Vigilancia.

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– Ve abriendo la camioneta — indica — Porque nos está siguiendo — apura el paso

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– Ve abriendo la camioneta — indica — Porque nos está siguiendo — apura el paso

– Doña si usted me lo manda yo...

– ¿Crees que pegarle va hacer que se detenga? Lo conozco, esta molesto por lo que dije

– Bueno es que...

– Si ya sé, me pasé un poquito pero me la debía así que apura el paso y abre ya la camioneta

– No la puedo dejar aquí — camina a la par suya

– No me va hacer nada, cargo con su descendencia — susurra — Se corta la mano antes de lastimarme, corre

– Si Doña.





Estaba tan concentrada en caminar lo más rápido que sus botas le permitieran que se equivoco de pasillo permitiéndole a Luís alcanzarla por su momento de torpeza.





– No me estés jaloneando — dice entre dientes cuando la toma por el brazo dirigiendola a la salida — Me estás lastimando Luís, además caminas muy rápido y estoy usando tacón

– Apenas te estoy tocando, no seas exagerada — la suelta una vez están afuera — Lo que dijiste allá...

– ¿Te dolió no? — sonríe cruzando los brazos haciendo evidente la curva en su vientre — Estamos a mano por lo de "La Loquera" ¿Te acuerdas?

– ¿Todavía con eso? ¿Qué más me vas achacar? Como yo lo veo se te están acabando las excusas para enojarte conmigo

– Estoy embarazada y hormonal, puedo enojarme el tiempo que se me dé la gana

– Y supongo que eso también es culpa mía

– ¡Ah! — ríe suave señalandolo con el dedo índice en forma burlona — ¡Quisieras! Esto — apoya la mano sobre su vientre — Es culpa del vino blanco y de una noche desenfrenada con un lindo Francesito

– Ya deja de mentir, sabes bien que este bebé es mío, estás en segundo trimestre — se acerca — Lo que quiere decir que tienes cuatro meses, seguías conmigo, es mi bebé

– No, es mi bebé — "golpea" su pecho con el dedo índice marcando distancia — Y te dije que estaba con Europeo, no necesito ir hasta allá para eso, ellos vienen

– Por favor Altagracia, ya no mientas ¿En que momento según tú hubieras podido?

– ¿Disculpa? Te veía a veces en las tardes y sino en las noches, tenía todo el tiempo del mundo

– Es — apoya la mano sobre la suya acariciando su vientre — Mi bebé y no me vas a convencer de lo contrario porque yo sé cuanto me amas, no hubieras agarrado a cualquier idiota por ahí, este bebé lo hicimos juntos

– Quita tu mano si no quieres que te la arranque — advierte — Es mi bebé ¿Oíste? Tú aquí no tienes nada que ver, vete a buscar a tu hija que esté es mío — se aleja volviendo a caminar con rapidez

°•°•Perfidia°•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora