que tenía la entrada liberada así que obviamente no lo iba a dejar pasar.







– Lo siento señor Navarrete pero La Doña no dejó dicho que usted puede pasar a la casa

– No es necesario, soy el padre de ese bebé y ella es mi pareja

– Aún así, hay reglas y protocolos, así como horarios de visita, La Doña debe estar descansando en este momento así que le pido que se retire

– Baltazar, tú me conoces, sabes quiey soy, no representó ninguna amenaza para ella, así que dejame pasar

– Respondo a las órdenes de La Doña y si ella no ha dicho que usted puede pasar en cualquier horario a la casa, lo siento mucho no puedo dejarle entrar

– Entiendo que la seguridad sea más estricta porque tu jefa está paranoica pero justamente por eso debo estar con ella, marcale e informale que me tienes aquí esperando en lugar de ir con ella

– Como ya le dije, se encuentra descansando y por su condición actual no creo que quiera que la despierte

– Entonces hagamoslo más fácil, me dejas pasar y no la molestamos

– Pero usted entrará a la casa, va a molestarla y sabrá que fui yo quien lo dejó pasar, porque estoy de guardia

– Ella sabe que soy persuasivo, lo entenderá

°•°•Perfidia°•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora