– ¿Seguiremos viniendo a este hotel o vas a ir a mi casa? — comienza a vestirse
– Creo que ir a tu casa es más seguro para ambos, aquí es muy fácil que nos tomen fotos
– No si sobornas al personal adecuado pero está bien, no tengo problema con que vayas a mi casa — sonríe — De hecho te ves más sexy en mi cama
– ¿Si? — le devuelve la sonrisa — ¿Para qué te vistes?
– Porque debo ir a trabajar guapo
– Tomate el día — insiste
– Uhm ¿Tomarme el día? — deja caer el vestido
– Si, estuvimos una semana lejos, estaba molesto pero no dejaba de pensar en ti
– ¿Cosas buenas o cosas malas? — amaga quitarse la ropa interior
– Cincuenta y cincuenta, quédate aquí conmigo
– Uhm... No — recoge el vestido
– ¿Por qué no? — sale de la cama
– Ya te dije, tengo que trabajar, debo supervisar las obras de las plazas y el parque
– ¡Que coincidencia! Tienes una aquí bien cerca, puedes ir después — la abraza por la cintura
– Luís — sonríe — ¿Tendremos sexo todo el día?
– No, podemos ver algún programa de tv, charlar, dormir estaría fantástico ¿No crees?
– De acuerdo, regresa a la cama, llamaré a mi asistente para que mande a alguien más
– Ambos sabemos que ya hiciste eso, sólo estabas buscando una excusa para que te lo pidiera — besa su cuello
– Si... Pero se siente lindo cuando me pides quedarme — gira lo suficiente para estar frente a frente — ¿Está noche vendrás o nos veremos otro día?
– ¿Tú que prefieres? — la toma por las mejillas
– Que te mudes conmigo pero eso es tema para otro día
– Tú podrías mudarte conmigo
– Ay no, adoro mi casa, ya la viste es preciosa además de enorme
– ¿Para qué quieres vivir en una casa tan grande?
– Para tener suficientes lugares donde escondernos tú y yo de los niños — se inclina dándole un beso
– ¿Niños? — rodea su cintura con ambos brazos
– Claro, Heli necesita al menos dos hermanos
– ¿Nada más dos?
– Pues si ¿O qué? ¿Cuántos niños piensas tener?
– Todavía no lo he pensado, creo que para empezar dos es un buen número
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°•°•Perfidia°•°•
FanfictionPerfidia: Deslealtad o maldad extrema. "las malas lenguas cultas la llamaban Aspasia, como a la mujer de Pericles, aquella que, con su perfidia, llenó de sangre el mundo de las calles de Samos y Megara"