°•°•Perfidia°•°•

¡Quieto!.

Habían sido tres semanas intensas para Altagracia, entre la prensa que la presionaba, José Luís que no aceptaba su enojo y que le prohibiera la entrada a la casa, actualmente estaba al inicio del sexto mes y ahora sí sería imposible esconder el embarazo, por fin su vientre había explotado lo suficiente como para volverse hermosamente prominente pero también era molesto, en especial a la hora de dormir. Las obras en el futuro cuarto de la bebé seguían su curso lento todos los días, lastimosamente no puedes apresurar un mural a menos que quieras arriesgarte a que quede horrible, tanta espera comenzaba a volverla loca pues todavía faltaba acomodar los muebles, la decoración adicional como cuadros infantiles en acuarela.

Como la inspiración había sido el campo y su tranquilidad, decidió utilizar estas semanas para hacer ella misma los cuadros que irían en el cuarto de su hija, ciertamente no había nada más en lo que podía ocupar su mente, no deseaba hablar con José Luís y pelear así que se encerró en su fortaleza que llamaba hogar, sacó los lápices, acuarelas y de una vez también su tableta porque aquí se utilizarían varios métodos para dibujar, el haber estudiado Arquitectura le permitió incursionar en el dibujo como siempre quiso hacerlo desde niña, sólo tomó algunas fotos de la hacienda como referencia para crear distintos diseños que se vieran tiernos además de bonitos.

El primero fue una combinación entre tinta china y acuarelas, se trató de un tierno conejito que parecía estar alerta apesar de estar metido en un arbusto de flores, el siguiente dibujo fue a lápiz, de hecho le llevó mucho tiempo por esa razón, se trataba de un ratoncito de campo que se dio un gran festín al robarse las mandarinas, fue complicado darle un aire caricaturesco así como rasgos tiernos pero estaba contenta con el resultado, ese cuadro iría en la pared que daba al closet, junto con otros dos dibujos de unos limones y unas granadas.